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Rompiendo termómetros de mercurio…

26 March, 2012
A raíz de la noticia "Nostálgicos del mercurio" (ver luego) nos pareció oportuno brindar información sobre la rotura de termómetros de mercurio, que sigue siendo una consulta muy frecuente en Sertox. El termómetro es un instrumento de medición de temperatura. Desde su invención ha evolucionado mucho, principalmente a partir del desarrollo de dispositivos electrónicos digitales. Inicialmente se diseñaron aprovechando el fenómeno de la dilatación, por lo que se prefería el uso de materiales con elevado coeficiente de dilatación, de modo que, al aumentar la temperatura, su estiramiento fuera fácilmente visible.
Rompiendo termómetros de mercurio...
Termómetros varios
(Sertox)
El metal base que se utiliza/ba en este tipo de termómetros es/ha sido el mercurio, encerrado en un tubo de vidrio que tiene una escala graduada.
Desde abril de 2009, ya no se pueden fabricar ni vender termómetros de mercurio en la Unión Europea. En Argentina la Resolución 139/2009 del Ministerio de Salud de la Nación, promueve un plan de minimización de exposición y reemplazo del mercurio en el sector salud e instruye a los hospitales y centros de salud del país sobre los nuevos procedimientos de compra de insumos para la restricción progresiva del mercurio como insumo en equipos o en prácticas médicas y odontológicas; asimismo la  Resolución Ministerial Nº  274/2010 prohíbe la producción, importación, comercialización o cesión gratuita de esfigmomanómetros de columna de mercurio para la evaluación de la tensión arterial destinados al público en general, a la atención médica y veterinaria. Como consecuencia, se permite la comercialización de termómetros de mercurio para el uso familiar, pero el sector de mayor demanda de los mismos (atención médica) los reemplaza por dispositivos digitales  (Ver noticias en nuestro sitio: 1)Comenzó en Argentina el proceso de sustitucion del mercurio (phase out) en el sector de la salud (2009); 2) Residuos Peligrosos generados en centros de salud (2009); 3)  El fín de los tensiómetros de columna de mercurio, 2010), que deben cumplir una serie de características técnicas previamente establecidas por la ANMAT.

¿Es peligroso para la salud el mercurio que se libera al romperse un termómetro?Se considera que el mercurio metálico se absorbe muy poco por vía digestiva (alrededor de 0.01%) y, por otra parte, el contenido en los termómetros clínicos es muy pequeño (1 gramo), con lo que la rotura en la boca  de un termómetro de mercurio y el derrame y/o ingestión de su contenido por un niño pequeño resulta poco peligroso.Generalmente son episodios en que los niños están jugando con el termometro y resulta infrecuente durante su uso, porque es norma en el país la valoración de la temperatura axilar/o inguinal y no oral.  Este episodio figura entre las consultas caracterizadas como de muy baja o nula toxicidad aguda en todos los Centros de Toxicología del mundo. Hace treinta años se acostumbraba, en Rosario,  pedir dosaje de mercurio en orina en niños con este antecedente, pero la mayoría de las veces daba resultados muy bajos o no detectables por lo que se decidió discontinuar esa norma. A pesar de esta escasa o nula toxicidad aguda, la extensa difusión sobre los riesgos de contaminación ambiental por mercurio, hacen que estos episodios generen mucha angustia familiar en casos de ingestión como los referidos o de eventual inhalación y/o contacto cutáneo, a partir de un derrame ambiental por rotura del termómetro de mercurio. Por ello nos parece importante aportar una guía de procedimientos para la recolección de un derrame de mercurio:

¿Qué hacer si se rompe el termómetro de mercurio? 
Desde el Ministerio de Salud de la Nación nos acercan el siguiente esquema procedimental para la contención de un pequeño derrame de mercurio en el ámbito hogareño:

