Juan Carlos Piola
Introducción
Los carnívoros han mantenido a lo largo de la historia una relación mayoritariamente conflictiva con el hombre. En gran medida ello responde a los hábitos predatorios de estos animales, a una dieta de alto nivel proteico y áreas de acción generalmente extensas que los exponen a una competencia recurrente con el ser humano, quien en cierta forma tiene las mismas demandas (1). Entre las diversas estrategias utilizadas por el hombre para combatir la fauna depredadora el uso de cebos envenenados ha sido una práctica habitual en amplias regiones del planeta.
Un problema grave de los cebos tóxicos
La no selectividad en especies no blanco, incluyendo los seres humanos.La experiencia de España en el uso de cebos envenenados se remonta al siglo pasado y se utilizó sin control hasta la década de los ochenta. Sobre todo iba dirigida contra el zorro, los lobos, los córvidos y los perros y gatos asilvestrados. Pero no solamente morían envenenados estos animales, sino que la utilización de este tipo de cebos llevó al borde de la extinción a numerosas especies protegidas, tales como: el águila imperial, el buitre negro, el milano real y el quebrantahuesos, entre otros. En este país como en tantos otros, el uso de veneno o cualquier otro método de destrucción masiva o no selectiva está expresamente prohibido. Muchos cebos no constituyen un método selectivo para controlar poblaciones y la utilización de veneno para erradicar especies que afectan a la caza, agricultura y ganadería lleva implícito un gran impacto para la especies protegidas. En la actualidad, por cada uno de estos ejemplares a los que se da muerte, se produce el fallecimiento de 8 o 9 ejemplares de especies protegidas.(2)
Más de 9.000 casos de animales envenenados detectados entre 1991 y 2005 son sólo una parte de los envenenamientos producidos en España en ese periodo. Muchas Comunidades Autónomas realizan un enorme esfuerzo de muestreo, pero aún así, no se ha conseguido abarcar la totalidad del territorio por falta de personal y de medios. El cadáver de un animal envenado puede ser depredado rápidamente por otras especies carnívoras, con lo que, de no encontrarse al animal pronto, su cadáver desaparece rápidamente. Quienes coman de él pueden morir a su vez, hasta que la dosis se diluya a niveles no letales, aunque siempre negativos para el estado físico de quien ingiere uno de esos tóxicos, por diluido que le llegue. (2)Los humanos también pueden intoxicarse gravemente, por ejemplo al intentar quitar de la boca de su perro un cebo envenenado. Solamente entre los años 1991 y 2003, más de 2000 perros asilvestrados murieron en España por ingerir cebos envenenados colocados para matar depredadores. El número exacto de intoxicaciones y envenenamientos entre perros domésticos es desconocido, pero supera con creces estas cifras. (2) Esto se refleja en parte en las noticias periodísticas de numerosas localidades hispanoparlantes, como se mencionara antes. Otra forma a la que pueden exponerse los humanos es por la preparación de los mismos cebos. El carancho de la foto es un tipo de ave que puede exponerse indirectamente al comer animales muertos por cebos tóxicos.
El caso de los zorros en Argentina
Los cánidos en general han recibido una atención desmedida si consideramos el número de especies y su abundancia, principalmente por la frecuencia y el éxito con que entran en conflicto con intereses humanos, pues compiten como depredadores de animales domésticos y de fauna silvestre de valor cinegético. El resultado de ese conflicto ha sido que muchas especies de cánidos tengan una larga historia de persecución por el hombre, en ciertas ocasiones con un alto grado de coordinación e, incluso, con subsidio por parte de gobiernos a distintos niveles. Históricamente, el control de zorros en la Argentina se caracterizó por falencias ecológicas, logísticas y económicas. Tampoco son habituales las evaluaciones referidas a la percepción y actitudes de los productores con respecto a los depredadores con los que interactúan, algo crucial para medir la factibilidad de métodos de control que deberán ser adoptados por ese sector. Los sistemas que han tenido un mayor uso a escala espacial y temporal en la Argentina lamentablemente se incluyen dentro de los no selectivos y, probablemente, han sido responsables de la mayor remoción de zorros. El primer método son los cebos tóxicos o venenos, que durante varias décadas estuvieron simbolizados por el sulfato de estricnina. [ Leer más en Ref.3].
