Una plaga de medusas venenosas se adelanta a la temporada de playa.granadahoy. 25/03/10. En zonas del litoral como Calahonda pueden verse con facilidad ejemplares de la peligrosa ‘carabela portuguesa’, y en la orilla apenas está el 5% del total.Si alguien se encuentra con una medusa de un bonito color azul con una especie de cresta o vela, que no se le ocurra acercarse, porque se trata de una carabela portuguesa, una de las especies más peligrosas que existen, capaz incluso de producir en algunas personas un paro cardíaco.La advertencia no ha llegado aún de la Policía Local ni de Protección Civil de ningún ayuntamiento del litoral granadino, aunque sí de otros municipios andaluces que se han encontrado en similar situación, ya que colonias de esta especie -más propia del Atlántico- están desplazándose desde Tarifa, hasta el punto de que varias localidades han cerrado sus playas por su causa.Es el caso de Vélez-Málaga donde varios agentes colocaron hace dos semanas un cartel que indicaba: "Peligro. No transitar por la orilla. Plaga de medusas peligrosas". Se habían retirado 40 medusas carabela.
Tres ejemplares de medusa en un palmo de terreno en la playa de Calahonda.
Tan sólo en la playa de Calahonda, este periódico pudo comprobar ayer que había 40 ejemplares de este animal (llamado científicamente phisalia phisalis) sobre la arena, arrastrados por las olas y colocados casi de forma asimétrica a pocos metros unas de otras. También el Centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (Crema) ha confirmado su presencia en Melicena, Torrenueva o Marina del Este (en esta última, hace una semana se pudieron ver veinte en una playa muy pequeña). Su diámetro varía entre 20 y 30 centímetros. Desde Ecologistas en Acción informan de que las que hay en la arena "representan un porcentaje muy pequeño, sobre un 5%, de las que puede haber en estas aguas". Unos jóvenes que se encontraban por los alrededores se acercaron y confesaban que los habían confundido con bolsas. De ahí su mayor peligrosidad, ya que no es habitual verlas por esta zona y pueden ser confundidas incluso con un globo hinchado. Eso debió pensar un niño que hace unos 15 días "iba derecho a cogerla, pero le advertí a su padre de la toxicidad que tienen", comenta Juan, uno de los pescadores que se encuentran en ese momento en la playa. Confiesa que a sus 60 años nunca las había visto en Calahonda, aunque sí las conoce de otros sitios. Juan José Castillo, veterinario del Crema de Málaga explica que se están barajando varias hipótesis, pero la que cobra más fuerza es la de que se trate de un efecto más del temporal, "por el arrastre de los ríos de aportes de nutrientes a causa de las lluvias", que atrae a este tipo de sinóforo urticante. Según Castillo, se espera que "al dejarse ver por estas fechas", no hagan acto de presencia en la temporada de baño, "porque pueden causar graves problemas". Donde pasa, las playas se quedan vacías. Aún así, ahora sí es preciso que surfistas, pescadores, buceadores y personas que paseen por la playa extremen sus precauciones y no se acerquen a estos animales, ya que sus tentáculos son tan finos "como un hilo de lana" -puntualiza Castillo- y prácticamente invisibles. De hecho, este periódico ha sido testigo de cómo un ecologista que se ha acercado a una de ellas le ha picado sin tocarla, produciéndole un fuerte picor. Incluso aunque estén muertas conservan su potencial tóxico. "El verdadero peligro de la carabela portuguesa está en sus tentáculos urticantes", dice el veterinario, que pueden alcanzar hasta 30 metros de longitud, que inyectan unas sustancias tóxicas para capturar a sus presas. Su veneno es similar al que inoculan las serpientes cobras a sus