Logo Sertox

Portal latinoamericano de toxicología

Guía de prevención y tratamiento de las mordeduras por serpientes venenosas

1 August, 2006

Min. de Bienestar Soc. – Secr. de Salud Pública – Subsecr. de Med. Sanitaria – Dir. Nac de Promoción y Protección de la salud – 1999

Guía de prevención y tratamiento de las mordeduras por serpientes venenosas
Diferencias entre culebra y víbora

Introducción

En nuestro país se han llegado a distinguir cerca de un centenar de especies de ofidios, de las que catorce son venenosas, capaces de inocular su ponzoña al hombre, causar alteraciones marcadas en sus tejidos, o su muerte en horas. Las restantes, culebras y boas, no son ponzoñosas.
Su distribución geográfica abarca prácticamente todo el país, exceptuando una angosta faja a lo largo de la precordillera y el Territorio de Tierra del Fuego. Es decir, se adaptan a todos los tipos de clima, regiones y ambientes, encontrándoselas tanto en las zonas desérticas y en las húmedas, como en las montañosas y de llanura.
El principal enemigo de las serpientes es el hombre, que las caza o mata indiscriminadamente, sin preocuparse de si son peligrosas o no; pero también una gran variedad de animales se constituyen en sus predadores naturales, entre ellos, los lagartos, gatos salvajes, algunas gallináceas, zorrinos, jabalíes, destacándose la mussurana, que es una culebra que se alimenta especialmente de ofidios (venenosos o no), de preferencia del género Bothrops y que por lo tanto debiera ser protegida de la matanza sin razón.
Los ofidios participan de la comunidad biótica: como eslabón de una cadena alimentaria son predadores principales de los roedores, contribuyendo así al equilibrio de las especies dentro de los ecosistemas en que se encuentran.
Por otra parte, Sueros antiofídicos producidos por laboratorios de organismos estataleses interesante destacar que algunas serpientes, cómo las del grupo Bothrops ("yarará") son de utilidad en medicina, pues su veneno se aprovecha para producir medicamentos hemostáticos.

Ubicación sistemática de los ofidios venenosos que se encuentran en la República Argentina(1)

Clase: reptiles:
Suborden: oficios o serpientes
Familia: El criterio sistemático, utilizado para definir estas familias se basa en el tipo y distribución de los dientes:

a) Dentición AGLIFA: poseen dientes sin surcos y del mismo tamaño; no son venenosas.
F. BOIDAE: "Boa constrictor".
F. COLUBRIDAE: "falsa coral", "falsa yarará".

b) Dentición OPISTOGLIFA: poseen dientes mezclados del mismo tamaño, excepto el último a cada lado del maxilar que es un colmillo acanalado; se las consideran no venenosas para el hombre.
F. COLUDRIDAE: culebra mussurana.

c) Dentición PROTEROGLIFA: poseen en la parte superior del maxilar dos colmillos parcialmente tubulares y fijos; son venenosas.
F. ELAPIDAE: "coral"

d) Dentición SOLENOGLIFA: poseen en la parte anterior del maxilar dos colmillos tubulares y móviles venenosas.
F. CROTALIDAE.
Género Bothrops: "yarará".

Género Crotalus: "cascabel".

En general, las ovíparas después de poner alrededor de 30 huevos en un sitio húmedo y cálido fuera del alcance de los rayos solares, abandonan su nidada, con excepción de unas pocas especies que se enroscan sobre ellas.
Los huevos, tras un período de incubación de aproximadamente 3 meses o poco más, dejan en libertad a los viboreznos; pertenecen a esta forma de reproducción las serpientes del género Micrurus, "víbora de coral".
Las ovovivíparas mantienen los huevos dentro de su cuerpo por un período de 3 meses o poco más, al final del cual irrumpen los viboreznos al exterior. Pertenecen a esta forma de reproducción las serpientes del género Bothrops y Crotalus ("yarará" y "cascabel").
Los viboreznos de estos ofidios ponzoñosos, ya nacen con todas sus facultades e instintos, al punto que a partir de su nacimiento pueden llevar vida independiente y procurarse su propio alimento sin ayuda de los padres; incluso inoculan pequeñas dosis de veneno a sus primeras víctimas, siendo por ello tan peligrosos para el hombre como los ejemplares adultos.
Las serpientes se alimentan en forma espaciada y habitualmente de noche.
Sus posibles alimentos pueden variar según las condiciones locales; algunas especies ingieren lagartijas, insectos, ranas, huevos de aves, pichones, pequeñas aves, etc.
El sapo, en contra de la creencia popular, no suele ser alimento habitual de las serpientes venenosas, pues excreta una sustancia muy tóxica, capaz de causar la muerte del ofidio.
Las presas, inmovilizadas por la acción, del veneno por constricción, son, en general, deglutidas enteras, ya que los ofidios no utilizan sus dientes para masticar sus alimentos. Conviene mencionar también que las serpientes beben agua y que todas son capaces de nadar y sobrevivir, dato a recordar en casos de inundaciones naturales por lluvias intensas, o artificiales por llenado de una gran represa.
En algunas regiones se constata un fenómeno de inversión: en las áreas selváticas, vírgenes de la acción del hombre, se encuentran aproximadamente un 20 % de ofidios, venenosos y un 80 % de culebras inofensivas.
Pero en las áreas cultivadas; dedicadas a la producción agropecuaria, se constata la presencia de un 80 % de serpientes venenosas y un 20 % de no venenosas, interpretándose que esta distribución tan peculiar responde a la mayor disponibilidad, en las áreas cultivadas, del alimento natural y preferido por los ofidios venenosos: los roedores; de ahí que en las zonas cultivadas sea mayor el riesgo potencial de ser mordidos por una serpiente venenosa.

