Con demasiada frecuencia, el abuso de los opioides es cosa de familia, muestra un estudio. Por Amy Norton. consumer.healthday.com. 25/02/19. Cuando los padres abusan de los analgésicos recetados, sus hijos adolescentes podrían seguir su ejemplo, encuentra un estudio reciente.
El estudio de miles de adolescentes de EE. UU. encontró que los jóvenes tenían un 30 por ciento más de probabilidades de abusar de los opioides recetados si uno de sus padres lo había hecho. Los resultados reflejan lo que estudios anteriores sobre el abuso de sustancias han observado, incluso respecto a fumar cigarrillos: cuando los padres lo hacen, es más probable que sus hijos lo hagan. Pero este es el primer estudio en observar esos patrones respecto al abuso de los opioides recetados, señaló la investigadora sénior, Denise Kandel, profesora en la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York. En la crisis actual de opioides, gran parte del foco se encuentra ahora en las drogas ilegales, como la heroína y el fentanilo fabricado de forma ilícita. Pero las raíces de la epidemia se remontan a los años 90, cuando se dispararon las recetas de los analgésicos opioides, como el Vicodin y el OxyContin. En todo el país, las ventas de esos medicamentos aumentaron un 300 por ciento entre 1999 y 2008, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Pero hubo un efecto secundario no deseado: un aumento marcado en el abuso de los analgésicos y el "desvío" de los mismos, lo que quiere decir que los medicamentos llegaron a las manos de personas sin una necesidad médica legítima. Por suerte, la cantidad de adolescentes de EE. UU. que abusan de los opioides recetados se ha reducido en los últimos 15 años, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU. Aun así, en 2018, más de un 3 por ciento de los estudiantes de último año de secundaria dijeron que habían abusado de esos medicamentos en el año anterior. Los nuevos hallazgos, que aparecen en la edición en línea del 25 de febrero de la revista Pediatrics, se basan en 35,000 parejas de padres e hijos adolescentes. Todos participaron en una encuesta del gobierno entre 2004 y 2012. El equipo de Kandel encontró que, en general, alrededor de un 14 por ciento de los padres dijeron que habían abusado en algún momento de un opioide recetado. A su vez, sus hijos eran más propensos a hacerlo: un 14 por ciento de esos adolescentes admitieron que habían abusado de un opioide recetado, frente a un 8 por ciento de los adolescentes cuyos padres nunca habían usado mal los fármacos. Hubo varios factores más que influyeron en las probabilidades de que los adolescentes abusaran de los analgésicos recetados. Por ejemplo, el riesgo fue más alto entre los jóvenes que fumaban o usaban marihuana, estaban deprimidos o reportaban "delincuencia", por ejemplo tener pleitos en la escuela o llevar una pistola. Pero incluso cuando se incluyeron otras influencias, el abuso de los opioides de los padres se vinculó con un aumento del 30 por ciento en el riesgo de que sus hijos hicieran lo mismo. No hubo información respecto a las fuentes de los fármacos, apuntó Kandel, así que no está claro con qué frecuencia los adolescentes conseguían pastillas en casa. Pero un acceso fácil a los medicamentos sin duda sería un motivo de que los jóvenes fueran más propensos a abusar de los opioides si sus padres lo hacían, advirtió el Dr. Steven Matson. También existe el simple hecho de que "los niños toman a sus padres como modelos", indicó Matson, director médico del programa de abuso de sustancias en el Hospital Pediátrico Nacional en Columbus, Ohio. Matson no participó en el estudio. Los nuevos hallazgos no resultan sorprendentes para Matson, pero sí subrayan un punto importante: "los padres tienen mucho que ver con el riesgo de abuso de sustancias de sus hijos", enfatizó. "Sabemos sin duda que el ambiente en que los niños crecen es una influencia importante". Cuando los padres usan drogas o medicamentos, fuman o beben de forma empedernida, dijo, sus hijos podrían aprender a considerar eso hábitos como menos riesgosos de lo que en realidad son, o como formas legítimas de afrontar los problemas de la vida. También hay un componente genético, apuntó Matson. Si el abuso de sustancias afecta a generaciones de una familia, podría haber una susceptibilidad genética subyacente a la dependencia de las sustancias. Cuando los adolescentes son tratados por el abuso de opioides, eso puede ofrecer la oportunidad de detectar esos problemas en otros familiares, según Matson. "Cualquier programa que se precie debería investigar el ambiente familiar a profundidad", planteó. Lamentablemente, añadió Matson, con frecuencia es difícil lograr que los padres busquen ayuda para sí mismos, sobre todo si tienen una larga historia de abuso de sustancias. Tanto Matson como Kandel apuntaron a un mensaje que quizá parezca "obvio", pero que los padres deben recordar. Sus hijos están observando, y adoptan sus hábitos, los saludables y los malsanos. Kandel también comentó que es importante que los niños aprendan sobre los riesgos del abuso de sustancias fuera de casa, incluyendo en la escuela, particularmente dado que algunos no reciben esos mensajes de sus padres. Más información El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU. tiene más información sobre el abuso de los opioides recetados.