Un producto clandestino para cebos en Rosario
Veneno churrinche con marbete ‘casero’
En Sertox atendimos recientemente a un joven con una autointoxicación intencional por la ingestión de un producto para preparar cebos para carnívoros denominado “Churrinche”. Afortunadamente tuvo un vómito espontáneo luego de la ingestión y evolucionó sin síntomas. El laboratorio, incluyendo colinesterasa sérica estuvo dentro de límites normales. El paciente se fue de alta voluntaria sin poder interrogarlo sobre la procedencia del tóxico. Se podría pensar que la composición del mismo sería una tarea fácil de realizar, pero resultó misión imposible. Al buscar en Internet encontramos sólo en una empresa de la ciudad de Rosario que lo comercializaba pero al solicitar la composición telefónicamente nos contestaron que no la tenían y que era un producto que no disponían. Pareciera que la clandestinidad en el uso de cebos tóxicos en nuestra región fuera acompañada también por los fabricantes y vendedores. En el prospecto, además de una minuciosa descripción de cómo se preparan los cebos el resto de la información incluía: “
Churrinche, Carnívoros. Veneno para el control de carnívoros dañinos ¡¡¡Atención!!! Producto muy tóxico Máxima precaución Recomendaciones: mantenga y gurde este producto lejos del alcance de niños y de personas inexpertas en el manejo de venenos de alta toxicidad. Utilizar sólo para preparar cebos.
Importante: producto muy tóxico para mascotas (perros, gatos, etc.) Colocar los cebos donde no puedan ser ingerido por ellos. Contenido neto: 60 cc.”. Ningún dato más. Ni número de registro ni nombre de la empresa que lo comercializa, ni composición, ni antídoto: incluso el marbete es de tipo casero, como muestra la imagen propia.
Composición químicas de los cebos
Uno de los factores que contribuyen al elevado número de envenenamientos en animales domésticos es la tendencia generalizada en zonas rurales de permitir vagar al animal sin correa. Por otro lado, la causa principal de los envenenamientos en fauna silvestre es la colocación de cebos en cotos de caza (4). Por ser una actividad casi siempre clandestina es difícil saber en un episodio en particular cual es el veneno utilizado sin ayuda de la analítica. En una interesante revisión sobre el tema realizada en Murcia (España), se afirma que la preparación de cebos para perros se basa principalmente en la carne, mientras que para gatos el componente principal del cebo es el pescado. Los cebos preparados con cabezas y carne de pollo son los más utilizados para envenenar aves rapaces y otros predadores en cotos de caza (4). Los cebos eran frecuentemente encontrados en el contenido estomacal en la autopsia de los animales muertos analizados. Todos los positivos analíticos se corresponden con plaguicidas: 36 insecticidas (23 carbamatos), 13 rodenticidas (8 anticoagulantes, 5 estricnina) y 3 herbicidas (3). Individualmente estudiados los tóxicos más frecuentemente detectados fueron: aldicarb (15 positivos), derivados de la 4-OH cumarina (8) y estricnina (4); seguidos de carbofurano (3), metomilo (3), endosulfán (3) paraquat (3), metil-pirimifos (3) y bendiocarb (2). Los autores consideran que esta frecuencia tiene relación directa con su amplio uso en las prácticas agrícolas de la Región.Diversos estudios señalan a los plaguicidas, y más concretamente los insecticidas, como la principal causa de envenenamiento tanto en animales de vida silvestre como en animales domésticos (4). A la importancia intrínseca del hecho del envenenamiento en animales con plaguicidas se une el riesgo potencial de su paso a la cadena alimentaria en ciertas condiciones, como se mencionara antes, así como el riesgo directo para las personas, sobre todo niños, que viven en el entorno. (4)
Otros tóxicos usados en cebos tóxicos eran los rodenticidas tradicionales como el talio, el cianuro, la estricnina, el arsénico, etc. fueron dejados de lado paulatinamente como consecuencia de su elevada toxicidad, baja aceptabilidad y falta de eficacia; en su reemplazo surgieron los compuestos anticoagulantes como la warfarina y más recientemente los denominados “superwarfarínicos” que actúan como aquella, impidiendo la coagulación de la sangre, pero se presentan como más efectivos y seguros.
