En 2001, un trabajo en la revista JAACAP concluyó que los antidepresivos paroxetina e imipramina eran más eficaces que el placebo para el tratamiento de la depresión adolescente. Aunque la propia agencia estadounidense del medicamento (FDA) prohibió el uso de paroxetina en menores de 18 años, millones de adolescentes americanos ya habían recibido paroxetina durante ese tiempo.