Una mujer exhala el vapor de un cigarrillo electrónico. / C. RATCLIFFE (BLOOMBERG)Los obuses de ambas partes cayeron sobre la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, cuyos alfiles se estaban preparando, ya en la primavera de 2014, para recomendar a los países miembros una proscripción preventiva y drástica de esas pipas de nicotina en las que fumadores y empresas tabaqueras habían puesto tantas esperanzas. Esperanzas de seguir fumando o vendiendo cosas tóxicas, pero esperanzas al cabo.