Imagen: iStockSin embargo, algunos alimentos que se consideran saludables para los seres humanos, son verdaderamente peligrosos cuando se trata del metabolismo de tu amigo canino. Cuando se trata de compartir algunos alimentos con tu amigo de cuatro patas, hay uno que ya sabrás que debes evitar a toda costa: el chocolate. Es un hecho que hemos asumido cuando tenemos perro, pero lo más probable es que no sepas el por qué a ciencia cierta. En primer lugar, debes saber que el chocolate es tóxico para los perros y para muchos otros animales porque contiene sustancias químicas (metilxantinas) como la teobromina y la cafeína; ambas estimulan el sistema nervioso y cardiovascular. Si bien los seres humanos metabolizamos estas sustancias relativamente rápido, los animales lo procesan lentamente, por lo que los efectos son más pronunciados. En caso de que un perro comiera demasiado chocolate, comenzaría a mostrar una serie de síntomas, que incluyen diarrea, vómitos, espasmos musculares, jadeo, comportamiento hiperactivo, convulsiones y deshidratación. En los peores casos, pueden entrar en insuficiencia respiratoria o experimentar arritmias cardíacas, lo cual puede causar la muerte del animal. Cuanto más oscuro y amargo sea, mayor es el peligroPor si tienes algún atisbo de duda, hay una lista de los chocolates más peligrosos para perros, entre ellos; el polvo de cacao, el chocolate sin azúcar y el chocolate negro, con leche o blanco. Y dado que estos son algunos de los tentempiés más comunes en las casas y nuestros amigos de cuatro patas aman el olor y el sabor de éste, existe un medidor para saber qué tan grave puede ser la ingestión de chocolate. Los diferentes tipos de chocolate contienen distintos niveles de teobromina y cafeína. En general, sin embargo, cuanto más oscuro y amargo es el chocolate, mayor es el peligro de que nuestra mascota experimente algunos de los síntomas anteriormente mencionados. En caso de que tu perro coma una dosis peligrosa de chocolate, siempre es menos tóxico e invasivo si se trata a tiempo. Las metilxantinas también son tóxicas para otros animales. Los gatos son especialmente vulnerables debido a su pequeño tamaño. Afortunadamente para ellos, los felinos carecen de los receptores del gusto que captan los sabores "dulces", y rara vez tienen motivación para comer más que un pequeño lametazo.