Melisa Mays, pobladora de Flint, se enteró en el verano que el agua que ella y su familia habían estado consumiendo por un año y medio era tóxica.Los metales que contenía el agua les habían causado lesiones en la piel, caída del cabello, hipertensión, convulsiones, pérdida de la visión y de la memoria.
La alcaldía de Flint viene repartiendo filtros de agua gratuitos a los pobladores para tratar de reducir los niveles de plomo en el líquido.
La alcaldesa declaró en emergencia la ciudad de Flint para llamar la atención de las autoridades federales sobre el desastre ocurrido.
Dayne Walling, ex alcalde de Flint, es uno de los demandados por el cambio de suministro de agua.