Uno de los tóxicos más usados en cebos: Estricnina.
La incidencia encontrada en el uso de estricnina llama la atención debido a que su uso está
prohibido en España desde febrero de 1994, por lo que es lógico pensar en la existencia de un mercado negro de venta y de un arraigo de carácter rural en su uso. Está considerado como rodenticida y avicida, aunque es extremadamente tóxico para cualquier especie animal. Su relativa estabilidad en el medio ambiente lo hace ideal para su uso como veneno. Los cebos destinados a carnívoros se preparan de forma que se consiga enmascarar el sabor amargo de la estricnina, con el fin de que tome la cantidad suficiente como para provocar la muerte del animal. En ocasiones, en perros muertos por estricnina no se les encuentran residuos de este compuesto en hígado ni en contenido gástrico, debido probablemente a la rápida cinética de este compuesto (4), sin embargo es cada vez más difícil pasar por alto su detección analítica. Este es un veneno muy peligroso ya que forma “cadena”, es decir, que el animal que muere intoxicado puede, a su vez, intoxicar si es consumido por otro animal .(2) Sus características de letalidad a corto plazo y su efecto cadena hacen que el impacto ambiental sea muy alto.
En Argentina la estricnina usada en cebos es responsable por la muerte de miles de individuos de otras especies no blanco. El hecho de que no exista información publicada sobre la magnitud de las campañas de control usando estricnina en la Argentina puede obedecer, en parte, a que la mayoría de las tareas era desarrollada por los mismos productores sin intervención oficial y, en tiempos más recientes, a la prohibición legal para el uso de ese tóxico, lo cual limita la obtención de información cuantificable. En los últimos años, la estricnina, prohibida por ley en 1992, se ha visto reemplazada parcialmente por otros tóxicos basados en carbofuranos, de fácil obtención en los comercios, bajo costo y sencillez de uso (3).
Otro problema: la impunidad de los envenenadores
Uno de los factores por el que el uso del veneno no se ha detenido en los últimos años a pesar de los esfuerzos de las administraciones públicas españolas y de la sociedad en general, es la impunidad de los envenenadores. Esta práctica ilegal puede ser sancionada por la vía penal y administrativa, y en los últimos años se han ido cosechando éxitos en su persecución, tanto en el ámbito penal como administrativo. Hay que tener en cuenta que en este tipo de delitos, como ocurre con los incendios forestales o en nuestro medio de las islas, es difícil conseguir probar la autoría de los hechos.
Aportes para prevenir el problema
¿Cómo advertirle a los perros que tengan cuidado con los envenenadores?
