Aragón tiene huevos de sobra para contestar a la crisis del fipronil.Si bien al poco tiempo de conocerse el problema todos los expertos descartaron que la presencia de fipronil pudiera ser perjudicial para el ser humano a no ser que se consumieran huevos en cantidades casi imposibles – se hablaba de centenares de huevos de una sola sentada- la contaminación, que llegó hasta España hace dos semanas en sendas partidas en el País Vasco y Cataluña que fueron retiradas antes de entrar en el mercado, representaba un agujero en los férreos controles que Bruselas impone sobre la agroalimentación.