
En invierno es más fácil distinguir a los machos y a las hembras por la presencia de frutos rojos.
Los machos producen unas estructuras esféricas de un color verde amarillento que liberan polen
Coleman señala que es importante continuar observando al árbol.
Coleman y su hijo, con el Tejo de Fortingall detrás.
Los frutos rojos permiten distinguir con facilidad entre macho y hembra.