De izquierda a derecha, Gabriel de Diego, Juan Pablo Ferro, Ayelén González Núñez y Bettina Eissa, de la UNLu. En los pasillos del tren se escucha un hombre que vende: “Para la cartera de la dama y el bolsillo de caballero, un infaltable para dolores de cabeza, menstruales, de muela o musculares. Ibuprofeno con fecha de vencimiento al dorso del blíster”. Millones de cajas de ibuprofeno son vendidas año a año en Argentina. El 40 por ciento se compra sin receta, por lo que, probablemente, en muchos casos este consumo sea innecesario. El problema es que no sólo se medica quien tomó la pastilla: mientras el cuerpo sólo metaboliza una pequeña parte de la droga, el resto es expulsado y, por tanto, va a parar a los desagües, a las aguas superficiales y a las especies que habitan ese ecosistema.