Este concepto tiene su fundamento en el simple hecho de que el 95 % o más del
asbesto que se produce en la actualidad es crisotilo. Los grandes productores
mundiales: Rusia, Canadá, Brasil, China, Zimbabwe comercializan asbesto
crisotilo.
En tanto, la explotación de anfiboles, tremolita, actinolita y
especialmente crocidolita y amosita, ha sido abandonada. Nadie pone en duda que
los anfiboles son cancerígenos. Por ende, a los fines de la industria,
desvincularlos del crisotilo resulta fundamental ya que para ellos el crisotilo
no lo es.
Pero, es cancerígeno el crisotilo? Dejemos que contesten las
organizaciones internacionales:
– La Agencia Internacional para la
Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud considera
al amianto, en todas sus variedades comerciales, anfiboles y serpentinas, como
una sustancia comprobadamente cancerígena ubicándolo, por lo tanto, en el
Listado 1a (suficiente evidencia de carcinogenicidad para el ser humano.)
–
El Reporte de Cancerígenos (RoC) del Departamento de Salud Pública de los
Estados Unidos lista al asbesto como un cancerígeno conocido para los humanos
desde su primer reporte anual en 1980 y expresa en su último
RoC: Existe
suficiente evidencia de carcinogenicidad para todas las formas comerciales del
asbesto, incluido el crisotilo.
– La Unión Europea (UE) que había prohibido
los anfiboles en 1991 decide con la Directiva 76/769/EEC prohibir el asbesto
crisotilo a partir del 1 de enero de 2005 basado en la confirmación de que todas
las formas de asbesto son probadamente carcinógenas.
– La Organización
Mundial de la Salud (OMS) a través de su publicación de 1998 Environmental
Health Criteria 203 Chrysotile Asbestos dice:”la exposición al asbesto crisotilo
puede incrementar el riesgo de asbestosis, cáncer de pulmón y Mesotelioma”
–
La Organización Internacional de Comercio (WTO), entidad mundial que decide
sobre las denuncias que plantean uno o varios países cuando creen ver
perjudicado su comercio exterior por causa de una medida tomada por otro
integrante de la Organización, debió hacer uso de esta función laudatoria cuando
el gobierno de Canadá denunció a Francia, alegando que la prohibición del
asbesto, por parte del país galo, perjudicaba los intereses comerciales de su
país. El 12 de Marzo de 2001 el veredicto de la WTO valida “el derecho de los
estados miembros de prohibir la importación y uso de bienes conteniendo
sustancias carcinogénicas como el crisotilo”. El cuerpo de apelaciones del
organismo dijo basarse en que el crisotilo ”es un carcinógeno establecido, no
existe para él un umbral seguro de exposición y su uso controlado no es una
alternativa efectiva a la prohibición nacional…” ”…Los legítimos problemas de
salud pueden ser puestos por encima de razones puramente comerciales…”.
Esta premisa pretende fundamentarse en el hecho de que los pacientes a los
que se les diagnostican enfermedades relacionadas con el asbesto son de edad
avanzada y estas enfermedades están asociadas a una exposición laboral ocurrida
varias décadas atrás. Entonces se plantea que cuando esa exposición se
materializó las condiciones de trabajo no eran las adecuadas mientras que hoy,
con el <uso seguro>, al “no haber exposición”, “no hay enfermos”.
Este
mito descansa sobre otras tres premisas, estas sí verdaderas:
1-Las
enfermedades debidas a la exposición al asbesto tienen un largo período de
latencia, a veces de más de 30 años.
Así, la proyección de las estadísticas
de mortalidad por asbesto en los países desarrollados que prohibieron su
producción durante la década de los noventas (Alemania, Francia, Gran Bretaña)
muestran el pico de mortalidad alrededor del año 2025.
2-Las condiciones de trabajo siguen siendo deficientes. Las condiciones de
trabajo siguen siendo, especialmente en los países en vías en desarrollo,
deficientes. Basta referirse al elevado promedio de trabajo informal que existe
en ellos (entre el 40 y el 50 % de la PEA), para entenderlo sin necesidad de
explicar la gran desregulación laboral sufrida en los últimos años.
Así, en
aquellos lugares donde se produzcan o comercialicen fibras de asbesto,
indudablemente van a seguir diagnosticándose, en las décadas venideras, mas
casos de asbestosis o mesoteliomas que en aquellos países en los que ya se
prohibió.
