En Leverkusen (Renania del Norte-Westfalia), en la sede del grupo alemán Bayer, que compró el estadounidense Monsanto en 2018. Foto Patrick Stollarz. AFP
(Foto: AFP)Sabrina Ortiz, la mujer cuya denuncia expuso el lado más cruel del agronegocio, recibió en su casa a un equipo de la Televisión Pública de Alemania, interesado en su caso y en todo lo que de él pueda derivar, teniendo en cuenta que al mismo tiempo, en el World Conference Center de Bonn, la reunión anual de accionistas de Bayer deparaba una ola de quejas por subestimar los riesgos legales de la adquisición de Monsanto, fabricante de Roundup, el herbicida con glifosato por cuyos efectos nocivos enfrenta más de 13 mil demandas.
El año pasado, en la operación más cara de su historia, Bayer compró la empresa estadounidense Monsanto por un monto cercano a los 63 mil millones de dólares. De esa manera, los "gigantes" DowDupont, ChemChina-Syngenta y Bayer controlan más del 60% del mercado de las semillas y la agroquímica y suministran la mayoría de los organismos genéticamente modificados. "Es una operación que conlleva un alto riesgo para la reputación, pero también enormes oportunidades de mercado", opinó en su momento el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung. No se equivocó. «
Es septiembre de 2018 y una mujer va golpeando puerta por puerta del barrio Santa Julia, en la periferia de Pergamino. Lleva unas planillas con preguntas que ella misma confeccionó: nombre y apellido, dirección, si algún integrante de la familia tiene una enfermedad y, en caso afirmativo, si está vivo o muerto. Extrañamente, la mayoría responde y hasta estampan su firma. Confían en la mujer que, además de ser una vecina más, comparte el mismo sufrimiento. "Empecé hablando –recuerda ahora Alejandra Bianco, en la mesa de un bar– en el almacén, en la carnicería, y así me fui enterando de que Fulanito tenía cáncer, de que Zutanita se había muerto. Después de escuchar ocho o diez veces la misma respuesta, me alarmé. Entonces me senté en mi casa y dije: yo tengo que registrar lo que me dicen los vecinos, si no, no va a quedar ninguna prueba de lo que está pasando".
–¿En todo el barrio?