Entrevista en Diario La Capital de Rosario al Dr Juan Carlos Piola. Ver nota: Una enfermedad que destruye los tejidos. lacapital.com.ar. 11/08/07. Según el diagnóstico, el consumo de Lipobay generó en Carlos
Potocnik lo que se denomina rabdomiolisis, una enfermedad que destruye
los tejidos. “Es un efecto adverso conocido en este tipo de fármacos con
componentes de estatina. Su consecuencia es poco frecuente y se denomina
rabdiomilisis”, detalló a La Capital Juan Carlos Piola, titular de la
cátedra de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad
Nacional de Rosario (UNR). El profesional explicó que “se produce una destrucción del músculo y
se genera una especie de intoxicación endógena y, secundariamente
aparece daño renal por la gran cantidad de células eliminadas. Esto
tiene múltiples causas tóxico-genéticas o por exposición a actividad
física intensa. La patología es conocida desde el punto de vista
médico”. Para explicar los controles que se ejercen sobre los remedios con
contraindicaciones como el Lipobay, Piola señaló que “en los países
desarrollados hay un sistema de farmacovigilancia más riguroso que en la
Argentina. Acá existe la Anmat (Administración Nacional de
Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), pero no siempre es
eficiente”; y apuntó además que “a veces no está en el espíritu de los
médicos hacer las denuncias ante el organismo cuando se les presentan
casos de estas características”. Ver noticia relacionada en Aportes:estatina en el banquillo
Tomó un remedio y casi muere: demandó al laboratorio. Claudio González / lacapital.com.ar. 11/08/07. Es un rosarino que estuvo un mes en terapia porque sus riñones dejaron de funcionar.Un hombre de 64 años que estuvo al borde de la muerte en 2001 tras recibir una medicación para bajar los niveles de colesterol demandó por daños y perjuicios en la Justicia federal rosarina al laboratorio Bayer, productor del fármaco, cuyos efectos secundarios provocaron graves secuelas en pacientes de todo el mundo y la muerte de más de 100. La presentación argentina del remedio era conocida como Lipobay y fue reiterada del mercado en agosto de 2001. En pocos días más, el Tribunal dará su sentencia del caso.
– Carlos Potocnik tenía por entonces 58 años y su vida era normal mientras transcurría el 2000. Vendía insumos industriales y recorría varias provincias ubicadas entre Rosario y Misiones. Pero no imaginaba que se acercaba un momento muy complicado en su vida.
– En diciembre de ese año le detectaron angina de pecho. A raíz de ello, Carlos se internó en el sanatorio Los Arroyos donde lo sometieron a una angioplastía para implantarle un stent (dispositivo que permite la circulación del flujo sanguíneo en arterias tapadas).
– “La operación salió perfecta. Me dieron el alta y el cardiólogo me indicó tomar un medicamento que ayudaba a bajar los niveles de colesterol. Era Lipobay”, recordó sin disimular su angustia.
Comienza lo peor. El remedio no tardó en dañar su organismo. “Lo empecé a tomar y a las dos semanas tuve molestias musculares y limitaciones físicas. El cardiólogo creía se debía a las heridas de la operación, pero el cuadro se agravó y me derivó a un médico clínico”, contó Potocnik.
El profesional que lo asistió pidió análisis de urgencia y, luego de contar con los resultados, ordenó su internación urgente. Era el 5 de enero de 2001. “Llamaron a mis familiares y les dijeron que los valores tenían extrema gravedad. El médico suspendió el tratamiento con Lipobay porque estaba convencido de que ese cuadro era provocado por el remedio”, explicó el paciente a La Capital.
25 días al borde. “Primero estuve en coronaria y después en terapia. No podía moverme, no tenía fuerzas ni para morder. Todo se fue complicando cada vez más. Acumulaba líquidos y no orinaba. En cinco días llegué a pesar 100 kilos cuando mi peso es de 65. Tenía insertada una vía central y por una incisión en la yugular me dializaban. Hablaron con mi familia y le avisaron que, si vivía, tenía que pensar en un trasplante porque los riñones ya no funcionaban”, resumió Potocnik, casado hace 33 años y con dos hijos varones, de 31 y 32 años.
– Si bien nunca perdió el conocimiento, su cuerpo estaba paralizado. Las esperanzas de vida se esfumaban. “Un día vinieron a saludarme quince personas, cuando en terapia no dejan entrar a más de dos. Rápidamente hice una lectura de la situación y me di cuenta de lo que pasaba”, reflexionó el viajante con sus ojos llenos de lágrimas.
– Pero gracias al esfuerzo del cuerpo médico que lo asistió, después de 25 días de estar internado, Carlos salió caminando del sanatorio hacia fines de enero. “Me costó mucho volver a empezar. Por las características de mi trabajo, perdí terreno y la posibilidad de mejorar. Tengo secuelas psíquicas y, si bien estoy entero físicamente, aún padezco dolores en el cuerpo”.
– Carlos volvió a nacer y lo sabe. Agradeció el esfuerzo y apoyo de su familia, pero ahora espera con mesura el fallo que emitirá en pocos días el Juzgado Federal Nº 2 de Rosario por una demanda por daños y perjuicios que inició, en junio de 2002, contra el laboratorio alemán Bayer.
Sub nota en lacapital: Secuelas en miles de personas. La cerivastatina, principio activo de Lipobay, se empleó como reductora del colesterol hasta que se constataron sus graves efectos secundarios y fue prohibida en agosto de 2001. En tanto, la centenaria firma alemana Bayer reconoció que hubo más cien muertes por los efectos colaterales del producto.
Las denuncias contra el gigante farmacéutico no tardaron. En Estados Unidos y Europa las presentaciones judiciales fueron miles de parte de los familiares de los fallecidos o de quienes quedaron con secuelas luego de someterse a tratamientos con el medicamento.
Recientemente, trascendió en Buenos Aires el caso de un hombre de 41 años que demandó a la firma luego de quedar paralizado varios meses por tomar el remedio en 1998.
Debido al escándalo de Lipobay, un medicamento anticolesterol recetado a pacientes que sufren riesgo de infarto, la firma alemana perdió unos 800 millones de euros. Bayer argumentó que no es responsable de estas muertes mientras trata de hacer frente a las demandas en su contra.
Sin embargo, hay informes de las autoridades sanitarias americanas que advierten sobre las consecuencias contraproducentes de Lipobay. A la gente que ha perdido la vida hay que sumar las 1.600 personas que en todo el mundo sufren debilidad muscular en diversos grados tras ingerir el fármaco.
La primera demanda fue presentada por una mujer de Florida (Estados Unidos), Melissa Smith, a quien el remedio le causó fatiga crónica y degeneración muscular. A la par, unos 2.000 alemanes iniciaron querellas conjuntas contra Bayer en un tribunal americano por los efectos nocivos de Lipobay, que en Estados Unidos se comercializó como Baycol.
En el mundo, unas 700.000 personas lo habrían consumido de forma más o menos continuada. Y fue retirado del mercado el 8 de agosto de 2001.