Fentanyl. WIKIPEDIAEl fentanyl, también conocido como fentanilo, es uno de los tratamientos farmacológicos para tratar el dolor que pueden sufrir las personas que han sido diagnosticadas con algún tipo de cáncer. Sin embargo, lo que hasta ahora parecía ser un analgésico seguro y eficaz, se ha convertido en una droga que puede matar. La Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA) advierte de que este analgésico para el dolor no es un medicamento cualquiera, sino un opioide sintético, es decir, una droga. Pero, algo que llama poderosamente la atención es que afirman que "es 80-100 veces más fuerte que la morfina". La DEA también expone en su página web que este opioide es utilizado por aquellas personas que consumen heroína, aunque en ocasiones no lo saben. Debido a lo potente que es esta droga que "se disfraza de heroína", uno de los problemas vinculados a su consumo es la muerte por sobredosis. ¿Cómo se toma el fentanyl?Como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), se suelen utilizar "parches transdérmicos […] para el alivio del dolor en enfermos de cáncer, con el fin de aumentar el acceso a medicamentos para cuidados terminales". Sin duda, una opción accesible que permite aliviar el dolor. No obstante, la DEA muestra otras maneras diferentes en las que se puede consumir este antinflamatorio: palitos con cabeza en forma de caramelo, pastilla o tabletas, inyecciones, aspiraciones nasales o, también, se puede fumar. Alternativas que continúan siendo un riesgo si no se suministran correctamente las dosis. El riesgo de dependenciaAl igual que cualquier otra droga, el fentanyl causa dependencia. Al ser más potente que la heroína, podemos imaginarnos el riesgo que corren las personas que consumen este opioide. En un estudio realizado por la Fundación Atenea se recogen algunos testimonios de personas que han consumido fentanyl. Debido a lo potente que es, la dosis de este opioide que el médico puede recetar en un principio acaba siendo insuficiente pasado el tiempo. El cuerpo termina demandando más cantidad y esto es lo que aumenta el riesgo de sufrir una sobredosis. Uno de los testimonios que presenta la Fundación Atenea dice lo siguiente: "Estaba llena de nervios y ansiedad, daba patadas y puñetazos, tenía taquicardia, lloraba, sentía que me iba a morir de un momento a otro. Estuve casi un mes así. No salí de la cama. Tenía alucinaciones, veía estrellitas, luces, como si yo levitara. Me podía haber muerto de un infarto". Un tratamiento ¿sin control? Lo más preocupante de este testimonio es que la persona que ha vivido esta experiencia con el fentanyl asegura que cuando se lo recetaban lo hacían "como si fueran caramelos". Con tratamientos de este tipo, el control tiene que ser exhaustivo. La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) expone de una forma muy clara las dosis recomendadas en las diferentes vías de administración de este opioide. Esto hay que tenerlo muy presente, ya que con aquellos tratamientos que puedan generar dependencia los profesionales deben recetarlos de una manera estricta y muy controlada. Para finalizar, aunque el fentanyl es un tratamiento eficaz y potente para el dolor que puede afectar a las personas que están pasando por un cáncer, no deja de ser una droga. Sus características lo convierten en un peligro si no se controlan las dosis y, sobre todo, si los pacientes desconocen lo que están tomando. Por ello, es imprescindible informarles siempre de los efectos adversos que tiene este antinflamatorio.