La búsqueda de la planta mágica.lassprovincias,es.29/02/08. El cornezuelo de centeno es producido por una seta inferior (Claviceps purpurea), que prolifera sobre todo en el centeno, pero también en otros cereales y en gramíneas silvestres. Los denominados Misterios de Eleusis, ritos secretos de la Grecia Antigua, han sido relacionados a la intoxicación producida por la ingestión de cebada parasitada por cornezuelo…. El ácido lisérgico es el núcleo común de la mayoría de los alcaloides obtenidos de este hongo. En 1937, a partir de él, Albert Hofmann sintetizó la dietilamida del ácido lisérgico (LSD-25).
Montaje gráfico con la imagen de Albert Hofmann, descubridor del LSD.
Es sobre todo en la Alta Edad Media cuando el cornezuelo aparece en la historia, como causa de envenenamientos masivos que se presentan a modo de epidemia y que producen miles de muertes de personas. Este problema, cuya conexión con el cornezuelo no se descubrió hasta mucho después, aparecía bajo dos aspectos característicos: como peste gangrenosa (ergotismus gangrenosus) y como peste convulsiva (ergotismus convulsivus). A la forma gangrenosa se referían como "mal des ardents", "ignis sacer" o "fuego sacro". El santo patrono de los enfermos de este mal era San Antonio, y era la orden de los antonianos, sobre todo, la que se ocupó de cuidarlos. Con el progreso de la agricultura, y tras comprobarse en el XVII que la causa del ergotismo era el pan que estaba contaminado con cornezuelo, disminuyeron el número y la frecuencia de aparición de casos. La última de estas epidemias se produjo en los años 1926-1927 en determinadas regiones del sur de Rusia. Oficinalmente, es decir, para fines curativos, se emplea el cornezuelo de centeno (Secale cornutum). Inicialmente como ocitócico y luego como inhibidor de las hemorragias tras el parto. El ácido lisérgico es el núcleo común de la mayoría de los alcaloides obtenidos de este hongo. En 1937, a partir de él, Albert Hofmann sintetizó la dietilamida del ácido lisérgico (LSD-25). Según el mismo Hofmann, LSD era la droga más potente descubierta hasta entonces, y su dosis debía medirse en millonésimas de gramo o gammas: "La dosis activa en humanos iba de 0.000003 a 0.000001 por kilo de peso. Su margen de seguridad era anormalmente alto, en la heroína puede ser de 1/5, en el barbitúrico de 1/4, mientras en la LSD era de 1/600. Además resultaba ser un fármaco desprovisto de tolerancia que al usarse con asiduidad diaria simplemente dejaba de hacer efecto". Por ello pronto suscitó el interés de los psicoterapeutas, quienes pensaron que su estudio podría ayudar a facilitar el conocimiento de la enfermedad mental. En la década de los sesenta se escribieron cientos de artículos científicos sobre los efectos de la LSD en los sistemas biológicos, en el comportamiento animal, en pacientes con una amplia variedad de enfermedades físicas y mentales, además de en muchos de voluntarios "normales" que alentados por el ambiente contracultural de la época, organizaron una especie de "culto psicodélico" alrededor de la dietilamida del ácido lisérgico. En la actualidad la LSD-25 se expende en dos modalidades, las dosis altas que son similares a las que se ingerían durante la época de los hippies, los llamados ácidos o tickets y las dosis bajas que reciben los nombres callejeros de micropuntos o tripis, o simplemente la denominación del grabado que traiga el papel que los contiene: soles, bartsimpsons, gatosfélix, planetas verdes, etc. Debido a los característicos efectos de la LSD y la singularidad de su potencia, es difícil adulterarla. Mecanismo de acción y formas de empleo Su principal vía de administración es la oral. Sus efectos comienzan entre los 15 y 30 minutos después de la ingestión y se prolongan hasta 12 horas, cosa bastante desconcertante para los científicos ya que la metabolización se lleva a cabo en un tiempo récord (aproximadamente dos horas), comparada con la de otros psicoactivos, y aunque técnicamente ya ha abandonado el organismo, sus efectos se prolongan durante aproximadamente 10 horas más. Se sabe que la LSD actúa de forma selectiva como agonista en el receptor de 5-HT, con ello disminuye la actividad espontánea del Sistema Nervioso Central pero aumenta la actividad por estímulos periféricos, provocando alteraciones importantes en la percepción, especialmente la visual. Usos terapéuticos La dietilamida del ácido lisérgico fue comercializada como especialidad farmacéutica a partir de 1947 bajo el nombre comercial de Delysid (LSD 25), en grajeas de 0,025 mg y ampolletas bebibles de un centímetro cúbico, equivalente a 0,1 mg, junto con un prospecto que aconsejaba su uso en dos