No. La ilusión que el castigo y la amenaza erradicarán el uso de sustancias parece ser una creencia fuertemente arraigada en nuestra sociedad. En estos días, y simultáneamente, ocurren una serie de hechos notables; el Gobierno lanza un plan de “narcotráfico cero” con la ilusión de que la táctica cuasi bélica erradicará el problema, se cumplen treinta años del fallo Bazterrica (que declaró inconstitucional perseguir a consumidores) y en una plaza de Rosario se realiza un megaoperativo para detener a “delincuentes peligros” cuyo “delito” es consumir sustancias. Es curioso, porque los experimentos conductuales demuestran bastante bien que el castigo es un pésimo elemento para cambiar una conducta.