El estudio efectuado por el Servicio Geológico de Estados Unidos es el más amplio hasta la fecha sobre la presencia de mercurio en los ríos estadounidenses.
De 1998 a 2005, los científicos recolectaron y examinaron más de mil peces, incluyendo percas, truchas y bagre, de 291 riachuelos en todo el país.
“Estos datos científicos envían un claro mensaje de que nuestro país debe seguir enfrentando la contaminación, restaurar las vías fluviales de nuestra nación, y proteger al público de peligros potenciales a su salud”, afirmó el secretario del Interior, Ken Salazar, en un comunicado.
El mercurio consumido al comer pescado puede dañar el sistema nervioso y provocar discapacidades de aprendizaje en fetos en desarrollo y niños pequeños. La principal fuente de este metal en la mayoría de los ríos examinados, de acuerdo con los investigadores, son las emisiones de las plantas eléctricas que utilizan carbón como combustible.
El mercurio emitido por las chimeneas en Estados Unidos y el extranjero es arrastrado por la lluvia hasta las vías fluviales, donde los procesos naturales lo transforman en metilmercurio, una forma que permite que la toxina se abra paso a través de la cadena alimenticia hasta llegar a los peces.
Algunas de las cantidades más elevadas del metal fueron detectadas en los remotos ríos de aguas turbias a lo largo de las costas de Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia, Florida y Luisiana, donde las bacterias en los bosques y humedales circundantes ayudan en la conversión del mercurio.
“Desgraciadamente, se da el caso de que prácticamente casi cualquier pez que examines actualmente tendrá mercurio”, dijo Andrew Rypel, investigador postdoctoral en la Universidad de Mississippi, que ha estudiado la contaminación con este metal en peces por todo el sudeste del país.
Fuente: AP