Se recomienda no usar aspiradora ni escoba, ya que las bolitas del metal se romperían en otras más pequeñas y más difíciles de recolectar y por otro lado seria imposible descontaminar los elementos de limpieza; tambien se recomienda evitar el uso de productos químicos, en especial si tienen amoniaco, pues podrían desprenderse compuestos tóxicos.
Los pasos a seguir son:
 
1.   Contener el derrame evitando que las gotas de mercurio se dispersen – bloqueando su camino con trapos, por ejemplo- e impedir que el mercurio caiga por desagües o grietas.  
2.   Solicitar a toda persona que esté en el área donde se realizará la limpieza, que se retire del lugar. Mantener una ventilación natural abierta. Apagar el sistema de aire acondicionado, si lo hubiera, para evitar la dispersión de los vapores de mercurio y cerrar toda fuente de calor que pudiera estar activa en la habitación (estufas, hornallas).        
3.   Quitarse todas las alhajas de las manos para protegerlas (el mercurio puede amalgamarse con otros metales) y utilizar guantes de goma o látex. 
4.   El mercurio se puede limpiar fácilmente de las superficies como madera, cerámica y similares, pero si el derrame sucediera sobre alfombras, tapizados u otras superficies afines, puede ser muy difícil de limpiar; en ese caso cabe evaluar la decisión de cortar y remover  la porción afectada para su descarte. 
5.   Si hay restos de vidrio u objetos cortantes, recogerlos con cuidado, colocarlos sobre una toalla de papel, doblar la toalla e introducirla en una bolsa hermética. 
6.   Localizar las gotas de mercurio; utilizar un cartón y trapos pequeños y húmedos para juntar y recoger las bolitas de mercurio, con movimientos lentos para mantener el mercurio derramado bajo control en todo momento y evitar su división y dispersión. Eventualmente una linterna, sostenida en un ángulo bajo, cercano al piso, puede completar el procedimiento de limpieza localizando, por el brillo, gotas de mercurio que pudieran haber quedado pegadas en la superficie o en pequeñas hendijas del suelo. El mercurio puede recorrer distancias sorprendentes en superficies duras y lisas, por lo que se deberá asegurar de inspeccionar una amplia zona alrededor del envase roto. Puede ser util usar un gotero o jeringa o cinta adhesiva para aspirar/recolectar las gotas de mercurio que pudieran haber quedado en rendijas, o que sean muy pequeñas.
7.   Transferir el mercurio recogido lenta y cuidadosamente a un recipiente con tapa y parcialmente lleno de agua; se sugiere que tal acción sea realizada sobre algún elemento contenedor por posibles derrames durante la maniobra. Colocar el recipiente en la bolsa junto con los restos del vidrio, los guantes, el gotero o jeringa si se hubieran utilizado, el carton y los trapos que se han usado para la limpieza. Asegurar su rotulado (“Peligro. Desechos de mercurio“) y su cierre hermético con cinta adhesiva. que se hubiera utilizado
8.   Ventilar el ambiente. Lavarse bien las manos con agua y jabón. 
 El mercurio es un importante contaminante ambiental, así que el resultado de la recolección de un derrame en el ámbito domiciliario no debería tirarse por el desagüe ni a la basura; lo ideal es consultar con las autoridades locales de Salud o Ambiente cuál es el destino que se considera más apropiado en cada comunidad: en el país no existen aún normativas nacionales desde Medio Ambiente para la recolección diferenciada y diseño de lugares especialmente pensados para su destino final (problema que persiste pendiente en todo el mundo), con lo que el tema se resuelve desde la gestión local. 
Leer la noticia relacionada que nos motivó a escribir este artículo: Nostálgicos del mercurio. elmundo.es. 17/03/12. Los termómetros digitales en la axila, la opción más aconsejada.Más allá del tipo de termómetro, lo mejor es no obsesionarse con la fiebre.Ilustración de Luis Parejo
(Ilustración de Luis Parejo)Con permiso de los ecologistas, son muchos los padres que añoran los viejos (y fiables) termómetros de mercurio. Los pediatras recomiendan ahora los modelos electrónicos aunque, por encima de todo, aconsejan a los padres no obsesionarse con la fiebre y aprender a valorar el estado general del niño.