Bothrops alternatus ("Víbora de la cruz" – "Yarará grande")

Es una serpiente vistosa. Sobre el dorso del tronco y hasta la cola tiene a cada lado una serie de amplios dibujo de diseños característicos: en forma de "C" acostada o de "tubo de teléfono", de color castaño más o menos claro.
El color ventral es generalmente blanquecino (a veces con tinte anaranjado), manchado irregularmente de oscuro.
Sobre la cabeza muestra líneas blancas que hacen recordar al diseño de una cruz.
Suele alcanzar un metro de longitud, aunque puede exceder el metro y medio, con un grosor de nueve centímetros.
Prefiere zona húmeda y los bordes de los ríos y esteros.
Al irritarse se enrosca en espiral, ocupando la cabeza el centro y estando el cuerpo replegado en S. Si el enemigo se presenta de imprevisto puede atacar de cualquier posición, pero la efectividad de este ataque es siempre menor que desde la posición descripta. Víbora agresiva y peligrosa. Su mordedura inyecta gran cantidad de veneno, siendo la autora de casi el 90% de los accidentes humanos en nuestro país.

Bothrops neuwiedi diporus ("Yarará chica")

Llega a medir un metro de longitud; aunque los ejemplares adultos comunes tienen 70 y 80 centímetros.
Es una especie de tonalidades grisáceas y los diseños que encontramos en su cuerpo tienen generalmente forma de trapecios, con sus bases menores hacia el dorso. Cerca de los vértices de las bases mayores de los mismos se encuentran dos manchas (una en cada vértice) del mismo color que el trapecio, pardo oscuro.
En los flancos del cuerpo suele haber una banda color salmón clara.
El vientre es blanquecino salpicado de pequeñas manchas oscuras que se agrupan en la base de cada flanco.
En los ejemplares jóvenes, de hasta dos años de edad; el extremo de la cola es de color blanco amarillento o amarillo limón, razón por la que en Brasil se la llama "Yarará de rabo blanco".
Es una víbora agresiva y veloz en el ataque, provoca accidentes en toda el área de su dispersión por el norte y centro del país.

Bothrops ammodytoides ("Yarará ñata")

Es la más pequeña del género Bothrops, ya que los ejemplares adultos rara vez alcanzan a medir medio metro.
Tienen su hocico dirigido hacia arriba, de ahí el nombre de "Yarará ñata".
Su distribución abarca las zonas patagónicas, pampeanas y las regiones montañosas del país.
Es una víbora poco frecuente de encontrar.

Crotalus durissus terrificus ("Víbora de cascabel")

Es la más inconfundible de las especies ponzoñosas, por la presencia de su crótalo o apéndice caudal, formado por una hilera de canutos achatados, huecos y articulados entre sí, los que emiten un sonido crepitante característico al golpear unos con otros a causa del movimiento vibratorio que el ofidio imprime a su cola cuando se siente agredido. Su diseño dorsal consiste en una serie de manchas romboidales de color marrón grisáceo claro bordeadas de blanco, a veces amarillento; sobre fondo pardo claro, vientre amarillo uniforme.
Al igual que los otros miembros de la familia viperidae, enroscada, con la cabeza en el centro, es capaz de atacar rápidamente.
Puede alcanzar un metro y medio con un grosor de siete centímetros, aunque los ejemplares más comunes tienen 90 centímetros de longitud.
Aun en los lugares donde se encuentra con relativa abundancia, produce pocos accidentes, por la advertencia que significa el sonido de su "cascabel".

