Según el Tercer Estudio Nacional en Población de 12 a 65 años, sobre consumo de sustancias psicoactivas realizado por el Observatorio Argentino de Drogas, SEDRONAR, consumieron pasta base en el último año unas 85.000 personas (0.5% de la población de la edad considerada). El uso fue experimental para el 6.4% de los casos, ocasional para un cuarto de esta población, mensual para el 22.9% y semanal para el 37.7%. El 12.7% de los usuarios tuvieron consumo diario de pasta base. La tasa de prevalencia anual es mayor entre los jóvenes de 12 a 17 años y de 18 a 24 años. Estos datos marcan un crecimiento del 200% en los últimos años. Es frecuente el policonsumo: casi el 80% de las personas han consumido dos o más sustancias en su historial de consumo, considerando alcohol y tabaco y casi el 65% si se excluyen estas dos sustancias. En cuanto a la percepción del daño, resulta notable que el conjunto de las cocaínas (crack, clorhidrato y pasta base) lideran la lista de sustancias cuyo efecto se considera más dañino, tanto a nivel físico, psíquico y como desempeño en la vida cotidiana 6).
Es importante considerar que en las drogas ilegales !a presencia de adulterantes y sustitutos pueden complicar la interpretación y el tratamiento de la sintomatología originada (7). Los términos adulterante y sustituto a menudo se intercambian. Un adulterante es una entidad química que se agrega a propósito en una preparación callejera, para diluir el ingrediente activo y aumentar el volumen, o es un contaminante olvidado inadvertidamente en la formulación durante el proceso clandestino de fabricación, situación esta característica del paco. Un agente sustituto es un compuesto con propiedades físico químicas y farmacológicas similares a las del ingrediente activo que se quiere utilizar y que se usa en su lugar en las formulaciones callejeras (8).
La naturaleza química del paco fue desde sus comienzos, incierta dada las mezclas con otros productos en su comercialización (9). Se lo consideró como un producto intermedio en el proceso de extracción de la cocaína, a partir de las hojas de coca (Erythroxylon coca) maceradas con ácido sulfúrico y otros productos químicos, que no llegan a ser procesados hasta convertirse en el clorhidrato de cocaína, que es la forma más común y buscada de presentación de esa sustancia (9). La extracción se realiza mediante la maceración de la hoja de coca en queroseno u otros solventes, pero por la escasez de precursores químicos para convertir este grupo de alcaloides en la sal de cocaína por reacción con el ácido clorhídrico, se vende de esta forma en buena parte de Sudamérica donde recibe otras denominaciones, tales como basuco. Este proceso que da lugar a la llamada pasta base, daría como resultado una sustancia que puede llegar a presentar, según el lugar de comercialización, entre un 40 y un 85% de sulfato de cocaína (9).
Lo importante de esta droga es que no es soluble en agua, ni se puede inhalar (esnifar), ni tampoco inyectar, por lo que sólo puede consumirse fumando, en forma de cigarrillo o pipa, con una llegada muy rápida, tanto de sus efectos como de la duración de los mismos creando dependencia en el corto plazo (9). En síntesis, no ha sido posible establecer con certeza cuál es la verdadera naturaleza química del paco que se está consumiendo en Argentina y Uruguay (5). De acuerdo a una investigación reciente realizada en Montevideo, Uruguay (10) les tomó un año demostrar que el paco no es PBC sino que en realidad era el alcaloide de la cocaína rebajado con cafeína, bicarbonato de sodio y anfetaminas (las mismas sustancias que se usan para rebajar el clorhidrato de cocaína). Y lo más importante, que no contiene solventes e hidrocarburos, sustancias no aptas para el consumo humano por su elevada y no selectiva toxicidad. En ese sentido y como sucede con otras drogas ilegales sería más correctos hablar de “pacos”, más que de una única sustancia, de acuerdo a su origen y procedencia. También resulta difícil precisar si hubo o no cambios temporales en su composición, si al principio fue pasta base y ahora ya no lo es más.
A diferencia del consumo del ‘crack’, la sustancia que resulta de cocinar la cocaína en polvo utilizando bicarbonato de sodio para luego fumarlo, o a diferencia del consumo directo de la pasta base -resultado del segundo paso en la fabricación de clorhidrato de cocaína- tal como se hace en países como Colombia y Bolivia, el paco originario de Buenos Aires y Montevideo fue el resultado del estiramiento y adulteración de la cocaína, practicados en cocinas rústicas con cualquier tipo de sustancias que contribuyen a la marcada sintomatología física de quienes las consumen. Exámenes químicos realizados en Montevideo han mostrado la presencia en el paco de pesticidas, fertilizantes químicos, medicamentos, broncodilatadores, analgésicos e incluso medicamentos de usos veterinario (9)
Por el tipo de vía de ingreso, produce un intenso efecto estimulante del SNC, que sucede en pocos minutos y deja al usuario con el deseo de repetir la toma una y otra vez. Este consumo tiene los mismos riesgos que el consumo inmoderado de cocaína, pero además por su vía de administración afecta también a los pulmones y fácilmente ocasiona problemas cardiovasculares y cerebrovasculares. También puede afectar las encias (11)
Las transformaciones que ha sufrido la industria ilegal de drogas ilustran también el fracaso de las políticas para combatir su producción, tráfico y consumo. La explosión del consumo de paco en el Cono Sur de América Latina, principalmente en las ciudades de Buenos Aires y Montevideo, pero también en Brasil, ha llamado finalmente la atención de los medios de comunicación y de las agencias de control de drogas.
A pesar de que el consumo del paco se ha extendido rápidamente, la reacción de las agencias e instancias que en nombre de la salud y bienestar humanos definen las políticas públicas ha sido lenta y ha llegado tarde para muchas personas, principalmente adolescentes y jóvenes de los barrios marginales de estas dos ciudades. Según estudios realizados por ONG locales, su consumo se ha generalizado también en sectores sociales medios, y la naturaleza del fenómeno del paco demuestra la urgente necesidad de respuestas inmediatas para prevenir más desastres humanos.
El problema de las drogas no es un fenómeno pasajero. Sus repercusiones sanitarias y sociales son tan considerables que menoscaban gravemente el estado de salud y !a esperanza de vida de importantes grupos de población, así como la economía y la política de todo un país. No hay acuerdo sobre las normativas y las medidas que puedan resultar más eficaces para controlar y cambiar de signo esa situación pero para darles una base racional habría que tener en cuenta los grupos expuestos a estos riesgos, las sustancias involucradas y los efectos del uso de estas sustancias. Estos factores cambian constantemente por lo que es esencial vigilar las tendencias epidemiológicas regionales (12), resultando así ineludible en Argentina y Uruguay considerar actualmente al paco.