Los envases de alimentos son los principales contaminantes de los océanos. Por Miguel A. Lurueña.
consumer.es. 27/07/2021. La comodidad y la falta de tiempo, planificación y recursos juegan en contra de nuestra salud, nuestro dinero y el medio ambiente. Estas son algunas ideas para evitarlo.
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Los envoltorios de comida y bebida son la principal fuente de basura en los océanos, según un reciente estudio publicado en la revista Nature Sustainability. Entre los principales residuos encontrados están las bolsas de un solo uso, las botellas, los envases de comida y los envoltorios. El informe muestra además que el 80 % de los residuos hallados están fabricados de plástico. En este artículo analizamos el impacto de este problema y qué podemos hacer los consumidores, las empresas y los gobiernos para ponerle freno.
La basura marina supone un grave problema para el medio ambiente. Preocupan de manera especial los residuos plásticos. Estos desechos pueden producir, entre otras cosas, la muerte de animales marinos por diversas causas; por ejemplo, por asfixia, como ocurre con aves y otros animales que necesitan aire para respirar, o por obstrucción intestinal, cuando los animales ingieren esos plásticos por accidente.
Hay que tener en cuenta, además, que los residuos plásticos que van a parar al mar se van degradando por la acción mecánica del oleaje y la luz solar, de modo que acaban convertidos en partículas de muy pequeño tamaño, muchas de las cuales son ingeridas por diferentes animales, pasando así a la cadena alimentaria. Es decir, algunos de los alimentos que forman parte de nuestra dieta están contaminados con esas micropartículas (microplásticos), lo que podría tener efectos negativos sobre la salud, aunque es un tema sobre el que todavía no hay muchos conocimientos.
Medidas para reducir la contaminación por plástico
Si todo sigue como hasta ahora, en el año 2050 habrá más plásticos que peces en el mar, según un informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). Por eso es urgente tomar medidas para reducir su presencia y para ello es necesario actuar desde diferentes ámbitos.
⭕ Los gobiernos
Poco a poco se van dando pasos en ese sentido. Por ejemplo, los gobiernos de algunos países, como España, han implantado la medida de cobrar por las bolsas de plástico en supermercados y otros comercios, a la que se ha sumado en fechas recientes la prohibición de comercializar utensilios de plástico de un solo uso, como cubiertos, pajitas y envases de poliestireno expandido (como los que se utilizaban en hamburgueserías y bandejas de carne). Esto se enmarca dentro de la llamada Ley de Residuos, con la que se pretenden reducir los envases de plástico no reutilizables en un 50 % para el año 2026 y en un 70 % para 2030.
⭕ Las empresas
También las empresas tienen mucho que trabajar en este aspecto. La reducción de envases y el desarrollo de materiales más sostenibles es uno de los campos donde más se está invirtiendo en los últimos años, y es algo que ya podemos ver en nuestro día a día. Por ejemplo:
en muchas fruterías ya se han sustituido las bolsas de plástico por otras de materiales más sostenibles (principalmente de origen vegetal, como fécula de patata).
muchas empresas de bebidas han reducido el grosor de algunos envases, especialmente de latas de aluminio y botellas de plástico, y han tomado otras medidas como la de sustituir las argollas de plástico que unen las latas por estructuras de cartón.
Pero no todas las empresas toman este tipo de medidas. De hecho, algunas parecen ir en un sentido completamente opuesto. Podemos ver algunos ejemplos en las redes sociales, donde cada cierto tiempo hay encendidas polémicas en torno a este tema, como cuando se muestran naranjas o plátanos pelados y envasados en plástico o huevos fritos congelados listos para consumir.
Hay que aclarar que las frutas peladas y envasadas pueden resultar útiles para ciertas personas (por ejemplo, para las que tienen problemas de movilidad en las manos), pero desde luego no tienen mucho sentido para la población general. Por su parte, los huevos fritos congelados se desarrollaron para la restauración colectiva, ya que es un producto que permite ahorrar mucho tiempo en la elaboración a la vez que asegura la inocuidad. Es decir, no se concibió para un uso individual.
Reducir envases no siempre es fácil
Algunas empresas tienen recelos a la hora de reducir envases debido a motivos comerciales. Por ejemplo, no están dispuestas a eliminar la faja de cartón que rodea los envases de los yogures porque mejora la imagen del producto. Y lo mismo ocurre en muchos otros productos. Por ejemplo, una botella de agua mineral da sensación de “más calidad” cuanto más grueso sea el plástico.
Por otra parte, hay muchos casos en los que reducir envases no es sencillo porque no solo cumplen la función de servir como soporte publicitario o la de alojar el alimento, sino que además sirven como protección para que el producto se mantenga en buen estado el mayor tiempo posible. Por ejemplo, en una caja de galletas el cartón protege de los golpes, evitando que el producto se rompa en pedazos, e impide el paso de la luz, evitando así que las galletas se pongan rancias. Además, en el interior de la caja las galletas suelen estar envueltas en papel plástico, que impide la migración de agua desde el producto hacia el exterior y viceversa, de modo que las galletas se mantienen crujientes y no se reblandecen con la humedad (o no se ponen duras si el ambiente es muy seco).
