Imagen: HeikeRauLas sustancias que aportan un gran sabor dulce pero cuyo contenido calórico es muy bajo reciben varias denominaciones: sustitutos del azúcar, edulcorantes bajos en calorías, edulcorantes acalóricos o, también, edulcorantes "no nutritivos". En Europa se han autorizado varios edulcorantes para su utilización en productos alimentarios, y se acompañan de la letra E seguida de tres números, lo que garantiza que han sido sometidos a controles de seguridad. Los más conocidos son el acesulfame K (E950), el aspartamo (E951), el ciclamato (E952), la sacarina (E954), la sucralosa (E955) y, el más reciente, la estevia (E960).
Imagen: IuliiaNuestro consumo de edulcorantes bajos en calorías va en aumento, pese a que muchos consumidores creen (de forma errónea) que son cancerígenos. No lo son, según la entidad de referencia en alimentación en Europa, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Su última revisión sobre uno de los edulcorantes más "temidos", el aspartamo, ha sido la esperada: "No despierta preocupación en cuanto a su toxicidad para los consumidores". En todo caso, es probable que esta creencia sea, en parte, la responsable del éxito de un edulcorante llamado estevia, que presume de provenir de una planta y, por tanto, tener un origen natural.
Imagen: ingridhsPor desgracia, además de etiquetar a la estevia con el engañoso reclamo "natural", miles de páginas web, y no pocos "falsos gurús", aseguran que la estevia no solo es un endulzante saludable sino que incluso es capaz de curar multitud de trastornos, como la diabetes, los problemas cardiovasculares o incluso la obesidad. Algo del todo falso: ningún estudio riguroso avala supuestas propiedades terapéuticas, preventivas y mucho menos curativas de la estevia.