3-El largo período de latencia y la falta de profesionales expertos en
neumoconiosis conspira contra el diagnóstico preciso, ya que dificulta el logro
de la asociación entre causa y enfermedad. El Mesotelioma, por ser casi
patognomónico del asbesto, es un poco más difícil de pasar por alto, pero el
sesgo se vuelve mas importante cuando hablamos de cáncer de pulmón, ya que en
este caso se necesitan profesionales muy avezados para la búsqueda y hallazgo de
la asociación. Además, la sinergia que tiene con el tabaco ayuda a que ante la
respuesta del enfermo:”sí, fumo”, el médico tienda al diagnóstico de cáncer de
pulmón por tabaco, sin ahondar en otras causales, como la exposición al asbesto,
que por otra parte, como sabemos, puede no ser ocupacional.
El llamado uso
seguro no es una alternativa válida como la propia WTO se encargó de aclarar y
los expuestos de hoy serán, claro, los enfermos de las próximas décadas.
Es común escuchar, cuando se habla de empresas que no cumplen con la
legislación vigente, que la culpa no es de los empresarios sino del estado que
no realiza el control y la fiscalización de esa normativa como
corresponde.
Las modificaciones que trajo aparejado el ajuste económico
propio de lo años ‘90 en los países en vías de desarrollo incluyó el
achicamiento del Estado y con este achicamiento, la pérdida de la capacidad
operativa para desarrollar las misiones y funciones que lo caracterizaban. Entre
estas el control de la legislación que se vio minimizado, tercerizado o puesto
en manos de otras estructuras gubernamentales descentralizadas. Así, a nivel
laboral, las funciones de inspección, el papel de “policía de trabajo”, etc., se
volvieron casi inexistentes.
En este contexto se incrementó el traslado de
industrias sucias desde los países desarrollados, donde la legislación – más
estricta – era férreamente controlada, hacia los países más pobres en los que la
debilidad de los sistemas de regulación y control facilitaba la radicación de
tecnologías contaminantes.
Este tránsito de industria tóxica incluyó al
asbesto y así en los últimos años vemos como la disminución de la producción y
consumo de sus productos en países como Canadá, Estados Unidos, la Unión
Europea, etc., es indirectamente proporcional al aumento de esa producción y
especialmente del consumo en países de Asia (China, India), África (Zimbabwe) o
Latinoamérica (Brasil) como se puede ver en los cuadros
correspondientes.
Este mito del <Estado Ausente> como culpable y no
víctima, se corona con otra frase que suelen repetir los industriales de países
desarrollados cuando se les pregunta: “¿Por qué, teniendo su país una
legislación muy estricta con respecto al asbesto, la empresa no mantiene la
misma política en las sucursales que posee en países en vías de desarrollo?” La
respuesta es siempre
la misma: “Porque en nuestras sucursales nos manejamos
con la legislación de ese país y no con la de origen. No es culpa nuestra si ese
país no genera una normativa más restrictiva sobre esta sustancia. Si de hecho
lo hacen, nosotros la acataremos.”
Los valores máximos permisibles tienen la finalidad de ayudarnos al
establecer las acciones para proteger a los trabajadores expuestos a un riesgo
determinado.
Pero esos valores son indicativos y cambiantes con el avance de
los conocimientos científicos respecto de las sustancias peligrosas. Así para el
asbesto los valores se fueron reduciendo con los años hasta llegar a este 0.1
fibras por centímetro cúbico de aire que ha fijado la ACGIH en la década del
‘90, y que fue seguido por la mayor parte de los países del mundo.
En
Argentina, por ejemplo, hasta el año 2003 el valor legislado de CMP para el
crisotilo era de 2 fibras/cc. (a partir de esa fecha es de 0.1), por lo que
cualquier empresa, que estuviera trabajando con asbesto, consideraba normal
manejarse con valores de, por ejemplo 1.9 fibras. ¿Cual era el “uso seguro” con
esas 1.9 fibras? Al mencionarse esta problemática, durante el I Seminario de
Actualización sobre el asbesto en Buenos aires, el representante de la
Asociación Rioplatense del Asbesto respondió que sería muy difícil bajar a
0.1
fibras/cc aire dando a entender indirectamente que los valores de la
industria estaban por encima de los internacionales.
Como ejercicio mental es
valido el tratar de imaginar – a 0.1 fibras / cc de aire- la equivalencia en
fibras en un metro3 de aire, la cantidad de metros cúbicos de aire que respira
una persona en una hora y por lo tanto la cantidad de fibras ingresada con el
aire inspirado en una jornada de 8 horas de trabajo, con sus distintas
variantes: hiperventilación por trabajo de esfuerzo, jornadas climáticamente mas
calidas, situaciones físicas concurrentes, horas extra/semana, etc. El número no
será despreciable…. Y si el ejercicio se hace con 2 fibras/cc aire? ¿Cual es el
uso seguro en estos casos?
