"El baile", de Henri Matisse, fue un cuadro encargado por un magnate ruso para adornar las escaleras de su mansión.Un sabio árbitro entre el rojo furioso y el implacable amarillo, el naranja es el pigmento sobre el que gira la pintura, una bisagra que le permite a una obra de arte oscilar entre estados opuestos del ser: entre este mundo y el más allá, entre la vida y la muerte.
El cuadro "Autorretrato de aureola y serpiente", de Paul Gauguin. (Crédito de foto: National Gallery of Art)
"Sol ardiente de junio" es un cuadro donde el naranja se toma todo el protagonismo. (Crédito foto: Museo de Arte de Ponce)
El naranja es fundamental para los trazos de la barba de Vincent van Gogh.
Durante años el naranja se obtuvo de materiales volcánicos. Uno de ellos era el tóxico oropimento.
"Las puertas", de Christo y Jeanne-Claude, es una muestra de cómo el naranja ha llegado al arte contemporáneo.