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Abuso de drogas en médicos argentinos, a propósito de un caso reciente

21 February, 2017
La adicción de un anestesiólogo argentino dispara la preocupación sobre el abuso de drogas en médicos. Por Matías A. Loewy. medscape.com.09/02/17.En la mañana del pasado 31 de enero, un médico anestesiólogo de 27 años de edad, fue detenido en su departamento por golpear hasta desfigurar a una joven de 20 años con quien había estado fumando crack con una pipa casera durante cinco horas. En su declaración ante el juez, el profesional, ex coordinador de anestesiología pediátrica del Hospital Militar Central de Buenos Aires, atribuyó el ataque a los efectos de la droga, aseguró que es adicto desde hace cinco años y que quiere internarse para su rehabilitación. 
Abuso de drogas en médicos argentinos, a propósito de un caso reciente
Perfil de un hombre bebiendo


Por ahora sigue en prisión, pero por posesión de droga: en el domicilio se le encontraron 3,1 gr de cocaína y 0,88 gr de marihuana, además de numerosos fármacos psicoactivos.
Para el padre de la joven, el médico debería seguir detrás de las rejas largo tiempo. Y no sólo por sus antecedentes violentos. "¿Cuántas veces habrá ido a operar drogado? ¿Qué pensarán ahora los pacientes [asistidos por él]?", se preguntó. La madre de la víctima también sostuvo que sería un peligro que siguiera ejerciendo la medicina. En los canales de TV locales, se debatió la necesidad de realizar controles antidopaje de rutina a los médicos del mismo modo que se realizan a los pilotos de avión.
La inquietud no es nueva, pero recrudeció en años recientes. Y se ha planteado incluso desde el mismo ámbito médico. En una columna para Medscape, el Dr. Arthur Caplan, profesor de bioética del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, reconoció que el tema es "muy, muy, muy controvertido". Pero sostuvo que "si vamos a poner adelante la seguridad del paciente y la seguridad se va a volver parte de la calidad de atención, tenemos que aceptar la noción de que los controles de drogas tiene un lugar en nuestros centros de salud, y que los médicos y enfermeros deberían cumplir con ellos".[1]
En un extenso ensayo en Seton Hall Law Review, Angelica Halat recordó que el Juramento Hipocrático [en la versión redactada por Louis Lasagna en 1964 y que es  utilizada en los países anglosajones] incluye las frases "debo tener especial cuidado en los asuntos sobre la vida y la muerte"  y "recordaré que soy un miembro de la sociedad con obligaciones especiales hacia mis congéneres". Agregó Halat: "Un test de drogas al azar un par de veces al año puede ser instrumental para salvar vidas, y es seguramente una faceta de las ‘obligaciones especiales’ que los profesionales de la salud tienen para sus congéneres".[2]
¿Qué tan frecuentes son las adicciones en médicos?
Pese a lo delicado del tema, o, precisamente, por esa misma causa, son escasos los estudios que hayan examinado en la región la prevalencia de adicciones a drogas recreativas en profesionales de la salud.
Las sociedades médicas también son reticentes a discutir públicamente la cuestión. Autores de Argentina, por ejemplo, reportaron una prevalencia elevada de conductas adictivas en el personal hospitalario, pero limitaron su análisis al tabaquismo, el alcohol, la alimentación y la automedicación.[3] "Se podría decir que es un tema invisibilizado", dijo a Medscape en Español Graciela Touzé, profesora e investigadora de la Facultad de Ciencia Sociales de la Universidad de Buenos Aires y presidenta de la asociación civil Intercambios, con sede en Buenos Aires, que trabaja en el estudio y atención de problemas relacionados con las drogas.
En la literatura internacional, en cambio, existen estudios que sugieren que entre un 10 y un 12% de los médicos desarrollarán un trastorno de abuso de sustancias a lo largo de sus carreras, una proporción similar o incluso superior a la del resto de población.[4] Entre los factores que influyen se cita la sobrecarga de trabajo, el acceso más fácil a las drogas, la mayor habilidad para esconder el problema, los errores médicos y el sesgo de selección que orienta hacia la medicina a personas compulsivas y perfeccionistas, que luego no consiguen ajustar el balance entre el tiempo dedicado a su profesión y la vida.[5]
Entre las especialidades médicas, los anestesiólogos parecen ser particularmente proclives al abuso de drogas, en especial, opiáceos.[6]
En una encuesta en Uruguay, los anestesiólogos mostraron tasas de abuso de alcohol, opiáceos y cocaína entre dos y tres veces más altas respecto de los médicos internistas.[7] El Dr. John Tetzlaff, del Instituto de Anestesiología del Cleveland Clinic Lerner College of Medicine, en Ohio, Estados Unidos escribió que, por la naturaleza de su especialidad, los anestesiólogos constantemente obtienen y usan sustancias controladas, así como se convierten en expertos en su administración parenteral. "Este proceso repetitivo crea las condiciones ideales para el desvío de sustancias controladas y la automedicación", sostuvo el Dr. Tetzlaff. "La desafortunada realidad es que la automedicación, de manera rápida y consistente, lleva a la dependencia química con un potencial inusualmente alto de morbilidad y mortalidad".[8]
