Una vez pasado el maremoto de las fiestas, la guardia no tuvo tiempo de respirar. Porque los siete días siguientes ingresaron otros seis pacientes: Valentín, Evelin y dos chiquitos más. “Sin dudas estamos viendo una mayor tasa de ataque. Los niños están más susceptibles. Necesitan más días de internación y mucho más suero”, indicaba Nilda Gait, jefa de Toxicología del centro de salud de Bajada Pucará.