El trabajo que intoxica a los niños en plantaciones de tabaco en EEUU. bbcmundo. 15/05/14. Vómitos, náuseas, dolores de cabeza y mareos son apenas algunos de los síntomas que presentan los niños -en su mayoría hijos de inmigrantes latinoamericanos- que trabajan en las plantaciones de tabaco de Estados Unidos y que están expuestos a la nicotina y los plaguicidas por largas horas.Un informe de Human Rights Watch (HRW) titulado "Los niños ocultos del tabaco" documenta los peligros que enfrentan los menores de edad que trabajan en Carolina del Norte, Kentucky, Tennessee y Virginia, donde se cultiva el 90% del tabaco que se produce en el país.Ver noticia relacionada:Intoxicación con nicotina en niños de Malawi
Cultivo de tabaco en Misiones
(Sertox)
La organización también informó este miércoles que los pequeños trabajan cerca de maquinaria pesada, utilizando herramientas peligrosas y escalando las vigas de los graneros de gran altura sin ninguna protección.Según el grupo, en muchos sentidos Estados Unidos está burlando las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo.Washington permite a los niños trabajar en el campo y estipula que deben hacerlo después de la escuela, pero no limita la cantidad de horas.Tras fracasar en el intento de aprobar una nueva legislación que restringiera la labor infantil en la agricultura hace dos años, grupos de derechos humanos ahora esperan que las compañías de cigarrillos -e incluso los propios fumadores- decidan adoptar una postura ética en lo que se refiere al cultivo de tabaco y los menores de edad.
La nicotina a través de la piel
El verano pasado, Fernando y su hermano mayor Brandon Jayubo Rodríguez trabajaron 72 horas a la semana durante tres meses en Carolina del Norte, según lo informa el periodista de la BBC, Aleem Maqbool. En ese momento tenían 12 y 14 años respectivamente. Ganaron entre US$500 y US$600 a la semana sin violar ninguna ley.
"Por lo general, nos levantábamos a las cuatro o cinco de la mañana. Llegábamos a la finca alrededor de las seis", cuenta Fernando Rodríguez un año después. "Pasaba todo el día subiendo y bajando entre las filas de tabaco, cubriendo las plantas, cortando las flores, recolectando las hojas y todo lo demás"."La mayoría de los granjeros se cubren con bolsas de basura, con agujeros en los brazos y la cabeza, para mantener los químicos lejos de la ropa. El primer día que trabajé me llené de productos y no me di cuenta si no al llegar a casa. Sentí que mi rostro se estaba quemando", dijo Rodríguez a la BBC.La investigadora de HRW, Margaret Wurth, destaca con preocupación las condiciones de trabajo de los pequeños."He visto a los niños entrar a campos de tabaco con plantas sobre sus cabezas. Es posible absorber la nicotina a través de la piel. Muchos de los niños que entrevistamos, reportaron síntomas de envenenamiento agudo por nicotina: náuseas, vómitos, dolores de cabeza, mareos", explica Wurth.Para los activistas, no solo hace falta restringir la cantidad de horas de empleo, sino que es necesario vetar por completo a los niños del trabajo del campo."En países como Brasil e India prohibieron a los menores de 18 años de realizar labores relacionadas con el cultivo del tabaco", apunta la investigadora. "Allí hay más leyes y regulaciones para proteger a los niños, de las que hay en EE.UU.".
Por necesidad
Joey Scott es agricultor y proviene de una familia que durante ocho generaciones ha cultivado tabaco en las mismas tierras de Carolina del Norte.Fernando y su hermano mayor Brandon Jayubo Rodríguez trabajaron 72 horas a la semana durante tres meses en Carolina del Norte.
"Me criaron en una granja de tabaco. Mis padres consideraron que era lo suficientemente seguro que yo estuviera ahí", dice. "Yo también pensé que mis hijos estarían a salvo".Scott, que no emplea a ningún menor de 18 años, acepta que es posible que otros agricultores exploten a los más jóvenes. Pero resalta que, en su opinión, los niños que trabajan en los campos de tabaco son patrimonio de la región."Aprendí muchos de mis valores trabajando junto a mis padres y abuelos en el campo, comprendiendo las luchas de todos los días. En la granja aprenden la importancia de un dólar, lo difícil que es producirlo y, en consecuencia, lo gastan con sabiduría".Con él coincide Jessica Rodríguez, la madre de Fernando y Brandon, los chicos que trabajaron durante el verano. Para ella, cuando los niños no están en la escuela, es mucho mejor que trabajen y no se queden en la calle, buscando problemas junto a otros chicos."Hicimos lo que teníamos que hacer para mantener un techo, para comer, tener electricidad, agua… lo importante", dice Rodríguez, antes de admitir que le afectó cuando su hijo menor se quejó del daño por los pesticidas químicos. "Él solo quería ayudar".Human Rights Watch asegura que todas las compañías de tabaco contactadas expresaron su preocupación por las condiciones de trabajo de los niños y aseguran que ya han establecido políticas para abordar el problema.Los activistas, sin embargo, están demandando leyes más explícitas que lo prohíban del todo. También esperan que las empresas tabacaleras inviertan en las comunidades locales, para que las familias tengan opciones alternativas y no se sientan obligados a poner a sus hijos en riesgo.Mientras eso ocurra, el cultivo del tabaco seguirá aumentando, y con él, la demanda de trabajadores agrícolas de todas las edades.
De 133 niños entrevistados por HRW:
53% vieron tractores usando pesticidas en la siembra cuando ellos estaban trabajando o cerca de la plantación.
66% dijeron tener síntomas relacionados con envenenamiento por nicotina, tales como náuseas, vómitos, dolor de cabeza, mareos y falta de apetito.
73% reportó haberse enfermado con náuseas, dolor de cabeza, problemas respiratorios, erupciones en la piel y otros síntomas.
13 años es la edad promedio en que los niños comienzan a trabajar.
Entre 50 y 60 horas a la semana trabajan la mayoría de los niños.