La adicción es la "sombra negra" que ha acompañado a la anestesia desde sus orígenes, reconocieron los Dres. Christopher Kent y Karen Domino, del Departamento de Anestesiología y Medicina del Dolor de la Universidad de Washington, en Seattle, Estados Unidos. "Los héroes de la temprana historia de la anestesia, Humphry Davy, Horace Wells, Robert Glover y William Halsted, tuvieron una adicción en ocasiones fatal a los anestésicos inhalatorios, la cocaína o los opiodies", señalaron. Y recomendaron que la vigilancia que los anestesiólogosaplican al cuidado de sus pacientes también incluya la vigilancia respecto de la posible adicción de sus colegas "para asegurar de que más anestesiólogosno sufran el destino trágico de algunos pioneros en la profesión".[9]
En Brasil, el 15% de los profesionales de la salud tratados por problemas de abuso de drogas son anestesistas, aunque los miembros de esa especialidad representan sólo el 3% del total los médicos. Para Dra. Flavia Serebrenic Jungerman, integrante del Grupo Interdisciplinario de Estudios de Alcohol y Drogas (GREA) del Instituto de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Pablo, Brasil, y primera autora de un artículo de revisión sobre el tema,[10] a los médicos en general les resulta "extremadamente difícil" reconocer su dependencia y buscar ayuda.
"Tienen mucho que perder en términos profesionales", dijo a Medscape en Español. "Y cuando descubren que otros colegas son adictos, sienten que los pueden perjudicar (o a sus familias) si revelan la enfermedad. Eso resulta en una conspiración de silencio".
Para los especialistas, frente a la sospecha de que un colega tiene un trastorno de uso de sustancias, debe adoptarse una conducta con gran prudencia y consideración. Acusarlo falsamente puede producir un daño extremo al médico, a su familia y a los pacientes. Omitir, actuar y hacer como si no pasara nada, en tanto, puede desencadenar el mismo efecto.[11]
Rehabilitar, no castigar
Por supuesto, la mayoría de los anestesiólogos y de los médicos en general no abusan de las drogas o sustancias. Pero, en cualquier circunstancia, los expertos coinciden en que el primer paso para afrontar el problema de aquellos que sí están afectados es no abordarlo desde el punto de vista represor o punitivo, sino aplicar una política sanitaria que favorezca la rehabilitación personal y profesional.
"Lo primero que genera una respuesta punitiva es el ocultamiento de la situación. Y eso aumenta la dificultad de prevenir e intervenir", dijo Touzé.
En las últimas décadas, se impulsaron iniciativas para el manejo a largo plazo de trastornos mentales y problema de abuso de sustancias en médicos. En Estados Unidos, 47 estados tienen  programas de asistencia específica, los Physician Health Programs o PHP, que promueven la detección temprana, el consejo, la evaluación y la derivación a centros de rehabilitación durante 60 a 90 días.
El tratamiento sigue luego en forma ambulatoria (basado en el programa de 12 pasos) y los médicos enrolados son sometidos a análisis de orina al azar durante cinco o más años.[12] Actualmente, hay 9.000 médicos bajo monitoreo. Al cabo de cinco años, el 71% de los profesionales tratados conservan la licencia y el empleo.
España ha implementado programas similares desde 1998, cuando el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona lanzó el PAIME: Programa de Atención Integral al Médico Enfermo. En sus primeros cinco años de funcionamiento, el PAIME atendió a 613 médicos. En 2002, el 73% de los profesionales bajo tratamiento seguía trabajando.[13] Un proyecto similar en Brasil, la Rede de Apoio a Médicos, fue creado en 2002 y en los primeros cuatro años atendió a 192 médicos del estado de San Pablo por trastornos mentales, burnout o dependencia al alcohol o las drogas.[14]
En Argentina, algunas sociedades médicas empiezan a ofrecer programas para sus asociados. La Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimación de Buenos Aires (AAARBA), retira temporariamente del quirófano a los profesionales adictos o con otros trastornos, les financia la rehabilitación y les mantiene el seguro médico. Sin embargo, no tiene poder para suspenderles la licencia durante el proceso y, por ende, es posible que puedan seguir trabajando en centros pequeños o periféricos aún sin que se haya verificado una recuperación completa. Los datos sobre caudal de participantes y resultados se mantienen en reserva.
Aunque no existen registros públicos en la región, es probable que los resultados de estas iniciativas sean muy positivos. De acuerdo a los estudios internacionales, los médicos tienen tasas de abstinencia muy altas (entre 74% y 90%) una vez completados los programas de rehabilitación, cifras similares a las que consiguen los pilotos de avión y superiores a las de la población general.[4] "Una vez diagnosticados, los médicos adhieren más [a los programas de rehabilitación] porque son acompañados de cerca y tienen exigencias de participar y de someterse a tests toxicológicos. Esa es la condición para retornar al trabajo", señaló la Dra. Serebrenic Jungerman.

