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Recordando la guerra química del Rif

6 June, 2015
España: la primera guerra química de la historia se experimentó en el Rif. Por Mohamed Boundi. periodistas-es.com.  05/06/15. Como consecuencia de los cambios en la comandancia militar de Melilla en julio-agosto de 1921, el protectorado español en el norte de Marruecos, particularmente la región del Rif, entró en una nueva dinámica de guerra con la entrada en acción de la aviación. Leer relacionado: Datos sobre la tragedia de la guerra del Rif, según archivos del inventor alemán del gas tóxico
Recordando la guerra química del Rif
Guerra del Rif
(SerTox)
Marruecos-legionarios-cabezas-cortadas
En pocos días, la derrota militar en Anual (21/22 de julio de 1921) se convirtió en un desastre humano a mano del ejército: protagonizaba escenas de razias en los pueblos asediados, represalias contra los familiares de los combatientes rifeños y castigo colectivo de la población. Sin piedad, las tropas arrasaron en su avance el terreno conquistado sin resistencia y aplicó la ley del vencedor a un territorio que estaba bajo la protección de su Estado.
Después de los éxitos cosechados en el campo militar, el líder de la resistencia en la zona, Mohamed Abdelkrim Al Jattabi, creó la República del Rif o la República de Abdelkrim; instaló una administración de corte moderno; nombró en cada cabila (pueblo) a un gobernador; eliminó el sistema de multas y construyó cárceles para castigar a los delincuentes.
Acosados por el clamor de la opinión pública, el furor de los parlamentarios y las críticas de la prensa, los militares españoles de la época optaron por la “tierra quemada” y la “guerra química”  para aterrorizar a la población rifeña. Y todos los pueblos insumisos debían sufrir los bombardeos selectivos de bombas de gas tóxico.
La “guerra química” (que duró hasta julio de 1927) coincidió con la producción  en serie de bombas de gas de diferentes tamaños en una fábrica de Melilla.
Bristol-F2B-militares-MarruecosAl principio, los aparatos de la “Escuadra aérea de Marruecos” sobrevolaban el campo de batalla para evaluar las fuerzas de Abdelkrim. En una segunda fase, los pilotos arrojaban bombas y gases, y, ametrallaban a civiles, poblados y mercados para atemorizar a los combatientes rifeños. En una crónica, del 20 de diciembre de 1921, el corresponsal de guerra de Heraldo de Madrid exaltaba la eficacia de los bombardeos de la aviación con esos términos: “Nuestras escuadrillas  de aviación continúan bombardeando campos y poblados moros, sembrando así el terror y la confusión entre los cabileños. Nos parece acertadísimo el procedimiento. Esos bombardeos deben seguir sin interrupción y con la máxima intensidad (…) No nos cansaremos de repetirlo. Las fuerzas coloniales deben hacerse a base de emplear aquellos medios ofensivos de que el enemigo no puede disponer; de algo ha de servir la superioridad de civilización y de recursos. El aeroplano es un arma magnífica, no sólo por el daño material que causa, sino por el efecto moral que produce”.
En otra crónica, el mismo corresponsal no tuvo reparo de apoyar los métodos del ejército: “Es preciso dotar a nuestro ejército del material de guerra más moderno (…). Aeroplanos y gases asfixiantes y tubos lanzaminas y cuantos medios ofensivos ha inventado la ciencia para destruir al enemigo y atemorizarlo. (…) La  crueldad, la brutalidad están en la guerra misma; pero aceptado el hecho violento de la guerra, hay que aceptarlo con todas sus consecuencias”.
La historiadora española María Rosa de Madariaga, quien se refiere a estadísticas oficiales, afirma que el Rif se caracteriza actualmente por la más alta tasa de casos de cáncer en Marruecos. Aunque sostiene que es difícil demostrar que las víctimas de los bombardeos en los años veinte del siglo pasado, hayan transmitido genéticamente esta enfermedad a sus descendentes, afirma que los rifeños tienen lógicamente derecho a denunciar los bombardeos de la aviación española con gases.
Los rifeños sabían que desde 1921 los españoles disponían de gases tóxicos, si bien es muy probable que al principio éstos fueran lacrimógenos. Lo que es cierto es que la participación de 160 aparatos de la aviación española tuvo una acción decisiva en el desembarque de Alhucemas, el 8 de septiembre de 1925.
Por unas razones aún no elucidas, la mayoría de los autores de la época y durante el franquismo no hacían la menor alusión al papel de la aviación en la guerra de Rif. No obstante, los reporteros de guerra habían citado en sus crónicas la pérdida de 63 aparatos abatidos por los rifeños y otros 54 en accidentes. En cuanto a la utilización de gases tóxicos, el grueso de las informaciones se nutre de los testimonios de las víctimas o personas que pudieron constatar sus secuelas en la población autóctona.
Es útil citar en este contexto, 95 años desde el fin de la Guerra del Rif, una obra de referencia  de Sebastián Balfour, titulada “Abrazo mortal. De la guerra colonial a la guerra civil en España y Marruecos (1909-1939)” (Barcelona. Ediciones Península. 2002, 629 pp) y algunos trabajos de la historiadora española María Rosa de Madariaga,  José María Manrique García y Lucas, Juan Pando Despierto. Todos denuncian el uso de gases para cambiar el rumbo de la guerra del Rif y el genocidio de un pueblo por diversos intereses coloniales.
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