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Sobre serpientes venenosas y antídotos eficaces no está todo escrito

17 July, 2013
El jeroglífico de los venenos. levante-emv.com. 17707/13. Investigadores valencianos del CSIC analizan las toxinas de los antídotos junto a grupos de Australia, Costa Rica e Inglaterra. Un mismo antídoto contra la mordedura de diferentes especies. El grupo del Instituto de Biomedicina de Valencia que dirige Juan José Calvete ha logrado que el antídoto contra la mordedura venenosa de una especie de serpiente sea también eficaz contra las de otras especies del mismo género, lo que facilitará y abaratará el tratamiento. 
Sobre serpientes venenosas y antídotos eficaces no está todo escrito
Jeroglífico egipcio
(SerTox)
El estudio de los componentes químicos del veneno de las 500 especies de serpiente de mordedura letal que hay en el mundo se asocia internacionalmente al nombre de un investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el de Juan José Calvete Chornet (Valencia, 1957), biólogo y jefe del Laboratorio de Venómica Estructural y Funcional del Instituto de Biomedicina de Valencia, que desde hace una década analiza en detalle la composición química (proteínas) de los antivenenos para hallar nexos en común entre las diferentes especies y crear antídotos polivalentes y de amplio espectro para llegar a las zonas del mundo más afectadas por los grandes vipéridos.La OMS registra anualmente 5,4 millones de accidentes por mordedura de serpiente -24 casos en España de tres especies de víbora, ninguno letal- que dejan tras de si 125.000 muertos.
Facilitar la producción a escalaEl hallazgo de antídotos comunes que sirvan paran combatir los efectos venenosos de la mordedura de especies distintas facilitará a las farmacéuticas la producción a escala de los productos, abaratará su precio y los hará más accesibles a las poblaciones más afectadas por las mordeduras, que suelen son campesinos de áreas remotas y con pocos recursos.Calvete trabaja en colaboración con investigadores de la Universidad de Melbourne, Australia; con la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, Inglaterra, y con el Instituto Clodomiro Picado de Costa Rica. Todos ellos estudian diferentes aspectos de las toxinas del veneno de las serpientes, concretamente el grupo de Valencia aporta el análisis químico proteómico (proteínas y toxinas) de los compuestos que se encuentran en las glándulas situadas en la mandíbula superior de los ofidios. El investigador afirma que el estudio global del veneno permite "entender la composición y la función del efecto de esas toxinas en la patología del envenenamiento".Las toxinas que conforman los venenos son proteínas y la letalidad de cada una de ellas depende de su potencia intrínseca y de la concentración del veneno, como indica Calvete, cuyo grupo ha caracterizado ya de forma funcional y estructural medio centenar de venenos con relevancia médica."Los venenos de las serpientes, como todos los materiales biológicos, tienen un tronco común en evolución", explica el científico que detalla que las serpientes reclutaron una serie de proteínas que tenían una función fisiológica en el cuerpo que se fueron modificando en el transcurso de la evolución para elaborar toxinas en la glándula del veneno.Además, las serpientes que durante su evolución desarrollaron proteínas con toxicidad (veneno) adquirieron una ventaja evolutiva para alimentarse y sobrevivir, eran mejores a la hora de competir por los recursos y dejaban más descendencia.
Similitudes y diferenciasDurante su investigación, el biólogo, que cuenta con más de 300 publicaciones, observó que hay venenos de especies muy diferentes que tienen una composición muy similar y otras muy próximas en el árbol evolutivo con venenos muy diferentes.Al laboratorio de Biomedicina llegan liofilizados los venenos de serpientes de Centroamérica y Sudamérica, África, Asia y Papua-Nueva Guinea. "Identificamos los componentes para establecer la relación entre los diferentes venenos, para ver las similitudes y las diferencias", declara el investigador que agrega que en los colmillos se las serpientes venenosas hay unas proteínas anticoagulantes, como en los de los vampiros aunque con fines distintos. Estos para evitar que la sangre se coagule y alimentarse de la presa y los vipéridos para que el animal se desangre, se debilite y la intoxicación sea mayor.
Anacondas y boasEntre las serpientes estudiadas por Calvete y su grupo figuran las cascabel, cobras, víboras, mambas… Las míticas boas, anacondas y pitones de la familia de los boidos no inyectan veneno, prefieren el estrangulamiento, "son evolutivamente más primitivas, porque el veneno es una innovación evolutiva de 60 millones de años de historia para que las relativamente pequeñas cazaran piezas más grandes de una manera química".El investigador explica que hay dos tipos de venenos: los neurotóxicos que atacan a los centros nerviosos de las presas y de efecto muy corto, que está presente en los elápidos (cobra, mamba…) localizados en Asia, Australia, Papúa-Nueva Guinea y los hemorrágicos, paralizantes y más lentos que afectan al sistema sanguíneo y muscular y es característico de los vipéridos (víboras, cascabel…) del Oeste de África, Europa y América.Una vez desarrollado el antiveneno, el trabajo del equipo de Venómica es estudiar la reacción del antídoto con proteínas de venenos de otras serpientes para observar qué ocurre y comprobar si puede ser efectivo. Los resultados han concluido que ese antiveneno reaccionaba muy bien para otras especies afines, lo que permite ampliar el rango clínico del antídoto.Calvete clasifica los venenos por el tipo de toxinas que contienen para encontrar la mezcla de los mínimos venenos, "que en su conjunto incluyan todas las toxinas que queremos neutralizar"."Lo que se pretende es que los antídotos que se produzcan tengan la mayor polivalencia posible para que cubran todas las especies del territorio donde se va a aplicar, sin necesidad de tener que identificar la especie concreta, lo que facilita el tratamiento", añade. "Saber qué serpiente es la que ha mordido es a veces dificil y muchas veces imposible, por lo que se desconoce el antídoto y la gente muere y cuando se identifica, el remedio es tan caro (porque hay muy poco), que las víctimas no lo pueden pagar y también mueren".El grupo de Biomedicina ha constatado que la inmunidad y reactividad del antídoto contra la mordedura de las serpientes de una especie del género Lachesis era válido para tratar el efecto tóxico del veneno de las otras cuatro especies de mismo género que se encuentran en Centro América y Sudamérica. "Ahora sabemos que con solo un antídoto podemos neutralizar cualquier tipo de mordedura de las cinco especies que ocurra en un territorio tan extenso".
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