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Fármacos sin evidencia científica: el caso de la paroxetina en adolescentes

18 September, 2015
Adolescentes deprimidos, medicalizados sin pruebas. Por María Valerio. elmundo.es.17/09/15. 
  • La paroxetina no es segura en menores como defendía GSK
  • Un estudio ‘apadrinado’ por el laboratorio ha sido ahora revisado
  • Los psiquiatras defienden la terapia como primera opción para estos jóvenes
Estudios como el que hoy se publica en la revista British Medical Journal no ayudan precisamente a que la industria farmacéutica proyecte una buena imagen ante la sociedad. Un grupo de científicos independientes ha reanalizado los datos de un ensayo sobre dos antidepresivos en adolescentes y concluye que no son ni tan seguros ni tan eficaces como el laboratorio GSK quiso hacer creer durante años.
Fármacos sin evidencia científica: el caso de la paroxetina en adolescentes
En 2001, un trabajo en la revista JAACAP concluyó que los antidepresivos paroxetina e imipramina eran más eficaces que el placebo para el tratamiento de la depresión adolescente. Aunque la propia agencia estadounidense del medicamento (FDA) prohibió el uso de paroxetina en menores de 18 años, millones de adolescentes americanos ya habían recibido paroxetina durante ese tiempo.
Un grupo de autores del BMJ, dedicados a rescatar del olvido estudios antiguos que deberían ser revisados, ha reanalizado aquel ensayo de 2001 con 275 adolescentes gracias a documentos confidenciales y ha lanzado la voz de alarma. Ambos medicamentos (paroxetina e imipramina) no sólo no son eficaces en el tratamiento de adolescentes con depresión, sino que su uso en esta población aumenta el riesgo de ideas suicidas o problemas cardiacos.
Ya en 2012 el laboratorio británico Glaxo SmithKline pagó una multimillonaria multa en EEUU (3.000 millones de dólares) por la promoción fraudulenta de paroxetina, alegando beneficios del fármaco no demostrados. Sin embargo, ni siquiera con toda esta documentación sobre la mesa, la revista científica en la que aparecieron los datos falsos ha admitido retractarse o retirar el artículo.
Como denuncia uno de los editores de la revista en un comentario, Peter Doshi, el ensayo de 2001 apareció nada menos que bajo la firma de 22 autores, aunque la persona realmente encargada de redactar los resultados fue Martin Keller, un psiquiatra investigado en los años 90 por sus vínculos no declarados con la industria.
En un comunicado remitido por GSK a este periódico, la compañía defiende que ha proporcionado acceso a los datos "dentro de su compromiso de transparencia" que, entre otras cosas, "incluye la publicación de los datos de todos los estudios, independientemente de que sus resultados sean positivos o negativos".
Como explica a EL MUNDO el doctor Celso Arango, jefe de Psiquiatría del Niño y el Adolescente en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, "lo que viene a señalar esta investigación es la precariedad y las limitaciones de los estudios que pretenden demostrar la eficacia de la paroxetina. No son de buena calidad. Se trata de una población [la pediátrica] pequeña, que económicamente no es tan rentable y, por lo tanto, no se pone suficiente interés en los ensayos. Al no haber retorno económico, la robustez y la calidad en la metodología es menor". 
Hoy por hoy, como aclara Arango, la paroxetina sólo está aprobada -tanto en Europa como en EEUU- para mayores de 18 años. En niños y adolescentes con depresión de moderada a severa, como destaca por su parte el doctor Fernando González Serrano, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y el Adolescente (SEPYPNA), en la mayoría de los casos se intenta primero el tratamiento con psicoterapia, y sólo si ésta no funciona se recurre a la terapia farmacológica con fluoxetina (otro antidepresivo sí indicado en menores "sin efectos secundarios relevantes", aclara Arango). 
Como explica el doctor González, la depresión adolescente suele tener un componente muy situacional y en muchos casos las sesiones de psicoterapia en grupo funcionan muy bien. "Es conveniente darnos un tiempo y ver su evolución porque si no existe el riesgo de medicalizar innecesariamente y recurrir rápidamente a los fármacos".
Como explica el doctor González, en cualquier caso, "en general en Europa y en España, la utilización de los tratamientos farmacológicos es más prudente que en EEUU". Una idea que comparte el doctor Arango, que recuerda que en población adolescente, "reservamos los antidepresivos sólo para los casos moderados y graves, no para los leves". En cuanto a la imipramina, "es un antidepresivo tricíclico que lleva más de 60 años en el mercado. Así como está indicado por ser eficaz para los menores con tratamiento obsesivo compulsivo, no lo está para la depresión de los adolescentes", concluye Arango.
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Leer también: El antidepresivo Paxil no es seguro para los adolescentes, según un análisis reciente. nlm.nih.gov. 18/09/15. Una revisión de los datos de un estudio contradice los hallazgos reportados en 2001. Un controversial ensayo clínico sobre el antidepresivo Paxil llegó a una conclusión errónea cuando declaró que el fármaco era seguro y efectivo para tratar a los adolescentes con problemas, según un nuevo análisis de los datos originales, realizado más de una década más tarde.Imagen de noticias HealthDay
Esta nueva revisión encuentra que Paxil (paroxetina) puede hacer que algunos adolescentes se vuelvan suicidas y tengan probabilidades de hacerse daño, afirma un informe que aparece en la edición del 17 de septiembre de la revista BMJ.
"El estudio original afirma que la paroxetina es segura y efectiva para el tratamiento de los adolescentes deprimidos", dijo el coautor del estudio, el Dr. John Nardo, psiquiatra del Instituto Psicoanalítico de la Universidad de Emory, en Atlanta.
