Los plátanos ponen en peligro la salud de los cocodrílidos de América Central.news.softpedia.es. 19/09/13. La población de cocodrilianos de América Central corre el peligro de experimentar un importante descenso debido a los plátanos, según un artículo publicado recientemente en la revista Environmental Toxicology and Chemistry. Los investigadores afirman que a medida que la demanda mundial de plátanos sigue aumentando, el número de fincas bananeras de América Central crece constantemente.Leer artículo original en inglés.
El problema es que los agricultores de estas plantaciones usan pesticidas que tarde o temprano afectan a los hábitats naturales de los cocodrílidos. La situación es aún más preocupante si tomamos en consideración que en los últimos años, el uso de plaguicidas en AméricaCentral se ha duplicado. Además, Costa Rica está clasificado ahora como el segundo país que más plaguicidas usa en todo el mundo. "Las plantaciones bananeras son un gran negocio en Costa Rica, ya que el país exporta nada menos que 1,8 millones de toneladas al año, es decir, el 10% del total mundial. El clima del noreste del país es ideal para los plátanos", explica el experto Paul Grant, citado por EurekAlert. "Aun así, el Rio Suerte, que fluye a través de esta masiva área de plantación de plátanos, drena en el Área de Conservación de Tortuguero y las frecuentes lluvias pueden lavar los pesticidas de las zonas de plantación, llevando a contaminación y, por consiguiente, a la reaplicación de aerosoles a los cultivos", añadió el investigador. Paul Grant y sus compañeros descubrieron que los caimanes que habitan las zonas donde se drenan estas pesticidas ya tienen una condición física bastante pobre. Además, los análisis de sangre indican que estos cocodrílidos ya tienen 9 pesticidas diferentes en sus cuerpos. De estos 9 pesticidas, 7 son contaminantes orgánicos persistentes cuyo uso fue prohibido en 2011. "Las plantaciones de plátanos son extremadamente importantes para Costa Rica desde el punto de vista económico, pero el hecho de que estos cultivos erosionan los ecosistemas acuáticos destaca la necesidad de una infraestructura regulatoria adecuada”, concluyó Paul Grant.