La excavación de la tumba M12, en la que se encontró el brasero. En la foto, el brasero se puede ver en el borde inferior central del círculo central – Xinhua WuSiempre rodeado de polémica por su cambiante legislación en Europa y América (su venta, consumo y cultivo están prohibidos en España, con excepciones de índole medicinal), poco se sabe sobre cuándo y dónde comenzó a ser utilizado por sus propiedades para alterar la mente. Muchos historiadores han creído que esa «primera calada» de la humanidad se produjo en las antiguas estepas de Asia Central con la única evidencia de un pasaje escrito por el griego Heródoto a finales del último milenio a.C. Pero la hipótesis nunca pudo ser demostrada de forma fiable. Ahora, un equipo internacional de investigadores ha descubierto una de las primeras pruebas arqueológicas del «enganche» a la marihuana. Ocurrió hace 2.500 años en China. Y fue en un funeral.
El brasero típico y las piedras quemadas en los antiguos Pamir– Xinhua WuLos científicos encontraron restos de cannabis conservados en quemadores de incienso funerarios de 2.500 años de antigüedad en el cementerio de Jirzankal, en las regiones montañosas de Pamir, en el este de China. Según publican en la revista «Science Advances», los habitantes del lugar seleccionaban las plantas con niveles más altos de agentes psicoactivos y las fumaban como parte de los rituales mortuorios. Quizás de esa forma conseguían comunicarse con los muertos o ahondar en su lado más espiritual.
Cannabis silvestre en las montañas Tian Shan de Kazajistán– Robert SpenglerMientras que el cannabis moderno se usa principalmente como una droga recreativa o para aplicaciones médicas, en el pasado su uso pudo haber sido bastante diferente. La evidencia de Jirzankal sugiere que lo empleaban en rituales funerarios en los que podrían intentar comunicarse con el mundo divino o con sus parientes fallecidos, enterrados en tumbas sobre las que creaban montículos circulares, anillos de piedra y patrones de rayas con piedras blancas y negras.