El Dr. Peter Grinspoon, profesor de medicina en Harvard y miembro del plantel del Hospital General de Massachusetts, es un médico rehabilitado del abuso de opiáceos. "Llevo diez años limpio", se enorgullece. Escribió un libro, "Free Refills. A Doctor Confronts His Addiction" (Hachette Books, 2016), en el que describe de manera honesta y sensible cómo pasó de ser un respetado profesional a un adicto que no vaciló en mentir, robar y manipular para satisfacer su necesidad de drogas. También, de qué manera se puede volver del infierno y como ayudar a quienes atraviesan una situación similar.
En diálogo con Medscape en Español, el Dr. Grinspoon aseguró que los médicos con adicciones que son tratados y monitoreados, tienen una tasa de éxito del 80% en su proceso de rehabilitación. Y están en perfectas condiciones para atender pacientes, siempre que acepten participar en programas de control que verifiquen su abstinencia. "De algún modo, somos más seguros que otros médicos, porque muchos doctores tienen adicciones y depresiones sin tratar, mientras que nuestros problemas están a la luz, tratados y monitoreados", enfatizó.
Sin embargo, con relación al caso particular en Argentina, el médicos anestesiólogo detenido en Buenos Aires, el Dr. Grinspoon se mostró más cauto: "Un médico con antecedentes de violencia, vinculados o no al uso de drogas, es una historia diferente. Sería muy renuente a permitir que vuelva a la práctica, pero debería conocer más detalles de la situación antes de hacer un juicio definitivo".
¿Controles antidopaje? ¡No!
Por otra parte, el Dr. Grinspoon manifestó su franco desacuerdo con la implementación de masivos controles antidopaje al azar para los médicos. "No es el camino", subrayó. "Esos análisis tienen muchos falsos negativos (los médicos son lo suficientemente sofisticados como para engañar el control) y, lo que es peor, falsos positivos, lo que puede generar un daño incalculable en la carrera. Muchas sustancias pueden tener reacciones cruzadas y producir resultados positivos, incluso si no hubo consumo de drogas ilícitas. O el laboratorio puede tener errores. ¿Retiramos a cada doctor de la práctica cada vez que hay un resultado positivo? ¿Confirmamos el estudio? ¿Cómo? ¿Qué hacemos con los pacientes mientras tanto?", se preguntó.
Y agregó: "El análisis de drogas es imposible de interpretar sin un contexto. ¿Al médico le prescribieron legítimamente un analgésico por un tratamiento odontológico? ¿Tomó una vieja píldora del botiquín, procedente de una prescripción válida, para un dolor de cabeza circunstancial? Este tipo de situaciones ocurre todo el tiempo y es imposible interpretar los tests de drogas sin un equipo de monitores que conozcan al médico, y que entiendan de adicciones, que es lo que teníamos cuando trabajé con profesionales adictos en el Physician Health Program (de Massachusetts). Incluso entonces, era difícil interpretar los resultados positivos de los análisis, y estamos hablando de un centenar de médicos estudiados.
¿Cómo se podría hacer lo mismo con decenas de miles de médicos? ¡La idea es ridícula!"
De acuerdo con el Dr. Grinspoon, una solución mucho mejor consiste en educar sobre adicciones y burnout, así como crear un ambiente menos punitivo y más contenedor. "El médico debería poder pedir ayuda si lidia con alguna adicción, sin temor a que le quiten la licencia. ¡Así va a pedir ayuda antes de que pase algo trágico!", puntualizó.
En una columna reciente para Los Angeles Times,[15] el Dr. Grinspoon resumió su perspectiva sobre el fenómeno. Señaló que la sociedad ha empezado a cambiar su mirada sobre la adicción, desde una falla moral que amerita un castigo hasta una enfermedad que puede ser tratada con éxito. Y que eso es tan válido para un médico como para cualquier otro.
Dejando de lados casos extremos con otras aristas inexcusables, como la violencia de género o hasta el tráfico de drogas, la dependencia a sustancias no debería implicar el fin de ninguna carrera. "Cuando un médico abusa del alcohol o las drogas, debería ser tratado con compasión y cuidado", escribió el Dr. Grinspoon. "En lugar de revocar o suspender su licencia como un acto reflejo, las juntas médicas de los estados pueden usualmente asegurar la seguridad de los pacientes manteniendo a los médicos en el trabajo bajo estricta supervisión. He visto que el proceso de recuperación permite que vuelvan a la práctica productiva mejores médicos, dado que fortalece aquellas cualidades que más quiere la gente en quienes atienden su salud: humildad, empatía y paciencia".

