La prohibición de unas sustancias químicas reduce la exposición de los humanos, halla un estudio.nlm.nih.gov. 16/01/14. Pero la exposición a ftalatos similares que no han sido prohibidos ha aumentado, señalan los investigadores. Prohibir ciertos tipos de una clase común de sustancias químicas conocidas como ftalatos ha reducido la exposición de los estadounidenses a los daños potenciales de dichas sustancias, sugiere un estudio reciente.Pero los investigadores también hallaron evidencia de una mayor exposición a otros ftalatos que podrían plantear unos riesgos sanitarios similares.Leer noticia con referencia al artículo original, en inglés.
Los ftalatos se utilizan para hacer que el plástico sea más flexible, y se hallan en artículos como el esmalte de uñas, los perfumes, los productos de plástico y los materiales de construcción. En 2009, el Congreso de EE. UU. votó la prohibición de algunas de las sustancias químicas en los productos para niños, debido a sus efectos de interferencia en las hormonas humanas. "La exposición a tres de los ftalatos que se han prohibido en los juguetes de los niños se ha reducido en 10 años", aseguró la investigadora líder, Ami Zota, profesora asistente de salud ambiental y ocupacional de la Facultad de Salud Pública y Servicios de Salud de la Universidad de George Washington. Pero la exposición a otros ftalatos ha aumentado, dijo Zota. "[El aumento] probablemente se deba a que estos nuevos ftalatos están reemplazando los ftalatos que hemos descartado paulatinamente", planteó. Algunos de estos ftalatos más nuevos se han estudiado en animales, y se ha descubierto que son igual de nocivos que los prohibidos, añadió Zota. "No estamos seguros sobre sus efectos potenciales en la salud humana", señaló. Zota dijo que cree que las compañías están reemplazando las sustancias prohibidas con ftalatos que no han sido prohibidos. Aunque no pudo afirmar si se deberían prohibir todos los ftalatos, Zota dijo que la moraleja de la fábula continua con los ftalatos es sencilla: "debemos hacer un mejor trabajo a la hora de comprender las ramificaciones de salud y seguridad de las sustancias químicas antes de usarlas de forma generalizada", advirtió. El informe aparece en la edición en línea del 15 de enero de la revista Environmental Health Perspectives. Algunos estudios han vinculado los ftalatos con daño en el ADN de los espermatozoides, y con unos espermatozoides de peor calidad en los hombres. Otras investigaciones han hallado que la exposición en las mujeres embarazadas podría alterar el desarrollo genital de sus hijos de sexo masculino. La exposición a los ftalatos también se ha vinculado con problemas del pensamiento y conductuales en los niños de ambos sexos, apuntaron los investigadores. En una declaración, el Consejo Químico Americano (American Chemistry Council), una asociación comercial de compañías químicas de EE. UU., dijo que hay poca evidencia de que los ftalatos sean nocivos. "La información recolectada por los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE. UU. en los últimos diez años indica que, a pesar del hecho de que los ftalatos se utilizan en muchos productos, la exposición es extremadamente baja, mucho más baja que los niveles considerados como seguros por las agencias reguladoras", señaló la declaración. "Pero vale la pena notar que el [nuevo estudio] no nos dice nada sobre la tasa de migración de ningún [ftalato] en particular desde el vinilo flexible, nada sobre cómo el [ftalato] se podría descomponer en el ambiente y nada sobre si las cantidades minúsculas de [ftalato] podrían plantear algún tipo de problema ambiental o sanitario", añadió la declaración. Del otro lado del tema, Johanna Congleton, científica principal de la organización de defensoría ambiental Environmental Working Group, dijo que "aunque nos complace que los niveles de ciertos ftalatos que se sabe que son malos hayan declinado en la población de EE. UU., es preocupante que la carga corporal de otros tipos de ftalatos haya aumentado". "La investigación nos dice que los ftalatos con los que se está haciendo el reemplazo podrían tener impactos similares sobre la salud, como efectos adversos sobre la señalización hormonal y el desarrollo reproductivo masculino", comentó Congleton. "Cambiar una sustancia problemática por otra que podría ser igual de mala no es una respuesta. Claramente, necesitamos unas mejores pruebas de seguridad para las sustancias químicas antes de que lleguen al mercado, para poder garantizar que los sustitutos son realmente más ecológicos". Para el estudio, Zota y sus colaboradores observaron la exposición a los ftalatos de 2001 a 2010 entre 11,000 personas que participaron en la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición de EE. UU. Los investigadores hallaron que casi todos habían sido expuestos a algunos ftalatos, incluso los que se habían prohibido parcialmente. De todos los ftalatos, tres se han prohibido permanentemente en los productos para niños. El uso de otros tres en juguetes que los niños podrían colocarse en la boca se prohibió temporalmente, pendiente de más estudios. El equipo de Zota halló que la exposición a los ftalatos prohibidos de forma permanente se había reducido. Pero la exposición a los ftalatos que se prohibieron hasta que se lleven a cabo más estudios (DnOP, DiDP y DiNP) en realidad aumentó. La exposición al DnOP y al DiDP aumentó en un 15 y un 25 por ciento, respectivamente, y la exposición al DiNP aumentó casi en un 150 por ciento. El DiNP se está utilizando para reemplazar otros ftalatos, señalaron los investigadores. Además, los investigadores hallaron cambios en las exposiciones a otros dos ftalatos (DEP y DiBP), ninguno de los cuales ha estado sujeto a las restricciones federales. La exposición al DEP se redujo en un 42 por ciento desde 2001, pero la del DiBP se triplicó. Zota dijo que los consumidores a quienes les preocupa la exposición a los ftalatos deben buscar productos libres de esas sustancias, que cada vez están más disponibles.
