¿Fue asesinado Mozart con la terrible «acqua toffana»? Por Pedro Gargantilla*. abc.es. 12/08/18. Doscientos años después de su muerte, se barajan 150 causas para la muerte del genial compositor austriaco. Una de ellas es un veneno insípido, incoloro e inoloro administrado por un enemigo. Misterio, enigma, mucha literatura y una elevada dosis de curiosidad por parte de melómanos y científicos han salpimentado los últimos días de la vida de uno de los grandes genios de la música clásica: Wolfang Amadeus Mozart (1756-1791).
Retrato de Wolfang Amadeus Mozart (1756-1791) – Barbara KrafftSeis meses antes del exitus había confesado a su esposa Constanze el temor de que alguien le estaba envenenando con acqua toffana, un cóctel mortal de cantáridas y arsénico. Este veneno era un líquido insípido, incoloro e inoloro que se comercializaba en pequeños frascos en los que se mostraba la imagen de algún santo, generalmente san Nicolás de Bari. Aparece mencionado en «El conde de Montecristo», en donde se señala que lo vendían mujeres –las Tofanas- tanto en Perugia, como en Nápoles, Roma y Palermo. ¿Quién querría envenar a Mozart?Se han barajado dos sospechosos del supuesto envenenamiento de Mozart: el misterioso personaje que le encargó el «Réquiem» y Antonio Salieri (1750-1825), su gran rival en la corte austriaca. El Réquiem se lo encargó el conde melómano y excéntrico Franz von Walsegg (1763-1827), que adquiría obras y luego borraba el nombre para adjudicarse la autoría, al tiempo que se ejecutaban de forma privada en su castillo de Stuppach. La autoría por parte de Salieri es la que más ha calado en el acerbo popular y eso se lo debemos al drama escrito por Alexander Puskhin, musicado por Rimski-Korsakov, reelaborado por Peter Shaffer y, llevado al séptimo arte, por Milos Forman en su genial película «Amadeus» (1984). ¿Quién puede luchar contra tanta calumnia? Sin embargo, la ausencia de determinados síntomas en el historial clínico de Mozart, como son el temblor y la marcha tambaleante, hace insostenible que pudiera ser envenenado por el acqua toffana u otros metales pesados. Una asistencia médica de lujoA finales de noviembre de 1791, tan sólo dos días después de su último concierto, el compositor austriaco se sintió obligado a permanecer en cama. Tan sólo dos semanas después fallecía sin que ninguno de los médicos que le atendió describiese de forma pormenorizada el cuadro clínico. Tras el fallecimiento fue inhumado en el cementerio vienés de St. Mark, en una tumba anónima que nunca ha podido ser identificada. A pesar de todo, de lo que nadie puede dudar es que Mozart disfrutó de la atención médica de la Viena del momento: el doctor Thomas Franz Closset, el galeno personal del primer ministro austriaco, y el doctor Mathias Edler von Sallaba, que tiempo después sería el médico jefe del Hospital General de Viena. ¿De qué murió realmente?A pesar de los avances científicos actuales tenemos serias dificultades para conocer la causa exacta de la muerte del genial compositor austriaco. Por una parte, no se realizó autopsia al cadáver, por otra la medicina clínica del siglo XVIII no había desarrollado los métodos más elementales de la medicina actual, como son la medición de la presión arterial, la frecuencia cardiaca, la temperatura o la frecuencia respiratoria, por lo que en la descripción de su muerte no hay datos objetivos ni cuantificables. Por si esto no fuera suficiente, varias enfermedades actuales no se conocían, y los nombres de algunos síntomas y signos no se corresponden con los actuales, por lo que conducen con facilidad a errores clínicos. Así, en aquella época se hablaba de «reumatismo o fiebre reumática» para referirse a cualquier sintomatología es la que hubiera fiebre y dolor articular. Todas estas limitaciones no han sido óbice para que los médicos que se han acercado a la patobiografía de Mozart hayan emitido más de 150 diagnósticos diferentes. Entre las enfermedades se encuentran las leucemias, los linfomas, la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico, la sífilis o la malaria. Que cada cual elija la que más le guste. * Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación