La clausura de la mina Jeffrey marcó el final de una era para la localidad de Asbestos./L.I. Un pueblo al sureste de Quebec busca un nuevo comienzo. Asbestos, localidad en la que habitan cerca de siete mil personas, dependía totalmente de la minería hasta que en 2012 cerraron el yacimiento del tóxico mineral que le dio su nombre.
La que fue catalogada como la localidad más peligrosa de Canadá ahora busca reivindicarse de su turbulento pasado. En el terreno se encuentra la mina Jeffrey, el yacimiento de absesto más grande del mundo que durante un tiempo proporcionó la mitad del suministro mundial de este mineral, también conocido como aminato.
Canadá lideraba en la década de los setenta la exportación de este material a nivel mundial y fue uno de los últimos países en dejar de explotarlo debido a lo importante que era para la economía. Sin embargo, son ahora los canadienses quienes están pagando la factura. El país presenta una de las tasas más altas de personas que sufren de una agresiva forma de cáncer llamada mesotelioma, provocada por la prolongada exposición al material, además de otro número de padecimientos como consecuencia de esta exposición.
La clausura de Jeffrey marcó el final de una era para Asbestos, que dependía económicamente de esta mina y toda la sociedad se revolvía en torno a lo que sucedía en ella. Desde entonces, el pueblo busca un nuevo comienzo alejado de la explotación del nocivo material.
Ocho años han pasado y la localidad ha cambiado de eslogan y de visión general pero el alcalde y los habitantes insisten en que es necesario cambiar el nombre para culminar esta transición. “Queremos desarrollar nuevas relaciones económicas y el nombre nos impide la apertura al exterior”, señala el edil Hugues Grimard a Radio Canadá.
La decisión de cambiar el nombre fue aprobada por unanimidad por el Gobierno municipal para deshacerse de la connotación negativa que daña la reputación de la que están intentando huir. Y, a pesar de que los lugareños afirman estar orgullos de sus raíces y de lo lejos que han llegado en tan poco tiempo, sienten que esto les detiene.
La extracción controvertida del mineral está prohibida en todo el mundo por la toxicidad de sus componentes y la percepción que se tiene del material es negativa y permanecerá así. Por eso, estas siete mil personas necesitan que su casa sea rebautizada. Hugues ya ha formalizado el procedimiento y ahora los locales someterán sus sugerencias a un concurso del que saldrá el nuevo nombre.