El documento de la “Estrategia nacional contra el uso ilegal de cebos envenenados en el medio natural” elaborado por las Comunidades Autónomas y el Estado en España, tiene dos grandes objetivos. El primero es poder llegar a determinar el verdadero alcance del problema. Se calcula que los cebos envenenados acaban son numerosos ejemplares de especies protegidas. (2)
El segundo de los objetivos de la Estrategia contra el veneno es la prevención y disuasión. No se trata de ver si se logra meter en la cárcel a todos lo que colocan veneno para matar depredadores, sino de conseguir que dejen de hacerlo. Quien coloca un cebo envenenado comete un delito, pero las personas que realizan esa fechoría no son delincuentes habituales ni en muchos casos son conscientes de que por intentar eliminar animales que les ocasionan daños en sus propiedades, puedan morir especies protegidas. Muchos son respetables propietarios de grandes o pequeñas fincas, cazadores, ganaderos o agricultores, que desconocen el impacto de esta práctica ilegal sobre las especies silvestres. Si algunos jueces y fiscales desconocen los efectos devastadores de la colocación de cebos envenenados sobre las especies amenazadas protegidas, en las que tanto dinero y esfuerzo se invierte para evitar su extinción, qué cabe esperar de los habitantes y usuarios del mundo rural, que no son conscientes en la mayoría de los casos del alcance de sus acciones.Es fundamental que la conservación de la naturaleza sea un ingrediente más de la actividad productiva del mundo rural y una fuente de ingresos y desarrollo, tanto económico, como social y cultural. (2)
Cuando sospechar del uso de cebos tóxicos en mascotas
Gato en paraiso (Melia azederach)
El veterinario consultado o el dueño debe sospechar que su mascota a sido intencionalmente intoxicada en las siguientes situaciones:
• Un animal consultado desarrolla una sintomatología brusca, o ésta aparece simultáneamente
en varios animales próximos.
• Una cierta patología evoluciona de una manera fulminante.
• Un animal enfermo no presenta un cuadro febril asociado.
• Se recupera en una zona un cebo sospechoso, asociado o no a morbilidad cercana. También, residuos de contaminantes ambientales.
No es posible realizar una vinculación de un proceso clínico a cuadros virales, bacterianos o parasitarios
Para concluir
Al comenzar este artículo comentamos que el tema que lo motivó fueron las reiteradas noticias en nuestro sitio de la matanza de perros y gatos, reflejada en la prensa de numerosas localidades de habla castellana. Lamentablemente el tema es mucho más amplio e incluye la utilización indiscriminada de cebos tóxicos para cualquier especie que el hombre considere dañina. Esta actividad ilegal muestra una gran desconsideración social que no considera el dolor que provoca en los dueños de las mascotas asesinadas. También se usan para matar perros de la calle, muchas veces abandonados por sus propios dueños. Si bien el refrán dice "el perro es el mejor amigo del hombre", la inversa no parece ser cierta, si no más bien: "El hombre es el peor enemigo del perro". Cuando estos cebos se usan en ámbitos silvestres las consecuencias adversas pueden llevar a poner en peligro especies de animales en riesgo de extinción, como lo mencionado para España. También el hombre y sus crias (los niños) pueden ser blanco no deseado de los envenenadores. La impunidad y la ignorancia son los dos elementos a combatir para evitar este flagelo. Pedir acciones de prevención suena necesario aunque un tanto utópico.
Bibliografía utilizada y recomendada para ampliar la información
- Treves A, Karanth KU. Human-Carnivore Conflict and Perspectives on Carnivore Management Worldwide. Conservation Biology, Volume 17, Number 6, December 2003 , pp. 1491-1499(9).
- Benigno Varillas y Mauro Hernández, Avances en la lucha contra el veneno. Coordinadores de la Estrategia Nacional Contra el Uso Ilegal de Cebos Envenenados en el Medio Natural.
- M. C. Funes, A. J. Novaro, O. B. Monsalvo y col. El manejo de zorros en la Argentina. Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Compatibilizando las interacciones entre la ganadería, la caza comercial y la conservación. In Bolkovik, M. L. & Ramadori, D. (eds.), Manejo de fauna silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable. Buenos Aires, Dirección de Fauna Silvestre. Capítulo 12.
- Motas Guzmán M, María Mojica P, Romero D, Martínez López E, Navas I, García.Fernández. Animales envenenados: la experiencia de diez años del Servicio de Toxicología de la Universidad de Murcia. AJ. AN. VET. (MURCIA) 18: 81-90 (2002).
- Blakley BR .Epidemiologic and diagnostic considerations of strychnine poisoning in the dog.
J Am Vet Med Assoc. 1984 Jan 1;184(1):46-7. See abstract
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