Entre los niños menores de 10 años, la mayoría de intoxicaciones con el analgésico fueron accidentales cuando los niños "los comieron creyendo que eran dulces", comentó la investigadora líder Julie Gaither, miembro postdoctoral de bioestadísticas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut. Entre los adolescentes, la mayoría fueron sobredosis accidentales, aunque algunas fueron intentos de suicidio.