circunstancias: a) Relajación psíquica en la psicoterapia analítica, y en particular en las neurosis de angustia y obsesivas. b) Experimentos sobre la naturaleza de la psicosis. El prospecto aseguraba: "El Delysid permite al médico, por autoexperimentación, tener una idea de las sensaciones percibidas por el enfermo. Facilita el estudio de los problemas patógenos, provocando en sujetos normales psicosis artificiales experimentales de corta duración." También se recomendaba en el tratamiento del "alcoholismo crónico", al tiempo que se formulaban las siguientes precauciones de uso: "El Delysid es capaz de reforzar un estado psíquico patológico. Esta sustancia debe ser administrada con gran prudencia en sujetos que tienen ideas de suicidio o cuando es de temer el desencadenamiento de una psicosis. La labilidad psicoafectiva y la tendencia a los actos impulsivos pueden persistir, excepcionalmente, algunos días después de tomar el producto". Su uso terapéutico se abandonó tras la prohibición internacional de esta sustancia puesto que fue incluida en la Lista I, donde están las drogas sin utilidades terapéuticas, lo que impide incluso las investigaciones al respecto. Dosificación Actualmente existen dos tipos de dosificaciones en el mercado negro, las dosis bajas o "dosis de rave" (tripis o micropuntos) y las dosis altas o "dosis psicodélicas" (ácidos o tickets). Las primeras contienen entre los 0,010 y los 0,015 mg, mientras que las dosis psicodélicas van de 0,025 a 0,050 mg. Aunque no se ha establecido aún una dosis letal debido a que no se conoce un solo caso de muerte directamente ocasionada por el uso de LSD, la ingestión más de 0,1 mg (100 gammas o microgramos) es desaconsejable por que el peligro de sufrir un "mal viaje" se ve incrementado de forma exponencial. Dosis excesivas de LSD (sobrepasando los 250 microgramos) pueden llevar a pérdidas temporales del ego o identidad. Efectos psicológicos y fisiológicos Las dosis bajas producen hilaridad, aceleran los pensamientos, traen a la mente recuerdos vívidos, provocan asociaciones libres y algunas visualizaciones. Las dosis psicodélicas ocasionan un colapso temporal sobre la percepción y usualmente llevan a introspecciones profundas en las que se trasciende el ego y se tiene alguna clase de experiencia mística. Antonio Escohotado, han identificado tres "etapas del viaje": -[…] una primera fase de vuelo, que recorre paisajes visuales asombrosos sin detenerse en ninguno -viéndose el sujeto desde dentro y desde fuera a la vez-, seguida por una segunda fase que es en esencia lo descrito como una pequeña muerte, donde el sujeto empieza temiendo volverse loco para acabar reconociendo tras ello el temor a la propia finitud, que una vez asumido se convierte en sentimiento de profunda liberación. Se trata de algo parecido a cambiar la piel entera, que algunos llaman hoy acceso a esferas transpersonales del ánimo… -Convencimientos y percepciones beatíficas alternan con un desnudamiento de los temores más arraigados, dentro de un trance que del principio al fin se desarma por su esencial veracidad. -Balsámica o aterradora, la luz está ahí para quedarse, iluminando lo que siempre quisimos ver -sin conseguirlo del todo- y también lo que siempre quisimos no ver, lo pasado por alto… apto sólo para quienes buscan lo verdadero a cualquier precio… La amistad, el amor carnal, la reflexión, el contacto con la naturaleza, la creatividad del espíritu, pueden abrirse en universos apenas presentidos, infinitos por sí mismos. Otro riesgo psíquico relacionado con la LSD son las llamadas "recurrencias de los efectos de la droga sin la droga", breves flashbacks o escenas retrospectivas, que pueden aparecer en más del 15% de quienes han consumido la droga. Por lo general son precipitadas por el uso de otro psicoactivo, especialmente la marihuana, aunque también pueden aparecer frente a cuadros de ansiedad, fatiga o movimientos en un ambiente oscuro. Las escenas retrospectivas pueden persistir en forma intermitente durante uno o dos años después de la última exposición a la LSD. En el aspecto físico los síntomas somáticos tras la ingestión incluyen náuseas, dilatación pupilar, aumento de la presión arterial y el ritmo cardiaco, debilidad corporal, somnolencia y aumento de la temperatura corporal. También induce contracción de las fibras del músculo uterino, por lo que en las mujeres embarazadas puede producir graves problemas. Según la revista Science la LSD no produce lesiones genéticas, no lesiona cromosomas y no es teratógena ni cancerígena para el ser humano. Dependencia La tolerancia no existe, puesto que la administración de dosis sucesivas hace totalmente