Microburbujas con la sustancia fluorescente en su envuelta lipídica, desde donde se libera a la zona del cerebro deseada por efecto de los ultrasonidos. / UEIL, C. Sierra et al.Un mecanismo de defensa tan sofisticado como la barrera hematoencefálica, que protege a nuestro cerebro de los virus, bacterias y hongos que se cuelan en la sangre, se puede llegar a convertir en nuestro peor enemigo a la hora de tratar ciertas enfermedades. Este ‘muro’ es un obstáculo insalvable para el 98 % de los fármacos, a los que se considera patógenos y se les bloquea el paso desde el flujo sanguíneo al cerebro de los pacientes.
La sustancia fluorescente adherida a las microburbujas se libera cuando estas se rompen por efecto de los ultrasonidos, revelando la zona del cerebro del ratón donde se abre la barrera hematoencefálica. / UEIL-C. Sierra et al.