"El nuestro señala que la paroxetina no es ni segura ni efectiva en el tratamiento de los adolescentes", añadió Nardo. "Y no conozco ningún ejemplo en que dos estudios publicados llegaran a conclusiones opuestas con los mismos datos".
Esta reevaluación fue motivada por la iniciativa RIAT (por la sigla en inglés de "restaurar ensayos invisibles y abandonados"), introducida por un grupo internacional de investigadores, dijo Nardo. La RIAT busca la emisión pública de los datos de los ensayos clínicos no publicados o cuestionables, de forma que expertos independientes puedan revisar los hallazgos, explicó.
El ensayo original, conocido como Estudio 329, ha sido controversial desde su publicación en 2001, dijo Nardo.
El ensayo fue financiado por el fabricante del fármaco, SmithKline Beecham, conocido ahora como GlaxoSmithKline (GSK). Actualmente, la compañía Apotex comercializa el medicamento en Estados Unidos, según ejecutivos de GSK.
Un año tras la publicación del Estudio 329, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. declaró que se debía considerar como un "ensayo fallido", según un editorial del editor asociado de la revista BMJ, Peter Doshi, publicado junto al nuevo análisis.
A pesar de ello, se emitieron más de dos millones de recetas a niños y adolescentes de EE. UU. en 2002, lo que estuvo motivado por una campaña de mercadeo que afirmaba que el Estudio 329 había demostrado la "sorprendente eficacia y seguridad" de Paxil, escribió Doshi.
En 2003, la FDA ordenó que el Paxil y otros antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) llevaran una advertencia de "recuadro negro", el tipo más severo de advertencia en el etiquetado de los fármacos recetados. La advertencia señalaba un posible riesgo de ideación suicida en niños y adolescentes.
GlaxoSmithKline aceptó poner los datos del Estudio 329 a disposición del público como parte de un acuerdo judicial al que se llegó en Nueva York en 2004, apuntó Nardo.
Desde ese entonces, el fabricante de medicamentos se ha declarado a favor de la transparencia en los ensayos clínicos, y ha otorgado acceso electrónico a los datos para los nuevos análisis, señaló la compañía en una declaración.
En el ensayo original participaron 275 niños de 12 a 18 años de edad diagnosticados con depresión mayor. Se dividieron en tres grupos y recibieron Paxil, el antidepresivo imipramina (Tofranil) o un placebo inactivo.
El nuevo análisis reveló que ni el Paxil ni la imipramina en dosis alta eran más efectivos que el placebo en el tratamiento de la depresión mayor en los adolescentes. Los investigadores también consideraron que el aumento en los efectos nocivos con ambos fármacos tenía una significación clínica.
Parece que los resultados originales fueron sesgados por varias decisiones que tomaron los investigadores durante el análisis de los datos, planteó Nardo.
Por ejemplo, la forma en que los investigadores clasificaron la conducta de los adolescentes hizo que subestimaran la cantidad de ideas suicidas o autolesiones, como hacerse cortes o saltar desde lugares elevados. Algunas se clasificaron como "labilidad emocional" (la tendencia a reír o llorar de forma inesperada) y eso enmascaró diferencias en la conducta suicida entre el Paxil y el placebo, encontró el nuevo análisis.
El nuevo trabajo también apuntó que los investigadores del ensayo ignoraron los datos desfavorables sobre los daños potenciales, aduciendo que las diferencias entre el Paxil y el placebo no eran estadísticamente significativas.
Según el nuevo análisis, las personas pueden concluir que el informe original "era engañoso", dijo el Dr. David Henry, profesor de la Facultad de Salud Pública Dalla Lana de la Universidad de Toronto y coautor de un segundo editorial publicado junto con el artículo en la BMJ.
"No está claro si fue deliberado o accidental, pero dio la impresión errónea de que un antidepresivo era efectivo y seguro en niños y adolescentes", planteó Henry. "Cuando los ensayos buscan determinar el tratamiento para una gran cantidad de personas, necesitamos saber que es seguro y efectivo, y a veces los resultados son erróneos".
Henry dijo que a las personas que les preocupa la credibilidad de estudios futuros deben ceñirse a las revistas médicas bien establecidas.
"Las revistas de alta calidad y alto impacto revisadas por profesionales no han llegado a donde están por casualidad", comentó. "De verdad han hecho su trabajo, y ahora se dan cuenta de que estos problemas ocurren, y están teniendo más cuidado".
GlaxoSmithKline dijo que los nuevos resultados reafirman unas preocupaciones que se han dado a conocer muy ampliamente desde la publicación inicial del Estudio 329.
"Algo importante es que los hallazgos del análisis de este equipo parecen concordar con la opinión que se tiene hace mucho de que hay un aumento en el riesgo de suicidio de los pacientes pediátricos y adolescentes que reciben antidepresivos como la paroxetina", dijo la compañía en su declaración. "Esto es bien conocido, y la etiqueta del producto ha contenido advertencias claras desde hace más de una década. Por ende, no creemos que este nuevo análisis afecte a la seguridad de los pacientes".
Este ensayo en particular, llevado a cabo en los 90, "se incluyó en revisiones detalladas llevadas a cabo hace mucho años por organismos reguladores y por GSK, que detectaron el aumento en el riesgo. Es algo de lo que la comunidad médica y los organismos reguladores están bien conscientes", concluye la declaración.

Artículo por HealthDay, traducido por Hola DoctorFUENTES: John Nardo, M.D., psychiatrist, Emory University Psychoanalytic Institute, Atlanta; David Henry, MRCP, FRCP, professor, University of Toronto Dalla Lana School of Public Health; Sept. 17, 2015, BMJ
HealthDay

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