Micrurus Frontalis ("Víbora de coral")

Los ejemplares adultos más comunes miden 70 centímetros.
Está decorada con tonalidades muy llamativas que consisten en serie de tres anillos negros (triadas) separadas entre sí por anillos rojos; los anillos de las triadas están a su vez separados por un angosto anillo blanco o amarillento.
Todos estos anillos son completos alrededor del cuerpo, es decir que se continúan en el vientre. La disposición y color de estos anillos puede tener alguna variación según la especie considerada, pero su existencia es lo que caracteriza a primera vista a esta especie.
No suele ser un ofidio agresivo; su comportamiento ante un agresor es característico: siempre trata de huir, pero si se la acosa, esconde la cabeza bajo su cuerpo al tiempo que enrosca y levanta la cola exhibiendo sus colores rojos.
Esta actitud atrae la atención del enemigo sobre la cola, protegiendo la cabeza del posible ataque.
No obstante, si inadvertidamente es pisada, muerde; su ponzoña es sumamente tóxica y a pesar de tener boca y colmillos pequeños, la inyección de veneno (en caso de producirse) es importante, porque al morder suele retener a la víctima.

Sintetizado de "Elenco, Sistemático de los Ofidios Argentinos". Abalós y C. C. Misehis. Bol. Ac. Nac., de Ciencias. Tomo 51. Rep. Argentina. 1915.
Clase: reptiles. Suborden: ofidios o serpientes.

Mapa I

Mapa I
Distribución en Argentina de la Micrurus frontalis pyrhocryptus (Cpe)(Coral)
MAPA Nº5 Micrurus frontalis pyrhocryptus (Cpe)(Coral)











Mapa II

Mapa II
Distribución en Argentina de la Crotalus durissus terrificus (Laurentius) (Cascabel)
MAPA Nº6 Crotalus durissus terrificus (Laurentius) (Cascabel)










Características biológicas

Los ofidios son reptiles caracterizados particularmente por la ausencia de miembros locomotores; carecen de orificios auditivos y de párpados; su cavidad bucal puede alcanzar una gran abertura debido a la extrema amplitud con que logra separar sus maxilares.
Las serpientes venenosas periódicamente renuevan ("mudan") su piel, proceso que comienza a nivel de la cabeza enrollándose la piel progresivamente hasta llegar a la cola de donde se desprende en bloque.
Se desplazan sobre su plano ventral mediante movimientos de reptación con los que consigue, en algunas de las especies, una cierta velocidad de desplazamiento.
Cuando un extraño se aproxima, las serpientes venenosas adoptan la llamada posición de ataque: enroscan sus 2/3 posteriores a manera de base firme y mantienen erecto su 1/3 anterior, con lo que consiguen una posición "dinámica" que les permite proyectar su cabeza rápidamente hacia su presa y volver a su posición inicial; se exceptúa de esta forma de ataque a la víbora de coral que solamente muerde cuando es pisada o empujada con el pie.
Su longitud varía entre 15 a 30 cm, en los viboreznos recién nacidos, hasta cerca de los dos metros en algunos ejemplares.
La unión sexual de las serpientes, generalmente se verifica entre fines del invierno y comienzo de la primavera, en lugares aislados, lejos de sus enemigos naturales.
A partir del momento de la fecundación, la preñez evoluciona en dos formas diferentes: algunas se reproducen mediante la postura de huevos (son ovíparas), en tanto que otras mantienen los huevos dentro de su propio vientre (son ovovivíparas).

Clasificación por su aparato inoculador

Se denominan especies no ponzoñosas aquellos ofidios cuya mordedura no intoxica al hombre, y ponzoñosas a las serpientes cuya inoculación de veneno es capaz de provocar serias alteraciones al organismo humano, incluso la muerte.
De acuerdo con la ausencia o presencia y con la ubicación de los colmillos venenosos, podemos clasificar los ofidios en cuatro series principales, a saber:

Figura 1

Figura 1
(Instituto Butantan)

1) Aglifa (no ponzoñosas)

Tienen dientes macizos, sin conducto, todos casi del mismo tamaño, agudos, inclinados en forma de gancho hacia atrás (figura 1).
Esta descripción corresponde a las dentaduras de algunas culebras y de las boas, como Eunectes notaeus, denominada vulgarmente "curiyú".

Figura 2

Figura 2
(Instituto Butantan)
2) Opistoglifa
Las series dentarias tienen las mismas características que la anterior, agregándose en cada rama del maxilar superior un diente posterior algo agrandado que presenta un canal abierto no conectado con las glándulas venenosas.
En nuestro país no hay ninguna especie que represente peligro para el hombre.
Citaremos en este grupo a: Clelia clelia clelia, conocida como "Mussurana", "terciopelo", "víbora negra".
La figura 2 muestra los maxilares de una serpiente de la serie opistoglifa con sus dientes posteriores más grandes en el maxilar superior.