insensible al sujeto en un par de días, incluso usando cantidades descomunales. La insensibilidad revierte tras tres días de abstinencia. La dietilamida del ácido lisérgico no crea dependencia física ni psicológica. El patrón más común es el viaje ocasional, separado por intervalos de meses o años. Los usuarios de tripis que pasan una racha experimentando más seguido con ellos usualmente llegan a un punto en el que les resulta imposible manejar las experiencias y optan por suspender su consumo voluntariamente y sin problema alguno. El único riesgo real que afronta el consumidor de LSD es el "mal viaje" que puede llevarlo a episodios de terror o de pánico. Ante ello es recomendable dar tranquilidad y confianza al sujeto y cambiar de ambiente para modificar la ideación. En caso de ser imprescindible, es posible suspender los efectos administrando una pastilla de Haloperidol (Haldol®) o clorpromazina (Largactil®). En caso de "flashbacks" o escenas retrospectivas desencadenadas por estímulos leves cuando ya no se está bajo los efectos de la LSD, se recomienda serenidad ya que desaparecerán por si mismos. También hay psiquiatras que prescriben un tratamiento corto con 5 mg de trifluoperacina (Flupazine® o Stelazine®) por vía oral durante algunos días. LSD no es un complemento terapéutico ideal para uso general. La reacción a la LSD se caracteriza por alteraciones en la conciencia tan drásticas, que normalmente incluyen alteraciones perceptivas y transformaciones ilusorias del entorno percibido, por lo que los psicoterapeutas necesitan formación en técnicas especializadas para utilizar de forma segura las oportunidades terapéuticas que ofrecen estos estados de conciencia tan profundamente modificados. Los pacientes reaccionan a veces con pánico a la LSD, lo que exige una destreza terapéutica particular para poder afrontarlo. Existen momentos de la experiencia con LSD en los que las funciones del ego del paciente se alteran en tal medida que se hace compleja la comunicación verbal. Peligros para la salud EFECTOS FÍSICOS Y PSICOLÓGICOS A CORTO PLAZO. Los efectos del LSD son impredecibles, dependen de la cantidad que se tome, la personalidad, el estado de ánimo y las expectativas del usuario y el entorno en que se use la droga. Por lo general, el usuario siente los primeros efectos de la droga unos 30 a 90 minutos después de tomarla. Los efectos físicos incluyen pupilas dilatadas, aumento en la temperatura corporal, aumento en la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, sudoración, pérdida de apetito, insomnio, sequedad de la boca y temblores. Los cambios en las sensaciones y los sentimientos son mucho más dramáticos que las señales físicas. Puede que el usuario experimente varias emociones diferentes a la misma vez o pase de una emoción a otra rápidamente. Sí se toma una dosis suficientemente alta, la droga produce delirio y alucinaciones visuales. La percepción del tiempo del usuario y de sí mismo cambia. Las sensaciones parecen fundirse, lo que le da al usuario la sensación de oír los colores y ver los sonidos. Estos cambios pueden ser aterradores y causar pánico. Los "viajes" de LSD son largos, por lo general, comienzan a desaparecer aproximadamente después de 12 horas. Algunos usuarios experimentan pensamientos y sentimientos severos y aterradores, miedo a perder el control, miedo a enloquecer y a morir y desesperación mientras están bajos los efectos del LSD. En algunos casos, han ocurrido accidentes mortales durante etapas de intoxicación con LSD. ESCENAS RETROSPECTIVAS. Muchos de los usuarios de LSD experimentan escenas retrospectivas (flashbacks), recurrencias de ciertos aspectos de la experiencia de la persona, sin que el usuario haya tomado la droga nuevamente. Esto ocurre súbitamente, a menudo, sin aviso previo y puede ocurrir varios días después o más de un año después de haber usado LSD. Las escenas retrospectivas ocurren en personas con uso crónico de alucinógenos o con un problema subyacente de personalidad, sin embargo, personas por lo demás saludables que ocasionalmente usan LSD, también podrían tener escenas retrospectivas. Éstas y los "viajes" malos son sólo parte de los riesgos del uso de LSD. Los usuarios de LSD pueden manifestar psicosis relativamente duraderas, como esquizofrenia o depresión severa y es difícil determinar el alcance y el mecanismo del efecto del LSD en dichas enfermedades. Carlos Gener Galbis Fuentes: Hofmann, A. (2006). La historia del LSD. Cómo descubrí el ácido y qué pasó después en el mundo. Barcelona, Gedisa, 222 págs.
Escohotado, A. (2005). Historia General de las Drogas. Fenomenología de las drogas. Madrid, Espasa Calpe, 1.542 págs.