El gadolinio es un mineral que pertenece al grupo las llamadas ‘tierras raras’, esos nuevos materiales que, por sus propiedades electromagnéticas, ayudan tanto a la tecnología. El gadolinio, en particular, favorece a los médicos que luchan contra el cáncer cerebral, que lo usan en las resonancias magnéticas como material de contraste. Con él localizan pequeños tumores, a los que el gadolinio tiñe de su propio color: blanco plateado. ¿El problema?: podría ser más tóxico de lo que se creía. No solo para los pacientes, que lo expulsan por la orina, sino para quienes entramos más tarde en contacto con él: cada año se realizan 70 millones de resonancias en el mundo. Esto es: 70 millones de dosis de gadolinio que, una vez excretadas, acaban en el mar. La Agencia Europea de Medicamentos propuso en 2017 la suspensión de su uso por sus potenciales riesgos. «Se están estudiando sus efectos sobre los seres acuáticos», explica Ricardo Prego, investigador del CSIC. Algas y plancton de los que se alimentan los peces pueden verse afectados. Y un estudio de la Universidad de Gdansk (Polonia) advierte de su regreso al organismo humano a través de la cadena alimentaria, aunque aún no están claras sus consecuencias. Algunos estudios vinculan, no obstante, su toxicidad a migrañas, dolores articulares y de huesos, confusión mental, deterioro cognitivo, problemas de riñón y otros síntomas. Esto ya ha abierto la puerta a querellas en Estados Unidos. Las demandas judiciales presentadas por intoxicaciones con gadolinio no suponen, de momento, una avalancha de querellas, como sucedió con el amianto, pero con millones de resonancias realizadas no se puede descartar que estemos ante el principio de una formidable batalla legal. Entre los actuales litigantes destaca el actor norteamericano Chuck Norris, que ha presentado varias demandas por el presunto «envenenamiento» de su esposa, Gena O’Kelley, en una resonancia. Las farmacéuticas se defiendenLas farmacéuticas niegan que existan pruebas concluyentes que relacionen tales efectos adversos con el uso de este metal en el diagnóstico de imagen, excepto en casos muy esporádicos. Por ahora, la agencia norteamericana del medicamento ha recomendado más investigaciones, aunque reconoce que restos de gadolinio pueden permanecer meses o años en los tejidos del paciente. No obstante, cree que la balanza entre riesgos y beneficios favorece su uso, aunque con precauciones en embarazadas, niños y pacientes sometidos a múltiples resonancias. ¿Y en España?Más cauta, la agencia europea recomienda que el gadolinio solo se utilice cuando se sospeche que el tumor es tan pequeño que el radiólogo no tiene otra alternativa. Siguiendo sus directrices, la Sanidad española prohibió el año pasado la comercialización de un medicamento de contraste llamado Omniscan, que libera gadolinio en mayor medida que otros agentes y se asocia a un riesgo más alto de formación de depósitos de este metal en el cerebro.