Por lo que sabemos, la población paleolítica no conocía el concepto de guerra porque habitualmente vivía en grupos pequeños, era nómada y su densidad era baja.
Mediante la documentación etnográfica sabemos que los cazadores de todas las latitudes envenenaban sus armas con sustancias tóxicas derivadas de las plantas y los animales. Estas armas podían ser completamente ineficaces si las puntas no estaban envenenadas, según un estudio de Dieter Noli sobre los bosquimanos.