Pero lo verdaderamente importante en la
perversidad de este mito es el hecho de que pasa por alto una premisa básica de
cualquier evaluación de riesgo, que entiende que las sustancias cancerígenas no
reconocen un umbral, esto es una concentración por debajo de la cual la
exposición pueda considerarse segura
Dice al respecto la OMS en su
publicación de 1998 Environmental Health Criteria 203 Chrysotile Asbestos: “La
aparición de efectos crónicos por exposición a cualquier tipo de asbesto son
independientes de la dosis de exposición, siendo por lo tanto imposible
establecer niveles de exposición seguros” (frases con idéntico sentido pueden
encontrarse en documentos de OIT, EPA, NIOSH, WTO, etc.)
Debe considerarse
entonces que no existe ningún valor que sea seguro ya que una sola fibra de
asbesto depositada en los pulmones posee la potencialidad para desencadenar el
mecanismo que desarrollará un cáncer.
Con el mismo criterio podría decirse: < no se permite la venta de tabaco a
menores por lo tanto no hay nuevos menores que fuman>. Es real que el Asbesto
no esta incluido en la Ley 15.465 de Notificaciones Medicas Obligatorias y por
lo tanto no ingresa en el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica del
Ministerio de Salud. Los datos relacionados con la incidencia de enfermedades
ligadas al asbesto, entonces, se pierden. La prevalencia, por otro lado, solo
surge en proyectos de búsquedas puntuales como causa de egresos
hospitalarios.
Para el Ministerio de Trabajo, las enfermedades profesionales
registradas de acuerdo a la Ley de riesgos de Trabajo (que incluye a aquellas
vinculadas con la exposición al asbesto) no llegan al 2% del total de eventos y
el 80% de estos registros corresponden a hipoacusias. Debe recordarse que el
asbesto fue prohibido en el año 2003, que la ley, además, cubre solamente a la
población laboral dentro del espectro formal de la economía (aproximadamente 55
% de la PEA) y no existe una buena vigilancia para aquellos trabajadores que,
aún
con protección social, se desempeñan en tareas donde existe una
exposición secundaria al asbesto. No hay registro, entonces, de enfermedades
profesionales relacionadas con esta sustancia.
Sin embargo sabemos que hay
casos nuevos. A nivel mundial la OIT, a través del Dr. Jukka Takala, director
del Programa Salud y Seguridad, viene repitiendo desde 1999 que el asbesto es la
primera causa de muerte por cáncer laboral y que en el 2002 de los 640.000
muertes por cáncer de origen laboral en el mundo 100.000 fueron por
asbesto.
La mayoría de los países de la UE calculan también en miles la
mortalidad anual valorando que el pico de consumo se produjo alrededor de 1975:
Inglaterra estima que tendrá su pico de mortalidad entre 2015 y 2020 con
alrededor de 2000 víctimas anuales.
España estima su pico entre 2010 y 2025 y
aproximadamente 2300 muertos/año.
Francia espera para el 2025 un pico de
entre 1000 y 1200 muertes anuales.
Alemania estima también una mortalidad
similar pero con el pico alrededor de 2015 con un costo anual actual de sus
aseguradoras de más de 300 millones de euros.
Suecia por su parte que fue la
primera en prohibirlo y que comenzó a eliminar el instalado en 1982 estima que
necesitará otros diez años para culminar su tarea.
En América del Norte se
repiten los guarismos: En Estados unidos las estimaciones de mortalidad por
asbesto plantean un pico para el año 2015 con 5000 víctimas anuales (3000 por
Mesotelioma y 2000 por asbestosis). Otros estudios estiman cifras que
duplicarían esos pronósticos.
Y en América del Sur se pueden encontrar datos
en algunos países:
En Brasil se han controlado los casos contabilizados por
exposición especialmente en plantas de fibrocemento como en la sucursal Eternit
de Osasco, Sao Paulo. Según la Asociación Brasilera de Expuestos al Amianto
(ABREA) en 1999 sobre 885 ex trabajadores del fibrocemento estudiados el 54.5 %
tenía una o más dolencias pulmonares: 165 casos de placas pleurales,
103 con
disfunciones respiratorias, 91 con asbestosis, 10 con cáncer de pulmón, 2 con
mesoteliomas, 8 cánceres gastrointestinales y 29 causas de muerte en
investigación.
En Argentina se encuentran algunos datos aportados por
neumonólogos ocupacionales sobre casos en los que se ha comprobado relación
causal como los estudios del Dr. Antonio Labatte y colaboradores en la
Universidad de
Buenos Aires de 1984 a 1992 con 56 casos de Mesotelioma de los
cuales solo el 40% correspondía a trabajadores de la industria primaria del
asbesto.
