La exposición a la contaminación atmosférica podría aumentar el riesgo de muerte prematura. Por Mary Elizabeth Dallas.nlm.nih.gov. La partículas tóxicas finas son absorbidas en la profundidad de los pulmones y la sangre, según los investigadores.Respirar pequeñas partículas de sustancias tóxicas presentes en el aire podría llevar a un aumento del riesgo de muerte prematura, según sugiere un estudio reciente de gran tamaño.Leer relacionado: Efectos a largo plazo de la contaminación atmosférica sobre la mortalidad natural, amplio estudio
Contaminación con material particulado
(Sertox)
"Nuestros datos se suman a las evidencias cada vez mayores de que la materia particulada es realmente dañina para la salud, ya que aumenta el nivel general de mortalidad, y la mayoría de esas muertes se deben a enfermedades cardiovasculares, además de los fallecimiento por enfermedades respiratorias de las personas que no fuman", comentó el investigador principal del estudio, George Thurston, en un comunicado de prensa del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (NYU). Thurston es profesor de salud poblacional y medicina ambiental en el Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York. Los datos usados en este estudio procedían del gobierno y de fuentes independientes, agregó Thurston. Pero este estudio solamente ha podido mostrar una asociación entre el riesgo más alto de muerte prematura y la contaminación atmosférica; no puede demostrar que exista una relación de causalidad. Las partículas finas a menudo se componen de sustancias tóxicas, como el arsénico y el mercurio. Las partículas químicas que contaminan el aire son microscópicas. Eso significa que son demasiado pequeñas para verlas a simple vista. Su diminuto tamaño les permite atravesar las defensas del cuerpo. Pueden ser absorbidas hasta las profundidades de los pulmones y el torrente sanguíneo, lo que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas y pulmonares graves, afirmaron los investigadores. Estas partículas también pueden transportar contaminantes en estado gaseoso, como los óxidos de azufre y de nitrógeno, hasta los pulmones. A diferencia de las sustancias naturales de mayor tamaño, estas partículas diminutas no pueden expulsarse al toser ni al estornudar, explicaron los investigadores. Los investigadores advirtieron que incluso unos pequeños incrementos en este tipo de contaminación atmosférica pueden aumentar el riesgo de fallecer por cualquier causa en un 3 por ciento. Un incremento en la cantidad de partículas finas en el aire aumentó el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiacas en aproximadamente un 10 por ciento, según el estudio. Y las personas del estudio que no fumaban tenían un riesgo de muerte por enfermedad pulmonar un 27 por ciento más alto cuando se exponían a niveles altos de partículas químicas. El estudio contó con la información de más de 560,000 hombres y mujeres. Los participantes rellenaron encuestas sobre su salud y su dieta realizadas por los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU. y la AARP (anteriormente conocida como la Asociación Americana de Jubilados [American Association of Retired Persons]). Los voluntarios del estudio tenían entre 50 y 71 años de edad y procedían de 8 estados de EE. UU. Los investigadores también recogieron información sobre la cantidad y el tipo de contaminación atmosférica donde vivían los participantes. Esta información provino del Sistema de Calidad del Aire de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. y de otras bases de datos. Tras tener en cuenta otros factores que podrían afectar a la salud y la longevidad, los investigadores descubrieron que el sexo, la edad y el nivel educativo no alteraron los efectos de la exposición a la materia fina particulada. Los autores del estudio tienen planificado seguir con su investigación, mediante el examen de qué componentes de la materia particulada son los más tóxicos. También esperan determinar la fuente de estos contaminantes. "Necesitamos dar una mejor información a los legisladores sobre los tipos y las fuentes de contaminación particulada para que sepan en qué enfocar las regulaciones", señaló en el comunicado de prensa el investigador principal del estudio, Richard Hayes, profesor de salud de la población y medicina ambiental en el Centro Médico Langone de la NYU. "Es especialmente importante seguir monitorizando los riesgos para la salud a medida que se fortalecen las normas nacionales sobre la contaminación atmosférica", añadió. Los hallazgos del estudio se publicaron el 15 de septiembre en la revista Environmental Health Perspectives.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola DoctorFUENTE: NYU Langone Medical Center, news release, Sept. 15, 2015 HealthDay