Imagen: jdaviddeanTodos los ciudadanos deberíamos conocer el origen de la ropa que adquirimos. En lugar de quejarnos cada vez que compramos una prenda con etiquetas kilométricas, deberíamos aprovechar para leer la información que contienen y conocer dónde se ha fabricado y qué materiales se han utilizado en su elaboración. La razón es sencilla: buena parte de nuestra vestimenta viola derechos humanos.
Imagen: Sean Hawkey