Hasta ahora, los expertos sanitarios creían que las bebidas azucaradas y la diabetes tipo 2 estaban asociadas porque el azúcar fomenta el aumento de peso, y la grasa corporal contribuye a la resistencia a la insulina, que antecede a la diabetes.
Reciclaje de latas de refresco. EL MUNDOHasta la fecha, argumentan los investigadores, las evidencias al respecto "eran limitadas". Se sabe que la ingesta de bebidas carbonatadas aumenta la adiposidad, pero no había una respuesta clara sobre su papel en el desarrollo de la diabetes. Para abordar esta cuestión, un equipo internacional de científicos liderado por la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha realizado un meta-análisis centrado en el análisis de 17 estudios observacionales (seleccionados entre más de 1.937 artículos) "que no están financiados por la industria", aclara de Fumiaki Imamura, uno de los responsables de este trabajo. Un detalle importante, dado que, tal y como mostraba un estudio español en 2013 en la revista ‘PLos Medicine’, "los estudios que defienden la inocuidad de las bebidas azucaradas están financiados por la propia industria", señala Miguel Ángel Martínez-González, miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn). Aluden que simplemente "aportan un añadido calórico como cualquier otro producto alimenticio" y en cuanto a posibles efectos sobre la salud, "aseguran que están mediados por la obesidad", no son consecuencia directa del consumo de refrescos.