Figura 3

Figura 3
Serpiente del grupo de las Proterogilfas, al que pertenecen las corales
(Instituto Butantan)
3) Proterogilfa (ponzoñosa)
Posee un par de colmillos inoculadores de veneno llamados Presas, acanalados y situados en la parte anterior del maxilar superior, poco móvil.
A este grupo pertenece la serpiente de coral (coral verdadera), encontrándose en el país cinco especies:
Micrurus corallinus.
Micrurus frontalis pyrhocryptus.
Micrurus frontalis altirostris.
Micrurus frontalis frontalis.
Micrurus frontalis mesopotamicus.

La disposición de sus dientes puede apreciarse en la figura 3.

Figura 4

Figura 4
(Instituto Butantan)
4) Solenoglifa (ponzoñosas)
En la serie solenoglifa, el aparato venenoso está constituido por un par de colmillos tubulares fijos a un segmento móvil maxilar superior.
Estos dientes están replegados cuando la boca está cerrada, pero cuando la abre, por un juego de palanca que realiza el segmento móvil del maxilar, son proyectados hacia adelante, en posición óptima para el ataque, mordedura e inoculación del veneno (figura 4).
Las serpientes americanas que tienen este tipo de dentadura pertenecen a la familia Crotalidae.
Este grupo comprende los géneros Bothrops (yarará) y Crotalus ("cascabel").

(º) Figuras 1 a 4 extraídas del noticioso Rhodia Mérieux. Diagrama del Instituto Butantan. Pág. 10. Octubre 1976.


Sintomatología

El cuadro clínico que presentan las personas mordidas por un ofidio venenoso depende de los constituyentes químicos de la ponzoña que les es inoculada.
El veneno tiene una composición química compleja y las distintas sustancias que lo integran poseen acciones fisiopatogénicas, actuando en tejidos distintos y en tiempos distintos.
La variable cantidad de los componentes del veneno determinará el síndrome clínico que caracteriza el accidente botrópico, crotálico y elapídico:
a) Cito e histológico con tendencia a la coagulación intravascular, en el accidente botrópico (género Bothrops).
b) Neurotóxico y hemolítico, en el accidente crotálico (género Crotalus).
c) Neurotóxico exclusivo, en el accidente elapídico (género Micrurus).
La gravedad del cuadro clínico depende además de otras condiciones, tales como:
a) Cantidad de veneno inoculado, en relación con el estado de repleción de las glándulas productoras.
b) Época del año, siendo más grave en la calurosa.
c) Inoculación directa dentro de un vaso sanguíneo o a su alrededor.
d) El tamaño del ofidio, criterio éste que debe aceptarse con prudencia, ya que un ejemplar pequeño puede contener una cantidad de veneno equivalente a uno de mayor tamaño.
e) Grado de irritación del ofidio.
f) Ubicación anatómica de la mordedura: se consideran más graves las situadas en la cabeza y el cuello.
g) La edad; en los niños la toxicidad del veneno es mayor que en los adultos.
h) Los debilitados y ancianos sufren cuadros clínicos de mayor gravedad.

Síndromes clínicos del ofidismo:

A) Accidente por ofidios del género Micrurus ("Víbora dé coral")
Los síntomas se presentan a los pocos minutos, 5′ a 20′, de producida la mordedura.
El síndrome local es mínimo y está representado solamente por escaso dolor, edema e hipoestesia o anestesia.
El veneno es exclusivamente neurotóxico, habiendo mostrado, en estudios experimentales, un efecto inhibitorio del mecanismo enzimático mitocondrial de las células cerebrales, y en el axón nervioso, desorganización de la vaina de Schwann.
A partir de la región mordida, el compromiso motor y sensitivo se hace ascendente, paralizando en forma progresiva los músculos intercostales, diafragma, faciales, faringolaríngeos (crisis de sofocación y sialorrea espesa), oculares (ptosis palpebrales), disnea, parálisis respiratoria, colapso periférico y muerte por parálisis cardiorrespiratoria. Se han señalado también síndromes paralíticos de tipo landriforme.
B) Accidente por ofidios del género Crotalus ("Víbora de cascabel")
Combina el síndrome neurotóxico con trastornos hemolíticos.
El síndrome local es discreto, al igual que el accidente elapídico, observándose dolor y edema leves acompañado de parestesias; la temperatura es, en general normal. Las manifestaciones neurotóxicas, de carácter curarizante, se traducen por parálisis palpebral, disminución de la agudeza visual, trastornos en la acomodación, obnubilación y cierta dificultad en la articulación de la palabra.
No es habitual la tendencia a la hipotensión arterial o al colapso, salvo en los casos fatales.
Los trastornos neurológicos son seguidos por hemoglobinurias que conducen al síndrome del nefrón inferior, desequilibrio iónico y muerte.
Esta complicación renal es de presentación tardía, luego de las 8 a 10 horas de evolución.
El vómito y la diarrea están, con frecuencia, asociados con la insuficiencia renal.
C) Accidente por ofidios del género Bothrops ("Yarará").
Se trata de un síndrome cito-histotóxico con tendencia a la coagulación intra o extravascular.
En el área de la mordedura se experimenta dolor intenso en la mayoría de los casos, desarrollándose en pocos minutos un edema importante que puede abarcar todo el miembro. La equimosis, el edema y la aparición de grandes ampollas de contenido hemático, representan signos de indudable valor diagnóstico.
En general, al cabo de pocos días (entre 2 y 7 días) se constituye la necrosis que afecta el tegumento y masas musculares, pudiendo dejar al desnudo el esqueleto subyacente, o bien ocasionar amputación o desarticulación del segmento distal, en el caso de los miembros. La necrosis resulta de la concurrencia de los factores siguientes: acción citotóxica, edema y coagulación intravascular local. Esta situación se ve agravada con la aplicación del "torniquete".
En los casos moderados, y sobre todo graves; se comprueba alteración de los siguientes órganos o sistemas:
a) Órganos de los sentidos: disminución de la agudeza visual.
b) Aparato digestivo: epigastralgia, náuseas, vómito acuoso.
c) Aparato cardiovascular: taquicardia, hipotensión, shock. Este último puede ocasionar necrosis tubular renal.
d) Aparato urogenial: albuminuria, hematurias; eventualmente, cilindrurias, oliguria o anuria.
e) Alteraciones humorales: leucocitosis leve. La hiperazoemia, la hipercreatinemia y las alteraciones electrolíticas son frecuentes en presencia de shock o insuficiencia renal.
f) Síndrome de coagulación intravascular diseminada (C.I.D.).

Desde el punto de vista clínico: petequias, equimosis, gingivorragias, epistaxis, hematemesis, melenas, hematurias. En relación al coágulograma: plaquetopenia, tiempo y concentración protrombínicas alteradas, prueba del etanol positivo, presencia de monómeros de fibrina circulante, etc. La C.I.D. puede conducir a la insuficiencia renal irreversible o dar diversas hemorragias con tendencia a generalizarse. Estos cuadros son raros (alrededor del 5 % de los casos).
La muerte en las primeras 72 horas sobreviene por shock, hemorragia cerebral o hemorragia generalizada y, tardíamente, por insuficiencia suprarrenal. También por asociación de una o más de estas alteraciones.
Secuelas: El carácter destructivo de las lesiones observadas en casos graves o mal tratados, conduce a incapacidades funcionales locales que requieren tratamiento complementario (en caso de insuficiencia renal crónica), o rehabilitación (en caso de desnudamiento, desarticulación o amputación).

Medidas preventivas

Toda actitud preventiva estará sustentada por una eficiente educación popular que abarcará todos los niveles de la comunidad. El desarrollo de la misma enfatizará los siguientes aspectos:
a) Familiarizar en forma didáctica, a toda la comunidad expuesta al riesgo sobre las características más importantes relacionadas con la morfología, biología y ecología de los ofidios que habitan las áreas problema, desde la escuela primaria.
b) Adiestrar al personal con mayor riesgo de exposición en la identificación y captura de ofidios ponzoñosos.
c) En las áreas comprobadamente ofidiógenas se procederá a la inspección diaria (en las primeras horas de la mañana y durante el crepúsculo) de viviendas, locales, botas, gallineros, chiqueros, depósitos, cajones, canastos, retretes. etc. Asimismo, se tomarán las debidas precauciones luego de fuertes lluvias. La inspección deberá ser apoyada por una buena iluminación, particularmente si se trata de lugares oscuros y húmedos.
a) La iniciación de tareas sobre áreas inexploradas deberá estar procedida por una minuciosa requisa, dirigida especialmente a los posibles "nidos" de los ofidios.
b) Uso de vestimenta adecuada. Se preferirá el pantalón de loneta con botamanga ancha y botas o calzado de cuero tipo borceguí. Conviene destacar que los accidentes ocurridos en los miembros inferiores oscilan entre él 80 y el 85 %, siendo el tercio inferior de la pierna el más vulnerado.
c) Se prestará debida atención al atravesar bosques, pajonales, zonas inundadas, sendas, albardones, etc., sobre todo si se trata de áreas poco conocidas o exploradas.
d) No introducir, en forma desaprensiva, las manos en los huecos de los árboles, en cuevas y en nidos.
e) Se evitará cazar o tomar serpientes con las manos aun que aparenten estar muertas. Una medida prudente consiste en transitar munido de un simple palo horquillado y machete. Esta conducta facilitará también la captura de reptiles vivos para su remisión a los centros productores de suero antiofídico.
f) Mantener un espacio prudencial libre de malezas alrededor de los complejos habitacionales, industriales, usinas, ingenios, caminos en construcción, represas, vías férreas, zonas de desembarco, etc.
g) Una buena medida práctica consiste en transitar en compañía de perros, quienes habitualmente rastrean la pista de serpientes y tienden a atacarlas.
h) Precaución, al defecar y orinar en campo abierto, de observar los alrededores previamente.
i) Precaución, al levantar o remover troncos caídos o piedras con las manos.
j) Se tendrá especial cuidado al encontrarse en las márgenes de ríos, arroyos, lagunas, etc., con el propósito de desarrollar tareas recreativas (natación, pesca, caza, etc.).

