Una historia de nubes amarillas: el "genocidio ambiental" de las fábricas chilenas (fotos).mundo.sputniknews.com. 05/09/18. Mujeres que sufren abortos espontáneos o paren de forma prematura. Niños con vómitos, diarrea, náuseas, obstrucción bronquial, intoxicación crónica. Jóvenes que mueren de cáncer. Cadáveres verdes de animales. Podrían ser personajes de un film, pero son chilenos que se enferman por los tóxicos que emiten las plantas industriales donde viven.Leer también:Varios artículos sobre la contaminación ambiental de la llamada zona de sacrificio en Chile
Quintero y Puchuncaví en Chile, consideradas zona de sacrificio ambiental
Los lugareños siguen movilizados, temen por su vida. En conversación con Sputnik, el diputado del Movimiento Autonomista de la región de Valparaíso, Diego Ibáñez, aseguró que la explosión social "es manifestación, más allá de la contaminación, de una desigualdad profunda que existe en Chile. Si esto hubiese ocurrido en el centro de Santiago o en Las Condes, las comunas más ricas, te aseguro que al día siguiente las empresas hubiesen tenido que cerrar".
Movilización por la situación medioambiental y de salud de la población de Puchuncaví y Quintero, Chile.
Cómo se llegó a esta situación Quintero y Puchuncaví, en la región de Valparaíso en Chile, una vez tuvieron playas de arenas blancas y abundantes dunas. "Si hubieras conocido antes el lugar, te hubieras enamorado. Esta era una zona agrícola, se vivía de la pesca artesanal, agricultura, ganadería y turismo. Teníamos unas playas maravillosas", recuerda Alonso. En ese territorio viven cerca de 40.000 personas que en los últimos 60 años han sido testigos del deterioro del ambiente y su propia salud: sus casas están alrededor de fábricas e industrias contaminantes que, además, utilizan el puerto local para desembarcar sus materiales.Las plantas están en zonas donde hay campamentos que no tienen agua pero sí un "nivel de centralización brutal del desarrollo". Son lugares que "históricamente han sido considerados de bajos recursos, zonas pobres", dijo Ibáñez. Por eso dice que él también siente "rabia al ver la negligencia del Estado y el abandono por no querer regular la utilidad empresarial".
El parque industrial ha traído desgracias a los chilenos, asegura Alonso. "Los gobiernos de turno iban aceptando y aceptando los proyectos. En este momento tenemos 17 empresas peligrosas y contaminantes", indicó. "Esto que hay aquí es un verdadero genocidio ambiental. No tiene nombre a lo que ha llegado el modelo económico en Chile". Hoy los habitantes de esas zonas de la región de Valparaíso sufren importantes daños a la salud, se tienen que jubilar anticipadamente, además de vivir en un ambiente cada vez más deteriorado donde los peces, por ejemplo, tienen altos niveles de aluminio, arsénico, cobalto, cobre, cromo, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plata, plomo, selenio, zinc e hidrocarburos. Todo se debe a la desmedida actividad industrial. "Aquí a cualquier persona que tu agarres en la calle te va a contar que algún pariente o alguien cercano se murió de cáncer. Eso está naturalizado, es normal que la gente se muera de cáncer, pasa todos los días, a cada rato", dijo Alonso.
A través de su cuenta de Twitter, el diputado anunció este 5 de septiembre que junto a el Frente Amplio presentaron un proyecto para su homologación. Los quinteranos y puchuncavinos pudieron disfrutar sus tierras y su salud hasta 1958, cuando se instaló la primera planta, Instalación Chilectra. En 2010 entró en funcionamiento la última, la termoeléctrica Nueva Ventanas (Gener). A principios de 1990, el alto nivel de contaminación del aire en la zona ya era reconocido por habitantes y gobernantes. En 1992 se elaboró el Plan de Descontaminación del Complejo Industrial Las Ventanas. En tanto, en 1993 el ministerio de Agricultura declaró Puchuncaví y Quintero como zona saturada de contaminación por anhídrido sulfuroso y material particulado. Las empresas, a pesar que cumplieron con lo pactado, no disminuyeron la emanación de gases y, por ende, siguió aumentando la contaminación.
El año siguiente empezó a regir la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente que, entre otras cosas, creó Tribunales Ambientales, pero recién en 2012 empezaron a funcionar. Ibáñez recordó que en 2010 se diseñó un sistema de evaluación ambiental, y que recién en ese entonces comenzó a operar el ministerio de Medio Ambiente. "Hay una institucionalidad muy precaria en una economía que es extractivista, debería ser al contrario", concluyó el diputado. Las casi 400 personas intoxicadas este agosto no fueron las primeras en sufrir los problemas causados por la emanación de gases. En Quintero se habían registrado intoxicaciones e incidentes ambientales en 1988, 1994, 2000, 2003 y después. Los más grandes ocurrieron en 2011.
En marzo de ese año 23 niños y ocho adultos fueron intoxicados por una nube de dióxido de azufre. Ese mismo año, en agosto, fueron 26 los niños de cuatro escuelas de Quintero que resultaron intoxicados. Pocos días después, en septiembre, les pasó a 34 personas de la Escuela Rural General Velasquez de Puchuncaví. A fines de noviembre 41 personas de la Escuela La Greda fueron las perjudicadas. Se suspendieron las clases porque se formaron nubes tóxicas que generaron problemas respiratorios, náuseas y molestias generalizadas en la comunidad. Esos sucesos marcaron "un antes y un después": Quintero y Puchuncaví "pasaron a ser noticia nacional", señaló Ibáñez. Siete años después las comunidades siguen enfrentando los mismos problemas.
El recuento no termina ahí. Según información proporcionada por Ibáñez a Sputnik, en 2014 el Buque Mimosa tiró 37.800 litros de crudo al mar, había fallado en su descarga a la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP). En 2015 pasó lo mismo con el tanquero Doña Carmela, que vertió 400 litros. En 2016 una línea de flexibles submarinos se desprendió de su ubicación de la Terminal de multicrudo de la ENAP y vertió una cantidad indeterminada de aceite decantado al fondo marino. Al año siguiente 17 niños de la Escuela Sargento Aldea Puchuncaví se intoxicaron, ese mismo año también hubo dos niños que resultaron intoxicados por los gases, aunque las estaciones de monitoreo no marcaban una pérdida ni aumento en la emisión.
En 2011 una comisión investigadora del Congreso concluyó que era necesario hacer cambios profundos en la legislación ambiental del país. Sin embargo, el diputado asegura que "nunca se cerró ninguna empresa […] eso hace ver a la comunidad que el Gobierno, no solamente este, sino también los anteriores, no hicieron mucho por cambiar la situación. No se se colocaron del lado de las comunidades empobrecidas sino del lado de los grandes holding extractivistas y que manejan hoy día el parque industrial", aseguró.
Las comunidades saben que si el presidente (que es el único que tiene la potestad) no cambia la legislación para que las empresas reduzcan y controlen sus emisiones, van a seguir habiendo enfermedades. "La norma ambiental en Chile estaba más del doble de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud [ver infografía], por tanto si no se cambia la norma, no se decretan nuevas que regulen algunos componentes, por ejemplo el arsénico en el aire y agua, la gente va a seguir enfermándose y va a seguir habiendo intoxicación", dijo ibáñez. En ese sentido, agregó que el Gobierno de Piñera realiza una "batería de anuncios que no atienden a este problema estructural, sino más bien es conspirar bajo la lógica del plan de descontaminación".