Por otra parte se conocen los datos de mortalidad aportados por el
Programa Nacional de Estadísticas de Salud del Ministerio de Salud y Ambiente
basados en los diagnósticos de los certificados de defunción en los cuales si
bien no es posible identificar la relación causal con el asbesto si puede
tenerse una idea, aunque muy sesgada, de la mortalidad por Mesotelioma.
(alrededor de 80 casos anuales). No se computan ni cáncer broncogénico ni
asbestosis para loscuales no se realiza vigilancia específica de caso.
En los Estados unidos, la Agencia de protección Ambiental (EPA) inició la
prohibición del asbesto en el año 1989 en forma escalonada con la intención de
conseguir la prohibición total el año 1997. Pero una apelación de la industria
ante la justicia obtuvo en 1991 un fallo del 5ª Circuito de la Corte de
Apelaciones de Nueva Orleáns que revirtió la medida, la cual no fue
apelada
ante la Suprema Corte por la Primera administración Bush.
No
obstante es tal el desastre ambiental y de salud pública que ha generado el
asbesto en algunas áreas de ese país que el consumo interno ha mermado
considerablemente bajando de 803.000 toneladas en 1973 a 13.100 toneladas en el
2000 y la producción de 136.000 toneladas en 1973 a 3.000 toneladas en
2002.
Por otra parte, varios proyectos se han presentado en el congreso
solicitando la prohibición siendo uno de los últimos el presentado en 2002 por
la senadora Patty Murray.
Según la Agencia de Salud y Seguridad Ocupacional
(OSHA) del Ministerio de Trabajo se estimaban en 1990 potencialmente expuestos
al asbesto 682.000 trabajadores (568.000 en producción y servicios y 114.000 en
construcción.
El caso de Libby, Montana, es paradigmático. En este pueblo de
15.000 personas (entre casco urbano y periferia) la empresa W. R. Grace extrajo
vermiculita contaminada con asbesto tremolita desde 1963 a 1990. La mortalidad
por enfermedades del asbesto entre 1979 y 1998 fue entre 40 y 80 veces más alta
de lo esperado. Los residentes de Libby tienen un riesgo 30 %
más alto que el
resto de los norteamericanos de padecer cáncer de pulmón y actualmente alrededor
de 1200 residentes tienen alguna enfermedad relacionada con el asbesto. La EPA
lleva gastados 55 millones de dólares en decontaminación del área y la empresa
tiene procesos por idéntica causa en 42 estados.
Las demandas por asbesto se
multiplican día a día así como los casos de bancarrota a los que recurren las
empresas. Solo el Manville Personal Injury Settlement Trust que paga demandas en
nombre de Johns Manville Corp.
Recibió durante el 2005 más de 500.000
denuncias.
El pronóstico es que las aseguradoras comerciales deberán agregar
entre 5.000 y 10.000 millones de dólares a las reservas este año para los
juicios por asbesto.
Esta fue otra afirmación categórica de la industria del fibrocemento cuando se mencionó el tema en ocasión del I Seminario de Actualización sobre el Asbesto realizado en Buenos Aires, 1999. No tardarían en llegar los datos que confirmaban lo contrario. A raíz de la investigación que realiza el Dr. Geoffrey Tweedale de la Universidad Metropolitana de Manchester, Inglaterra, sobre la empresa Turney y Newall, se publican datos sobre los destinos de las maquinas para aerosolizacion de asbesto en Sudamérica en el libro “Magic mineral to killer dust” y en su posterior trabajo “Limpet Asbestos: Sprayingill– health World Wide”. Allí se incluyen descripciones de las maquinas que la empresa vendiera a los países sudamericanos, en especial a Argentina y Brasil, y el listado de una serie de edificios – públicos y privados – en los que se había utilizado esta metodología, por demás riesgosa ,ya que el asbesto (adherido de esa manera a las paredes con el objetivo de insonorizar o retardar el fuego) tenia una vida útil corta y una gran facilidad para desprenderse.
