Plaguicidas para mosquitos suponen bajo riesgo para ostras y almejas. fis.com. 13/06/14. Cuatro de los pesticidas para mosquitos más comunes que se utilizan a lo largo de la costa este y del golfo de México muestran poco riesgo para las ostras y las almejas duras juveniles, según un estudio de la NOAA. Sin embargo, el estudio, publicado en la revista online Archives of Environmental Contamination and Toxicology, también determinó que el nivel más bajo de oxígeno en el agua, conocido como hipoxia, y el aumento de la acidificación, de hecho han aumentado la toxicidad de algunos de los pesticidas. Tales variables climáticas se deben tener en cuenta cuando se emplean estos plaguicidas en la zona costera, concluyó el estudio.Ver noticia con referencia al artículo original, en inglés
"Lo que observamos es que las larvas de las ostras y las almejas duras pueden soportar bajos niveles de uso de plaguicidas, pero son más sensibles a los pesticidas si su ecosistema está sufriendo por agentes estresantes locales como la hipoxia y la acidificación", explica la Dra. Marie DeLorenzo, autora principal del estudio y líder del programa de microbiología y fisiología ambiental de los Centros de NOAA para la Ciencia de los Océanos Costeros. "Esperamos que estos datos beneficien tanto aclas operaciones de maricultura de moluscos como a las agencias de recursos ambientales, ya que gestionan el uso de plaguicidas para el control de mosquitos cerca de sus ecosistemas costeros." La pesca comercial de moluscos tiene un gran impacto económico nacional. La División de Pesca de la NOAA estimó que el valor de los desembarques de ostras y almejas duras de EE.UU. en el año 2010 ascendió a unos USD 118 millones y USD 41 millones, respectivamente. No obstante, a los productores de mariscos les preocupa que la fumigación con pesticidas cerca de las costas pueda contaminar tanto a sus criaderos como a las fuentes de agua. Esto se ve agravado por la falta de datos sobre la toxicidad que los insecticidas para mosquitos tienen para estos crustáceos. Estas especies ecológica y económicamente importantes viven en hábitats de marisma mareales a lo largo de las costas del Atlántico y del golfo de México en EE.UU. Las almejas y las ostras son también importantes para el ecosistema costero, ya que filtran el agua, mejoran su calidad y sirven de hábitat y fuente de alimento para otras especies estuarinas. Alrededor de 200 especies de mosquitos viven en EE.UU.. Además de causar comezón y ronchas dolorosas a las personas, las picaduras de mosquitos pueden transmitir enfermedades graves como la malaria, el dengue y el virus del Nilo Occidental. Un método para controlar los mosquitos es aplicar un plaguicida por pulverización desde aviones o camiones sobre un área grande. Pero para un control eficaz de los mosquitos, los plaguicidas deben apuntar a especies que viven en hábitats acuáticos que son también el hogar de especies estuarinas sensibles. Esto puede suponer un riesgo para el medio ambiente costero. Además, dado que muchas comunidades residenciales donde se pueden utilizar los plaguicidas están cerca de estos hábitats acuáticos costeros, se incrementa el potencial de aspersión directa o desvío accidental a estas aguas. El estudio trató de abordar la falta de datos de toxicidad relacionada con los efectos de los plaguicidas para el control de mosquitos en los moluscos en las primeras etapas de su vida. El equipo de investigación examinó la toxicidad de cuatro pesticidas para el control de mosquitos (naled, resmetrina, permetrina y metopreno) en las etapas larval y juvenil de almejas duras (Mercenaria mercenaria) y de ostras orientales (Crassostrea virginica). Los investigadores determinaron los umbrales letales para los cuatro pesticidas, y encontraron diferencias en la sensibilidad entre los productos químicos, las especies y las etapas de vida estudiadas. En general, las almejas fueron más susceptibles a los pesticidas para el control de mosquitos que las ostras. Naled, un producto químico organofosforado, fue el compuesto más tóxico para las larvas de ostras, mientras que la resmetrina fue el compuesto más tóxico para las larvas de almejas. Además, observaron una disminución en la actividad de nado transcurridos cuatro días en las ostras larvales y la disminución del crecimiento en las almejas y ostras juveniles después de 21 días. Mediante el empleo de una evaluación de riesgos, que comparó los umbrales de toxicidad con las concentraciones previstas en el medio ambiente, el equipo científico determinó que existe un bajo nivel de riesgo para las almejas y las ostras derivado de la aplicación de estos plaguicidas para el control de mosquitos.