Zheng, que dirigió el organismo responsable de aprobar los fármacos entre 1998 y 2005, pidió clemencia a los jueces, argumentando que había confesado sus crímenes y había cooperado con los investigadores. Pero Pekín, sometido a gran presión internacional sobre la seguridad de sus productos ha querido mostrar su determinación para luchar contra este problema.
El alto funcionario fue declarado culpable de recibir dinero y regalos por valor de 6,5 millones de yuanes (627.000 euros). Entre los productos registrados irregularmente bajo su mandato está un antibiótico que mató a 10 personas. La pena capital suele ser aplicada mediante inyección letal o un disparo en la cabeza.