Colonia de procesionarias. / L.R.Peligrosa para los niños
La medida solamente afecta a los parques y zonas de responsabilidad municipal. Los propietarios de terrenos con pinos son los encargados de realizar los tratamientos y de responder ante las responsabilidades que pudieran derivarse, tal y como señala la Ordenanza Municipal de Higiene Urbana. Igualmente, la normativa establece que el Ayuntamiento pueda realizar la desinsectación de manera subsidiaria, lo que significa que el propietario estaría obligado a costearla. En nuestra zona, el ciclo de la procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) suele ser algo más tardío. Lo normal es que las bolsas y las hileras del lepidóptero aparezcan en febrero. Las orugas suponen un serio peligro para la salud de las personas. La inhalación de los pelos de la oruga produce urticarias y reacciones alérgicas, que también pueden llegar por contacto, cuestión que ocurre con facilidad en los niños, ya que la forma de procesión con la que bajan desde los bolsones larvarios de los árboles es muy llamativa. Quizás más vulnerables que las personas son los perros y gatos. A veces se comen orugas, momento en el que tragan todo el contenido tóxico, lo que les puede producir una necrosis en lengua y garganta.