En las grandes ciudades, algunos ciclistas optan por utilizar máscaras especiales para filtrar el aire.De hecho, durante décadas las investigaciones han revelado cómo gases como el dióxido de nitrógeno y las pequeñas partículas conocidas como "material particulado" (MP) pueden alcanzar los lugares más profundos del cuerpo y causar daños permanentes.
El gas caliente de un tubo de escape es resaltado en esta imagen térmica."Pasé toda la noche en vela porque mi pecho estaba muy mal por el aire contaminado", le cuenta a la BBC Alfie, de 10 años. "No podía dormir y mi mamá tuvo que mantenerse despierta".
La contaminación del aire contribuyó a casi una de cada 10 muertes registradas en 2017 a nivel mundial.Una razón del estudio es que respirar aire contaminado a temprana edad puede tener consecuencias que duran toda la vida.
Otra vía hacia el daño se abre cuando las partículas más pequeñas encuentran el camino hacia las partes más profundas de los pulmones, los alvéolos, donde el oxígeno se transfiere al torrente sanguíneo.
Los niños que se crían cerca de las calles más contaminadas de Londres tienen menos capacidad pulmonar que los que viven en zonas más limpias.Más allá de eso, también hay evidencia que las partículas pueden llegar hasta el cerebro, así que los científicos están investigando los efectos potenciales en condiciones como la demencia.
En las zonas más contaminadas, los niños nacen más prematuramente y son más propensos a todo tipo de problemas.Una nueva área de investigación es la búsqueda de una explicación de por qué los bebés de las zonas más contaminadas tienden a nacer más prematuramente y con menor peso que los que nacen en otros lugares.
Los niños son particularmente sensibles a los problemas causados por la contaminación.Aunque su presencia no comprueba que hay un vínculo con los nacimientos prematuros ni el menor peso de los bebés, sí sugiere un mecanismo posible.