Dr. Juan Carlos Piola
Hablemos de Piojos…
Se llama pediculosis a la infestación de la cabeza, partes
vellosas del cuerpo o la ropa (especialmente a lo largo de las costuras
interiores) por piojos adultos, larvas o liendres (huevos), que puede
causar prurito intenso, excoriación del cuero cabelludo y a veces
infecciones secundarlas con linfadenitis cervical.
Sólo nos referiremos a la infestación por piojos de la
cabeza (pediculus capitis), que es conocida desde tiempos remotos Tiene
una distribución mundial. Son comunes los brotes causados por
el piojo de la cabeza entre niños, en escuelas e internados en
instituciones. Cualquier persona puede sufrir la infestación
con piojos si existen las circunstancias apropiadas de exposición.
Los piojos no "respetan" edad, sexo ni condiciones socioeconómicas.
¿Cómo se transmite? Por contacto directo con la persona
infestada y, en menor medida, por contacto indirecto con sus pertenencias
personales (cepillos, peines, gorras, sombreros, etc.) Los piojos pueden
abandonar a un huésped con fiebre: ésta y el hacinamiento
aumentan la posibilidad de transferencia de una persona a otra. Mientras
haya piojos vivos en la persona infectada se pueden transmitir a otra
personas. Se considera que fuera del huésped (por ejemplo en
un peine) el piojo puede vivir hasta dos días. Su ciclo biológico,
en condiciones óptimas, es muy rápido: las larvas de los
piojos salen de los huevos en el término de una semana y alcanzan
su madurez de 8 a 10 días después de haber quedado en
libertad.
Si bien resulta una infestación molesta (a nadie le gusta tener
piojos) carece de riesgos graves para la salud. ya que no es vector
de otras enfermedades (sólo el piojo del cuerpo puede transmitir
tifus y otras enfermedades) y tiene una mortalidad nula.
Hablemos de piojicidas…
Es necesario aclarar que por las características ya descriptas,
la participación del médico en el diagnóstico,
control y seguimiento epidemiológico de la enfermedad es escaso
o nulo. As[, los piojicidas, son objeto de automedicación masiva
por parte de la población sin un adecuado control y prevención
de eventuales complicaciones.
La inmensa mayoría de los agentes terapéuticos disponibles
comercialmente en el mundo para el tratamiento de la pediculosis son
plaguicidas (insecticidas organoclorados, organofosforados o piretrinas/piretroides).
El uso indiscriminado e irracional de estos plaguicidas ha traído
gran cantidad de problemas, no sólo a la salud humana sino también
al medioambiente.
Los insecticidas organoclorados, como el DDT, que no son biodegradables
tienen prohibición o severa limitación en su uso agrícola
por la mayoría de los países. Su afinidad por las grasas
y su difícil eliminación por parte de los organismos vivos,
hicieron posible su acumulación y posterior identificación
en lugares como la leche materna (animal y humana), aguas de la Antártida,
etc.. Al respecto, Antonio E. Brailovsky, escribió en Clarín
del 24/09/91, un artículo con el título:
· Matar piojos a cañonazos" en que refiriéndose
a los organoclorados, se preguntaba: "¿Por qué los
especialistas amparan a los animales y descuidan a la gente?’
Recientemente, se aprobó en nuestro país, el uso del malathión
(compuesto organofosforado) como piojicida. ¿Qué seguridad
existe que el uso exagerado no traiga problemas a la salud de quienes
lo usan, por ejemplo, en pacientes con asma bronquial, bradicardia e
hipotensión prounciada, embarazo, malnutrición y otras
situaciones clínicas en que el USP-DI aconseja evaluar la relación
riesgo-beneficio?
Afortunadamente, se dispone actualmente de productos con un mayor margen
de seguridad, como las piretrinas (naturales) o los piretroides (derivados
sintéticos) que tienen menor efecto residual, aparentemente menor
impacto ambiental y escasa toxicidad en seres humanos. No obstante se
han descripto un elevado número de cuadros alérgicos en
personas y elevada toxicidad en peces.
Su utilización circunstancial para la eliminación de las
formas adultas del "pediculus capitis; es la actualmente recomendada;
no así el uso crónico, ya que carecen de efectos preventivos
y en general no eliminan las liendres. Hay que agregar, que además
existe una interminable lista de remedios caseros y folklóricos,
muchos de los cuales presentan riesgos importantes para la salud además
de las pérdidas de tiempo en el tratamiento de los casos, con
persistencia de la fuente contaminante y continuidad del ciclo epidemiológico.
El ejemplo del uso del Kerosén si bien no es el más riesgoso
probablemente sea uno de los más típicos. (Un método
seguro e ingenioso, citado en la bibliografía, que se usaba en
el oeste norteamericano para eliminar los piojos de la ropa -pediculus
humanus-, consistía en colocar toda la ropa encima de hormigueros
para que las hormigas exterminaran todos los piojos, larvas y liendres).
Para terminar…
La elección o la indicación de un inadecuado tratamiento
para la pediculosis, provoca innecesarias exposiciones a riesgos, que
frecuentemente superan ampliamente a aquellos derivados de la propia
enfermedad. También promueve la persistencia en el tiempo de
una endemia, cuya eliminación no depende de la terapéutica
farmacológica. Esta persistencia de la enfermedad en la comunidad,
cierra el círculo vicioso, llevando a sobredosificar o cronificar
el uso de agroquímicos, y se suman, a la pediculosis ya existente,
otras patologías alérgicas o tóxicas derivadas
de la inadecuada utilización.
Mientras tanto, la decontaminación mecánica y la necesidad
de un cambio en los hábitos y costumbres de las personas (condiciones
indispensables para la limitación de la enfermedad), no son suficientemente
promovidas ni puestas en prácticas por el grupo médico
ni por la población en general. Estas conductas, sin embargo,
producen el máximo efecto, al menor costo (son gratis) y sin
riesgos.
Recordemos, a modo de moraleja, que si bien la frase inicial de este
artículo hacia referenda a una cierta sabiduría popular,
muchas conductas de automedicación muestran un alto grado de
irracionalidad y a veces de estupidez. Al valorar los remedios para
los piojos, consideremos no solo los plaguicidas más potentes
disponibles en el mercado sino la eficacia que puede tener una abuela
o una mamá, solicita y cariñosa, con un peine fino en
sus manos.
Bibliografía
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Publicación Científica Nº 507. OPS. OMS. 1987. Pag.
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2. Digon, Ana ¿Agroquímicos en el pelo? Pest Report, set
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4. Rasmussen, JE. Lindane: A Prudent Approach. Arch Dermatol. Vol 123,
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5. Información de medicamentos (USP-DI). Publicación Científica
OPS nº525. Editado 1989. Ministerio de Sanidad y Consumo de España.
Tomo II, Pág. 1470-1.