El risueño Elmo, aquel entrañable personaje de Plaza Sésamo, se podría convertir en un serio obstáculo para el milagro económico chino. Con su apariencia inofensiva, un millón y medio de juguetes fabricados en el país asiático, muchos de la famosa serie infantil, estaban cubiertos por pigmentos tóxicos. Se trata del último en una serie de escándalos, desde llantas defectuosas hasta comida de mar contaminada, que cuestionan la calidad de los productos ‘Made in China’.
La pintura de 83 modelos de Fisher Price, incluido el popular monstruo rojo, tendría exceso de plomo, un material que está prohibido no sólo en juguetes sino en cualquier objeto que pueda estar en contacto con los humanos. Incluso en pequeñas dosis, el plomo produce una intoxicación de graves consecuencias. Cerca de un millón de estos juguetes serán retirados del mercado en Estados Unidos, y otro medio millón en países tan distintos como Reino Unido, Canadá, Australia o Argentina, con un costo que se calcula en 30 millones de dólares. A diferencia de otros incidentes con medianos fabricantes, en este caso resultó afectada una gran compañía y, sobre todo, un sector de consumidores muy delicado. En un caso similar, en junio se habían retirado millón y medio de trencitos de madera, por el mismo problema. Si un niño muriera, podría generar un movimiento de rechazo a las importaciones chinas.