Entre los edificios mencionados se encontraba el Teatro San Martín, el
complejo teatral mas grande de la ciudad de Buenos Aires, al que asisten miles
de personas diariamente. Recorrido el mismo se constató la presencia del asbesto
en estructuras deterioradas de numerosas salas, camarines, subsuelos, etc. Las
muestras (enviadas a Alemania para su identificación analítica) dieron por
resultado la presencia de asbesto en aire y en material colectado. En la
actualidad parte del teatro esta cerrado para reparaciones y remoción del
asbesto instalado. Durante todo este tiempo, se sometió a una exposición no
advertida a los trabajadores de las salas teatrales, especialmente a los
tramoyistas, electricistas y personal de mantenimiento así
como a los
ocasionales visitantes. Por último el costo de esta operación, por lo complejo
del proceso de decontaminación, deberá ser absorbido por la comunidad. El
reparto de perjuicios y beneficios en el caso del Asbesto, no es, por tanto,
equitativo.
Los Mitos originados en la necesidad de desvalorizar las alternativas
presentes en el comercio buscan mostrar que su peligrosidad es equivalente a la
del asbesto, que sin el asbesto no se podrá tener acceso al agua potable o se
incrementará el número de accidentes de tránsito.
Debemos aclarar que la
utilización de asbesto en productos pertenecientes a un rango tan amplio de
rubros (automotores, fibrocemento, textiles, electrodomésticos, etc.) ha
requerido de un espectro también amplio de
alternativas para su sustitución.
Estas alternativas, sin embargo, resultan física y químicamente muy diferentes
entre si. Así los productos de plástico o metal han ocupado una gran parte del
mercado alternativo en su
posicionamiento como sustitutos, especialmente al
fibrocemento, pero también una cantidad grande de otras fibras han entrado en la
cadena de comercialización. Sobre estas últimas se ha distribuido información
contradictoria que es necesario aclarar.
Para ello debemos considerar los
estudios realizados por la OIT y otros investigadores respecto a las fibras
minerales sustitutas como las fibras vitreas minerales hechas por el hombre
(MMVF). En enero del 2000 se lleva a cabo en la sede de OIT en Ginebra, Suiza,
una reunión de Expertos sobre seguridad en la Utilización de Fibras Aislantes.
Resultado de esa reunión fue la publicación del Repertorio de Recomendaciones
Prácticas en el Uso de las Lanas Aislantes de Fibra Vítrea Sintética (lana de
vidrio, lana mineral de roca y lana mineral de escoria).
Las diferencias
físico químicas sumadas a las diferencias en cuanto al largo, diámetro y
biopersistencia de estas fibras son determinantes a la hora de establecer
comparaciones de peligrosidad. Los estudios llevados a
cabo
internacionalmente concluyen en que la mayoría de ellas son menos
peligrosas que el asbesto y ninguna puede ser ubicada dentro de la categoría de
carcinógenas comprobadas, con la única excepción de las fibras cerámicas
refractarias que se comportarían aparentemente como el asbesto en el interior
del pulmón humano.
Obsérvese que en el mundo los valores máximos permisibles
para estas sustancias son más altos que para el asbesto: 1 fibra/cc en Suecia,
Francia y Estados unidos, 2 fibras/cc en el Reino Unido.
Sin embargo, debemos
ser sensibles y atentos a los avances de la ciencia, que dan pie a periódicas
revisiones en un contexto siempre dinámico. Todo compuesto que hoy se utilice
bajo un determinado perfil de seguridad debe constituir el objeto de
observaciones y seguimiento para mejorar, adecuar o restringir su uso, y – de
ser necesario – incorporarlo en un proceso de gestión decisoria sobre su
prohibición. Tal cual se hizo con el Asbesto.
Similares frases cargadas de dramatismo se propalaban en su momento respecto del DDT, ante las denuncias que surgían por sus efectos de contaminación de suelo y biota (“Nuestro Futuro Robado”, “ Primavera Silenciosa” y otros): “El DDT es la única manera que tienen los países pobres para defenderse del paludismo”. Hoy el Convenio de Estocolmo (del que Argentina es país signatario) intenta desandar el camino de la contaminación instando a la prohibición en origen de todos los compuestos Clorados.
Argentina llego a la firma del Convenio con todos los productos clorados
localmente prohibidos y continua la lucha contra la Malaria a través de otros
mecanismos, sanitaria y ambientalmente mas sustentables.
De la misma manera
en que se encontraron alternativas para los plaguicidas organoclorados también
se desarrollaron alternativas para el asbesto de caños y tanques de
fibrocemento. Actualmente estos se encuentran disponibles en sus versiones
plásticas (PVC y polietileno tricapa), de acero inoxidable y de cemento con o
sin el agregado de otras fibras, por lo general vegetales.
En resumen: ni el
DDT ha terminado con la malaria a pesar de su utilización masiva durante tantos
años, ni el asbesto ha conseguido el acceso de toda la población a agua segura.
De ambos quedan como remanentes espacios y personas contaminados, la misma
pobreza y los viejos desafíos para seguir encarando.