Un grupo de niñas en un gimnasio en Reykjavik. DAVE IMMS PARA MOSAIC / EPVEn mi paseo me acompañan Gudberg Jónsson, un psicólogo islandés, y Harvey Milkman, catedrático de Psicología estadounidense que da clases en la Universidad de Reikiavik durante una parte del curso. Hace 20 años, cuenta Gudberg, los adolescentes islandeses eran de los más bebedores de Europa. “El viernes por la noche no podías caminar por las calles del centro de Reikiavik porque no te sentías seguro”, añade Milkman. “Había una multitud de adolescentes emborrachándose a la vista de todos”.
DAVE IMMS PARA MOSAICEn 1991, Milkman fue invitado a Islandia para hablar de su trabajo, de sus descubrimientos y de sus ideas. Se convirtió en asesor del primer centro residencial de tratamiento de drogadicciones para adolescentes del país, situado en la ciudad de Tindar. “Se diseñó a partir de la idea de ofrecer a los chicos cosas mejores que hacer”, explica. Allí conoció a Gudberg, que por entonces estudiaba Psicología y trabajaba como voluntario. Desde entonces son íntimos amigos.
DAVE IMMS PARA MOSAIC.La participación en Juventud en Europa se hace a iniciativa de los Gobiernos nacionales, sino que corresponde a las instancias municipales. El primer año acudieron ocho municipios. A día de hoy participan 35 de 17 países, y comprenden desde zonas en las que interviene tan solo un puñado de escuelas, hasta Tarragona, en España, donde hay 4.200 adolescentes de 15 años involucrados. El método es siempre igual. Jón y su equipo hablan con las autoridades locales y diseñan un cuestionario con las mismas preguntas fundamentales que se utilizan en Islandia más unas cuantas adaptadas al sitio concreto. Por ejemplo, últimamente en algunos lugares se ha presentado un grave problema con las apuestas por Internet, y las autoridades locales quieren saber si está relacionado con otros comportamientos de riesgo.
Puede que Jón y Birgir sean más aficionados al fútbol de lo normal, y también que tengan más talento (a Jón le han ofrecido una beca de fútbol para la Universidad Metropolitana del Estado de Denver, y pocas semanas después de nuestro encuentro, eligieron a Birgir para jugar en la selección nacional sub-17), pero, ¿podría ser que un aumento significativo del porcentaje de chavales que participan en actividades deportivas organizadas cuatro veces por semana o más tuviese otras ventajas, además de que los chicos crezcan más sanos?