Artículo por HealthDay, traducido por HispanicareFUENTES: Ami Zota, Sc.D., assistant professor, environmental and occupational health, George Washington University School of Public Health and Health Service, Washington, D.C.; Johanna Congleton, Ph.D., senior scientist, Environmental Working Group; American Chemistry Council; Jan. 15, 2014, Environmental Health Perspectives
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A pesar de las regulaciones gubernamentales, la población sigue expuesta a los ftalatos
Mientras se reduce el uso de los ftalatos prohibidos, aparecen otros nuevos no regulados
A pesar de las regulaciones gubernamentales en torno al uso de los ftalatos (sustancia química que se añade a los plásticos para dotarlos de flexibilidad), una investigación estadounidense demuestra que la población continúa expuesta a este contaminante, presente en numerosos productos de uso cotidiano, como el esmalte de uñas, perfumes, plásticos, ropa, zapatos, materiales de construcción, envases de alimentos, etc. Aunque la buena noticia es que "los estadounidenses están sometidos a un nivel significativamente menor de los ftalatos cuyo uso se prohibió en 2008 en artículos de niños, hemos visto que ha incrementado abruptamente la exposición a nuevos tipos de esta sustancia", afirma un grupo de científicos de la Universidad de California (San Francisco, EEUU). Numerosos estudios han demostrado ya que estos compuestos alteran el sistema hormonal, sobre todo en varones y especialmente en niños. "Entran a través de la piel, por la vía respiratoria o digestiva, pasan al torrente circulatorio y por la sangre se distribuyen por todo el organismo, pasan a las células de los tejidos y en algunos tienen efectos tóxicos importantes (no de forma aguda, sino con el paso del tiempo), concretamente en el sistema hormonal", argumenta Luis Domínguez-Boada, profesor de toxicología de la facultad de Medicina de la Universidad Las Palmas de Gran Canaria. Estas sustancias se vinculan "con malformaciones urogenitales en hombres y afecta al sistema reproductor masculino", puntuliza el experto. También "hay trabajos que relacionan estos componentes con otras enfermedades como las alergias y la dermatitis" y además, "parece que pueden producir alteraciones neurológicas, una asociación que aún se tiene que confirmar". No obstante, las personas más susceptibles de sufrir daños son los niños, ya desde el periodo de gestación. En consecuencia, agrega Domínguez-Boada, tanto en EEUU como en la UE se empezó a regular su uso y se prohibió en juguetes y en cualquier material que pudiera estar en contacto con los menores. Sin embargo, y en la misma línea de la investigación estadounidense, en lugar de disminuir la producción global de esta sustancia, está incrementando, "sobre todo en el continente asiático, cuyo mercado, ante la prohibición de un ftalato, busca rápidamente compuestos con las mismas características y con la ventaja de no estar sometidos a regulación". Al fin y al cabo, "como la producción es global, sus productos no tienen fronteras y, por lo tanto, seguimos expuestos a este tipo de sustancias tóxicas". Una realidad que queda reflejada en la investigación estadounidense, publicada en la revista Environmental Health Perspective. "Por primera vez", aseguran los propios autores, "un estudio examina cómo han ido cambiando las exposiciones a los ftalatos en una muestra representativa de la población estadounidense en el transcurso de una década (de 2001 a 2010)". Se analizó la presencia de 11 ftalatos en las muestras de orina de 11.000 personas que participaban en una encuesta nacional sobre salud y nutrición (dirigida por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades). "Habíamos depositado muchas esperanzas en la obtención de resultados óptimos, sin embargo, lo que vimos fue que los ftalatos prohibidos habían sido reemplazados por otros nuevos no regulados, con los efectos adversos que pueden conllevar para la salud pública", argumenta una de las investigadoras, Ami Zota, de la George Washington University School. Así como la exposición a los ftalatos BBzp, DnBP y DEHP (con prohibición permanente) fue significativamente menor, aumentaron considerablemente los niveles de nuevos ftalatos (DnOP, DiDP y DiNP) que el Congreso aún no ha podido prohibir a la espera de evidencias científicas sobre sus efectos nocivos. Concretamente, incrementaron entre un 15% y un 25% los dos primeros y casi un 150% los DiNP. Precisamente estos últimos han sido incluidos en California en una lista de productos químicos que pueden aumentar el riesgo de cáncer. No es muy diferente en España. Según un estudio del Proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente, publicado en 2011), en el que se analizaron las muestras de orina de 120 embarazadas y de 30 niños hasta cuatro años de edad, la exposición a los ftalatos es generalizada e inadvertida. Se observaron concentraciones de estos compuestos en el 84% de todas las personas analizadas. Es decir, a pesar de las regulaciones gubernamentales, "el problema no se ha resuelto", subraya el experto español. Además de las prohibiciones de los Gobiernos, comentan los autores del estudio, las industrias y los consumidores también juegan un papel importante en el control de sustancias tóxicas. Por ejemplo, desde 2004, más de 1.000 empresas se han puesto de acuerdo para eliminar algunos elementos químicos de sus productos (muchos de cuidado personal) e informar con mayor claridad de los compuestos que incluyen. Iniciativas como ésta, quizás, son las responsables de que la exposición a los ftalatos DEP y DiBP (que no han sido objeto de restricciones gubernamentales) se haya reducido en un 42% desde 2001 y a los DiBP en un tercio (en EEUU).