Para entender la función que cumple cada material en los envases de los alimentos se suele poner como ejemplo los de tipo tetrabrik. Normalmente están compuestos por seis capas superpuestas: una de cartón, que da consistencia y permite la impresión de la etiqueta; otra de aluminio, que impide el paso de la luz y del oxígeno; y tres capas de polietileno, una exterior y dos interiores, que protegen de la humedad exterior y permiten la unión entre las diferentes capas. Esto hace que el envase sea muy práctico (es resistente, ligero, barato, polivalente, etc.), pero también lo hace muy difícil de reciclar, a pesar de que a veces se promociona y se percibe como más sostenible que el plástico. Es decir, los envases de plástico no siempre son la peor opción.
⭕ Los consumidores
Imagen: Marta I. Seco
Como consumidores tenemos parte de responsabilidad en el empleo de envases y sus consecuencias sobre el medio ambiente. Estamos cada vez más concienciados acerca de la importancia del reciclaje, pero la solución no pasa por mantener los hábitos de comprar, usar y tirar, sino por lo que se conoce como la regla de las tres erres: reducir, reutilizar, reciclar. Es decir, reducir el uso de envases (por ejemplo, optar por productos a granel cuando sea posible), reutilizarlos siempre que podamos (por ejemplo, usar bolsas de algodón para comprar fruta) y, en último término, reciclar. En este sentido, podemos seguir algunas ideas como las siguientes:
✅ Si reducimos o evitamos en la medida de lo posible el consumo de productos superfluos, como bebidas “energéticas”, refrescos, snacks, etc., no solo contribuiremos a disminuir el uso de envases, sino que además haremos algo positivo por nuestra salud.
✅ Sería deseable comprar alimentos a granel. No siempre es fácil porque nos encontramos con varias dificultades:
El tiempo. Cuando vamos con prisa es más fácil elegir una bandeja de carne que esperar la cola de la carnicería. Para intentar resolverlo es deseable planificar las compras, por ejemplo, para hacer solo una compra semanal y, sobre todo, para no hacer compras de última hora o improvisadas.
El dinero. En principio sería lógico pensar que los alimentos a granel son más baratos que los envasados, dado que los envases suponen un coste. Sin embargo, no siempre es así, ya que muchos de esos productos envasados son de una categoría comercial inferior (por ejemplo, la fruta envasada a menudo tiene un menor calibre que la fruta a granel).
La vida útil. Los productos envasados suelen durar más tiempo que los productos a granel. Por ejemplo, la carne en bandeja dura en torno a una semana porque se envasa en atmósfera protectora (con gases inertes e inocuos que prolongan su vida útil), mientras que la carne a granel dura apenas un día. Este inconveniente también podríamos solventarlo haciendo una buena planificación de nuestra compra y utilizando otros recursos (por ejemplo, cocinar o congelar la carne para prolongar su duración).
La disponibilidad. No en todos los lugares tenemos la opción de comprar a granel. Es relativamente fácil con productos como frutas o pescado. Pero cada vez más difícil con legumbres o carne, y mucho más difícil con otros productos como frutos secos, cereales o pasta.
Los conocimientos. Si no sabemos cocinar o no sabemos hacer la compra, es probable que optemos por productos envasados y listos para consumir, en lugar de elegir alimentos frescos y a granel.
✅ Sería conveniente elegir agua del grifo en lugar de agua mineral. En España el 99,5 % del agua del grifo es potable. Lo que ocurre es que hay lugares donde su sabor causa rechazo, debido sobre todo a su alto contenido en minerales como calcio y magnesio. Si no somos capaces de habituarnos al sabor, podemos optar por sistemas de filtración.
✅ En caso de comprar productos envasados, sería deseable optar por formatos de gran tamaño, ya que resulta más ventajoso para el medio ambiente y para el bolsillo. A veces es relativamente fácil de conseguir (por ejemplo, evitando formatos monodosis, como los de aceite, vinagre, azúcar o café), pero en otros casos es más complicado, sobre todo para hogares donde viven pocas personas.
✅ Evitar en la medida de lo posible el uso de bolsas de plástico. Eso incluye las bolsas biodegradables o compostables que abundan en muchos supermercados y fruterías. No debemos olvidar que, a pesar de estar fabricadas con materias primas más sostenibles, su producción y eliminación requieren muchos recursos. Por eso es preferible ir a la compra con cestas, carros y bolsas reutilizables (por ejemplo, bolsas de algodón de pequeño tamaño para la fruta o bolsas de rafia para la compra). También sería deseable que existiera la posibilidad de poder retornar los envases reutilizables, como las botellas de vidrio, una posibilidad que se contempla en la Ley de Residuos pero que, por el momento, está en el aire.
✅ Es recomendable cocinar. El uso de envases ha aumentado a medida que lo ha hecho la venta de productos listos para consumir. No es de extrañar que estos se consuman cada vez más: ahorran tiempo y esfuerzo, no requieren planificación ni conocimientos y tienen precios asequibles. Ahora bien, cocinar es más barato, más sostenible y generalmente más saludable. El problema es que requiere de todo lo anterior: planificación y un mínimo de conocimientos, tiempo y motivación.
La comodidad, la falta de tiempo, de planificación y de recursos juegan en contra de nuestra salud, de nuestro dinero y del medio ambiente.