Al evaluar ambos productos, el jefe de farmacología quedó tan impresionado por la diacetilmorfina que rechazó el AAS, alegando que no tenía interés y que incluso podía ser tóxico para el corazón. Decidieron centrarse en el primero. Le pusieron de nombre comercial Heroína, por lo “heroico” que decía sentirse todo aquel que la probaba.
Gema de la Asunción es la responsable de la Unidad de Cultura Científica del Centro de Química Orgánica Lora-Tamayo (CENQUIOR) del CSIC.