Referencias

  1. Caplan A. Doctors and Nurses Should Be Drug-Tested — Get Used to It. Medscape. Agos 01, 2013. Disponible en: http://www.medscape.com/viewarticle/808385

  2. Halat, Angelica, ""An Anesthesiologist, a Brain Surgeon and a Nurse Walk into a Bar . . . ": A Call for Change in How America Handles Health Care Worker Substance Abuse" (2016). Law School Student Scholarship. Paper 753. Disponible en: http://scholarship.shu.edu/student_scholarship/753

  3. Ferrada P, Salomón S, Pina J et al. Evaluación de conductas adictivas en personal médico y no médico en un hospital de agudos: estudio comparativo. Rev Med Universitaria-UNCu. 2008; Vol 4 N°3. Artículo

  4. Berge KH, Seppala MD, Schipper AM. Chemical Dependency and the Physician. Mayo Clinic Proceedings. 2009;84(7):625-631.

  5. Reese S. Drug and Alcohol Abuse: Why Doctors Become Hooked. Medscape. May 06, 2015. Disponible en: http://www.medscape.com/viewarticle/843758

  6. Calabrese G. Fármaco-dependencia en anestesiólogos, un gran problema ocupacional actual. Rev. colomb. anestesiol. [online]. 2006, vol.34, n.2 [cited 2017-02-07], pp.103-111. Artículo

  7. Barreiro G, Benia W, Francolino C et al. Consumo de sustancias psicoactivas: estudio comparativo entre anestesiólogos e internistas en Uruguay. Anest Analg Reanim [online]. 2001, vol.17, n.1 [citado 2017-02-07], pp.20-25. Artículo

  8. Teztlaff JE. Drug DiversionChemical Dependence, and Anesthesiology. 2011. Adv Anesth 29: 113-27

  9. Kent CB y Domino KB. A History of Drug Addiction in Anesthesia. The Wondrous Story of Anesthesia. Eger II EI. et al (edit). 2014; Nueva York: Springer. Pág. 219-27

  10. Jungerman, FS, Palhares Alves HN, Carvalho Carmona MJ et al. Anesthetic drug abuse by anesthesiologists. Rev. Bras. Anestesiol. [online]. 2012, vol.62, n.3 [cited 2017-02-07], pp.380-386. Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-70942012000300010&lng=en&nrm=iso

  11. Boyd JW. Deciding Whether To Refer a Colleague to a Physician Health Program. AMA Journal of Ethics. 2015. Oct; 17;10: 888-893. doi: 10.1001/journalofethics.2015.17.10.spec1-1510.

  12. DuPont RLMcLellan ATCarr G y cols. How are addicted physicians treated? A national survey of Physician Health Programs. J Subst Abuse Treat. 2009. Jul;37(1):1-7. doi: 10.1016/j.jsat.2009.03.010.

  13. Arteman Jané A. Programas especiales dirigidos al médico enfermo. JANO EXTRA 2004. Vol. LXVI (N.º 1.514): 17-26. Disponible en: http://www.jano.es/ficheros/sumarios/1/66/1514/17/1v66n1514a13060093pdf001.pdf

  14. Palhares Alves HN. Dependência química entre médicos: a experiência de um serviço pioneiro no Brasil – Rede de Apoio a Médicos. Tesis doctoral, San Pablo, 2007. Disponible en: http://www.uniad.org.br/images/stories/arquivos/TESE_HAMER.pdf

  15. Grinspoon P. "Up to 15% of doctors are drug addicts. I was one of them." Los Angeles Times, 5 de junio de 2016. Disponible en: http://www.latimes.com/opinion/op-ed/la-oe-grinspoon-addicted-doctors-20160605-snap-story.html

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