Tratamiento del accidente ofídico

Producido el accidente, se obrará de la siguiente manera:
A) Medidas generales
Reposo absoluto. Brindar ventilación e hidratación convenientes. Se exprimirá suavemente con los dedos el lugar de la mordedura para facilitar la salida del veneno; lavar la herida con abundante agua y jabón. Sin pérdida de tiempo, se iniciará la primera medicación de emergencia conforme al tipo de accidente (bothrópico – el más frecuente -; crotálico o elapídico -infrecuente-) ocurrido. Cumplido con esta tarea se trasladará el accidentado al centro asistencial que corresponda, debiéndose escoger aquel que garantice un estricto cuidado y control del paciente, o sea que cuente con personal capacitado, servicio de terapia intensiva, laboratorio de estudios hematológicos de funcionamiento renal y hepático, servicio de hemodiálisis, cirugía, etc.

B) Tratamiento específico
Para realizar un tratamiento antiofídico correcto debe respetarse el siguiente principio: todos los accidentes, independientemente del género y especie agresora, deberán someterse a una sueroterapia específica capaz de neutralizar entre 75 y 100 mg de veneno, sobre todo tratándose de mordeduras por cascabel y coral, porque habitualmente y desde el punto de vista, práctico deben neutralizarse 75 mg de veneno Bothróplco o 50 mg de cascabel o 30 mg de coral.
Por lo tanto, la cantidad total de suero en centímetros cúbicos, será aquella que garantice la protección de 75 mg de veneno como mínimo, es decir, 30 ml de suero, ajustándose a la titulación inscripta en el rótulo de cada frasco o ampolla de suero.
Se considerará también como grave una mordedura por "bothrops" en las siguientes circunstancias:
a) Mordeduras en extremidad cefálica.
b) Niños de baja estatura, débil complexión o corta edad
c) Síndrome local que muestre, a los pocos minutos, edema y equimosis extensas.
d) Rápida tendencia al colapso "a poco" de producido el accidente.
e) Demora en la iniciación del tratamiento, más allá de los 30 minutos de producida la mordedura.
En cualquiera de estas contingencias se aconseja aplicar no menos de 30 a 50 ml de suero antibothrópico intramuscular.
En todos los casos el suero específico deberá ser administrado, intramuscular, en lo posible en una sola sesión; reservando la vía intravenosa cuando existan evidencias claras de shock, o hayan pasado más de 8 horas de evolución, sin tratamiento.
Los niños recibirán igual dosis que los adultos, pudiendo repartirse la dosis total en distintos grupos musculares, con el fin de evitar grandes acúmulos de líquido en masas musculares pequeñas.
Es aconsejable practicar "test" de sensibilidad al suero antiofídico por vía intradérmica y/o conjuntival, particularmente cuando se decide el tratamiento por la vía intravenosa; de lo contrario, aplicar preventivamente corticoides en dosis grandes.
C) Tratamiento coadyuvante
a) Hidratación conveniente, preferiblemente oral (o parenteral) según lo que demuestre el balance de ingreso y egreso de líquidos (cada 24 horas).
b) Córticoesteroides: En ausencia de shock circulatorio, la dosis oscilará entre 0,15 y 0,45 mg por kg/peso de dexametasona o betametasona. Esta dosis se repetirá cada 6 (seis) horas, utilizando, de ser posible, la vía intravenosa. En su defecto, ‘se aplicará en forma intramuscular.
c) Antihistamínicos (en caso de no disponer de córticoesteroides): Difenhidramina (Benadryl) 1 a 2 ml cada cuatro a seis horas por vía intravenosa o intramuscular. Se considera esta medicación de dudosa eficiencia y conviene señalar que los agentes antihistamínicos pueden inducir a la hipotensión arterial.
d) El tratamiento con córticoesteroides se mantendrá, a la dosis consignada, hasta la resolución conveniente del síndrome local edematoso o remisión tóxica del cuadro.
e) En el accidente crotálico se aconseja, como coadyuvante, la administración de córticoesteroides a las dosis convencionales, a pesar de no existir criterio de aceptación unánime. En cambio, se duda sobre su eficacia en los accidentes por víbora de coral.
f) Si hay dolor, administrar ácido acetil salicílico a dosis usuales, por vía oral o parenteral.