Desde 2007, los termómetros de mercurio están prohibidos en la Unión Europea por los riesgos derivados de este metal pesado sobre la salud y el medio ambiente. También la Academia estadounidense de Pediatría los desaconseja por el riesgo de que se rompan.
Por eso, aunque muchas familias aún conservan el viejo termómetro de mercurio en casa ("como oro en paño"), la alternativa más extendida y recomendad para medir la fiebre en niños son los termómetros digitales, que ofrecen la temperatura en un lector digital en unos pocos minutos.
Para una correcta lectura, los fabricantes recomiendan que el aparato no haya estado expuesto al sol o a altas temperaturas, borrar las lecturas previas de la pantalla y no hacer la medición si el niño está muy abrigado o se acaba de bañar. Una vez colocado en la axila, es importante que el termómetro toque la piel y no la ropa; también conviene revisar la pila, porque pueden dar falsas mediciones si se está agotando.
Ana Luna, supervisora de Recursos Materiales de Enfermería en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, confirma la diferencia de medio grado que suele existir entre el mercurio y algunos modelos digitales. "Y ese medio grado puede ser importante en los casos más graves, en los que un pico de fiebre nos obliga a pedir un análisis de sangre", explica. En casa, apunta, lo ideal sería tener un par de termómetros para poder comparar en caso de duda.
Dónde ponerlo
Otra cuestión está en donde poner el termómetro al niño. La vieja imagen de un pequeño con el mercurio colgando de la boca es "cosa de películas", como dice el doctor Luis Santos, jefe de Pediatría en el Hospital de Denia. "Para que la temperatura de la boca sea correcta, ésta tiene que estar cerrada todo el tiempo, y si el niño llora o tose, el resultado ya no vale", explica por su parte Antonio Jurado, jefe de Pediatría del Hospital Carlos Haya de Málaga.
La axila y el recto son pues los lugares más recomendados. "Lo que se busca es la temperatura central, porque el niño puede tener fiebre y las manos o pies fríos", explica Santos, que acumula 30 años de experiencia. Para eso, el recto es la vía más precisa, aunque para los padres que no se atrevan a introducir el termómetro a su pequeño por miedo a hacerle daño o porque no se esté quieto, la axila es lo más aproximado y menos invasivo. Los que opten por la vía rectal deben tener en cuenta que arroja medio grado más que por vía cutánea.
Las otras alternativas son la frente o el oído, aunque Santos advierte que para este último se exige cierta pericia porque hace falta apuntar al tímpano y no sólo a la piel, "levantando la oreja hacia arriba y hacia atrás". Tal vez por eso, los termómetros timpánicos suelen ser los más utilizados en los servicios de Pediatría de los hospitales, entre otras razones porque gracias a los capuchones desechables resultan también más asépticos y arrojan el resultado en apenas unos segundos. Que sean también más caros suele alejarlos del botiquín de casa; quienes los usen deben saber que también miden medio grado más que la axila y que son poco precisos en niños menores de tres meses porque su conducto auditivo es corto y estrecho.
Existen además, otros modelos que utilizan una tira plástica flexible que se coloca en la frente (en algunos casos sin necesidad si quiera de contacto con la piel), aunque los pediatras consultados por ELMUNDO.es coinciden en que son menos precisos. "Puede ser, por ejemplo, que el niño haya estado recostado sobre ese lado de la cara y eso eleve la medida", apunta un especialista. "Casi sólo sirven para confirmar la sensación cutánea que puede tener un padre al tocar la frente con la mano", apunta Jurado.
Dicho todo esto, el doctor Jurado resume la situación así: admitiendo que los de mercurio eran los más fiables (y contaminantes), hoy por hoy los termómetros digitales son la opción más aconsejable en casa. "Son cómodos, rigurosos en su medida, rápidos, y pueden utilizarse en los sitios más fiables, como la axila, el recto o incluso la ingle".
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