D) Otras medidas
a) Tratamiento profiláctico del tétanos, con vacuna y gamma globulina hiperinmune.

E) Acciones que deben evitarse
a) Suministro de bebidas alcohólicas como estimulantes o para mitigar el dolor.
b) El uso del torniquete: Se ha comprobado que esta medida agrava el bloqueo vascular, favoreciendo el síndrome isquémico – edematoso y necrosis.
c) Las incisiones, amplias fasciotomías y cauterizaciones en el sitio de la mordedura, pues estas medidas destruyen tejidos y pueden limitar las funciones. Conviene reiterar que sólo debe exprimirse con los dedos el sitio de la mordedura para facilitar el arrastre del veneno por la salida de sangre.
d) La inyección de suero "in situ", puede aumentar el edema y con ello la isquemia.
e) La administración de agentes inhibidores de la fibrinolisis ante la presencia de síndrome hemorragíparo sugestivo de C.I.D. Esta medida agrava la coagulopatía, y provoca hemorragias intensas.

Tratamiento de las complicaciones

(De preferencia en un Servicio de Terapia Intensiva) A) Shock. De presentarse, se iniciará el tratamiento que sea posible de inmediato y en el mismo lugar del accidente. La demora conducirá al óbito por irreversibilidad del síndrome. En esta situación, se aplicará la medicación indicada en el punto d), siguiente, usando de elección, la vía intravenosa. En caso de imposibilidad se utilizará la vía, intramuscular, destacando que esta forma de administración, en presencia de shock, es inadecuada.
Se completará luego en el medio asistencial adecuado de la siguiente manera:
a) Canalizar una vena. Sonda vesical permanente. Mantener la vía aérea libre y bien ventilada. Oxigeno.
b) Restitución del volumen circulante.
c) Corrección del equilibrio ácido base.
d) Córticoesteroides.
e) Drogas vasoactivas.
B) Coagulación intravascular diseminada (C. I. D.) se tratará con anticoagulantes de acuerdo a normas ya establecidas.
C) Insuficiencia renal. Se procederá de acuerdo con su nivel de gravedad.
D) Insuficiencia respiratoria: apoyo respiratorio.
E) Necrosis y esfascelo. Se hará tratamiento quirúrgico con resección del tejido esfascelado. Cirugía reparadora.
F) Infecciones por agentes microbianos: son raras en presencia de veneno ofídico; sólo es necesario mantener la zona afectada limpia.

Recomendaciones

En toda incursión o realización de tareas en áreas rurales, sean éstas montañosas, selváticas, campos de cultivo, zona de forestación, etc. Se aconseja tener botiquines "ad hoc" y CONSERVADOS EN FRÍO, los siguientes elementos, suficientes en las cantidades que se detallan para el tratamiento de urgencia de 2 a 3 pacientes, según la(s) especie(s) de que se trate:

a) Suero Antiofídico Bivalente (antiyarará grande y chica) 6 frascos x 10 ml c/u
b) Suero Antiofídico Tetravalente (antibothrops: Alternatus + Neuwiedi diporus + Jararaca +Jararacussu) 6 frascos x 10 ml c/u
c) Suero Antiofídico Anticrotálico (cascabel) 6 frascos x 10 ml c/u
d) Suero Antiofídico Antielapídico (coral) 6 frascos x 10 ml c/u
e) Córticoestoroides (4 a 6 unidades de)

1) Fosfato sódico de dexametasona: (Se presenta en frascos – ampollas de 2 ml y 5 ml, o

2) Fosfato disódico de betametasona: (Se presenta en ampollas de 1 ml) 4 mgr/ml4 mgr/ml

f) Gamma globulina hiperinmune antitetánica 250 U.I. juntamente con Toxoide tetánico absorbido por hidróxido de aluminio 75 U.I.
g) Además: 4 jeringas descartables de 10 ml.3 vendas de gasa por 8 a 10 cm de ancho.3 vendas de gasa por 5 cm de ancho.1 rollo de tela adhesiva por 3 cm de ancho. 20 comprimidos de aspirina. (ácido acetil-salicílico 0,50 gr).Algodón y alcohol en cantidad adecuada.h) Reemplazar a la mayor brevedad los elementos utilizados.

Sueros antiofídicos producidos por laboratorios de organismos estatales

1) Instituto Nacional de Microbiología "Carlos G. Malbrán". Av. Velez Sarsfiel 563. Capital Federal

Produce y distribuye en todo el país:

SUERO PROTEGE CONTRA PRESENTACIÓN NEUTRALIZA
Bivalente Bothrops alternatus (Yarará grande, víbora de la cruz) Frasco – ampolla de 10 ml 25 mgr de veneno
Bothrops neuwiedi diporus (Yarará chica)   15 mgr de veneno
Tetravalente Bothrops alternatus Frasco – ampolla de 10 ml 25 mgr de veneno
Bothrops neuwiedi diporus 15 mgr de veneno
Bothrops Jararaca 18 mgr de veneno
Bothrops jararacussu 15 mgr de veneno
Anticrotálico Crotalus durissus terrificus (Víbora de cascabel) Frasco – ampolla de 10 ml 4 mgr de veneno
Antielapídico Pool del género Micrurus (Coral verdadera) Frasco – ampolla de 10 ml 10 mgr de veneno

2) Comando de Sanidad.

Laboratorio de Ejército 601.
Combate de los Pozos 2045. Capital Federal.

SUERO PROTEGE CONTRA PRESENTACIÓN
Antiofídico Bothrops alternatus En frasco – ampolla, contenido equivalente a 10 ml
Bothrops neuwiedi diporus
Polivalente Crotalus durissus terrificus
Cortalus durissus collilineatus
Anticrotálico Crotalus durissus terrificus En frasco – ampolla, contenido equivalente a 10 ml
Cortalus durissus collilineatus
Antielapídico Pool del género Micrurus En frasco – ampolla, contenido equivalente a 10 ml
     

Material para educación para la salud

A continuación señalan algunos puntos útiles basados en la presente guía para confeccionar carteles, afiches, láminas, etc. Prepara clases alusivas, etc., a fin de realizar educación para la salud.

A) Para evitar las mordeduras de víboras:
– Conocer los tipos de serpientes de los alrededores.
– Aprender a distinguir las víboras de las culebras.
– Tener precaución al atravesar pajonales, montes, sendas poco transitadas, campos de cultivos, etc.
– Tener precaución al orinar y defecar en campos abiertos.
– Usar botas de caña alta y revisarlas antes de colocárselas.
– Llevar perros de compañía y/o palo terminado en horqueta cuando se sale al campo.
– Revisar los alrededores de la vivienda periódicamente, la leñera, los gallineros, etc. y desmalezar los alrededores para evitar población de ratones y lauchas, alimentos preferidos por las víboras.
– No introducir las manos en huecos de árboles, nidos, leñeras, etc.: cuando sea necesario introducir primero un palo o una rama.
– Evitar tocar con las manos las serpientes aunque parezcan muertas, no tocar la boca.
B) ACTITUD FRENTE AL MORDIDO

QUÉ HAY QUE HACER
a. Mantenerlo en reposo, tranquilizarlo y administrarle abundante líquido (agua o té)
b. Apretar en contorno de la herida suavemente con los dedos para provocar la salida de sangre, sin causar más daño en la zona de la herida.
c. Lavar la herida con abundante agua.
d. Transportar inmediatamente al paciente al hospital o centro antiofídico más próximo.

QUÉ NO SE DEBE HACER
a. No dar al herido bebidas alcohólicas, ni remedios caseros.
b. No aplicar ligaduras ni torniquetes en el brazo o pierna mordido.
c. No quemar la herida.
d. No cortar la herida.
e. No aplicar desinfectantes.
f. No "chupar" la herida.
g. No aplicar suero antiofídico en la herida ni a su alrededor.

PARA HACER LA IDENTIFICACIÓN DEL OFIDIO MORDEDOR EN EL HOSPITAL O INSTITUCIÓN ESPECIALIZADA.

a. Capturar la serpiente como se indica en al Capítulo XII.
b. Si está viva, colocarla en un recipiente de metal con tapa a rosca o sujeta con alambre; nunca en bolsas, ni frascos.
c. Si está muerta, basta con llevar la cabeza y el cuello.

Add more content here...